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Crítica express: Jersey boys

Publicado el 13 septiembre 2014 por Universo De A @UniversodeA

Crítica express: Jersey boys

-Jersey boys: sinceramente, las palabras “Clint Eastwood” y “musical” no me encajaban bien en la misma frase; tal vez sea por esa fama de tipo duro que el mismo ha contribuído a crear, que no le va para nada a la especial sensibilidad que se necesita para comprender un género (acerca de eso, este artículo mío resulta muy revelador) tan complicado y tan esquivo a la hora de dirigir. Pero por otra parte, también es verdad que Clint Easwood es muy americano, y el musical es una de las señas de identidad por excelencia de EEUU (o eso nos quieren vender)… así que sólo quedaba ver el resultado final, que era bastante impredecible; directores casi noveles habían triunfado con ese género y otros veteranos habían sido incapaces de sacarlo adelante.

Pero antes de meterse en eso, hablemos del musical en sí, una obra de Broadway (escogida medio por despecho, Eastwood quería hacer otra versión -sí, ¡otra más!, como si aún no tuvieramos “The artist” lo suficientemente reciente… y lo peor es que seguro que arrasaría en los óscar- de “Ha nacido una estrella” con Beyoncé -superoriginal, seguro que aportaría algo novedosísimo que Barbra Streissand no dio- pero la agenda de la artista, o quizás su sentido común, lo impidió) que por lo visto aún sigue en cartel.

Pero no nos dejemos engañar, este no es un musical de verdad (por mucho que esté en Broadway) o no de los buenos al menos, veréis, de todos los subgéneros que ha dado a luz el musical, uno de los peores es el musical de recopilación (creado con canciones metidas con calzador de manera más o menos aceptable en un argumento), pero sin duda, el que lo supera ampliamente en lo negativo, es el musical basado en grupos o en cantantes (con quizás alguna, más o menos, excepción -y sólo más o menos- como “Dreamgirls”, “La vie en rose” o “Beyond the sea”), ¿por qué? pues porque las canciones no es que ya vayan con calzador, es que además van mal encajonadas y se nota, en algunos casos ni se molestan en que formen parte del argumento, ¿para qué?, simplemente se ponen, se interrumpe totalmente la acción, y se espera que el espectador lo aguante porque le gusta el cantante/grupo, y ha ido a ver un musical sobre ellos; pero para el resto, pues el resultado es un aburrimiento total (bastante elocuente ha sido el que la distribuidora ni siquiera se molestara en subtitularla, o en hacerlo, de la forma más absurda, dos o tres versos en alguna canción, nunca en todas, nunca la canción completa… patético).

En definitiva, ya desde el principio nos encontramos con la peor versión del musical (este incluso parece europeo, ni una sóla canción fuera de contexto), y por supuesto, la historia carece de originalidad, es la de siempre, tipos que salen de la nada, triunfan y tienen problemas después causados por su propia fama… qué aburrimiento.

Por encima, estos musicales tienen tantísimos problemas para ser buenos, precisamente porque ya hay que respetar demasiadas cosas: música y letras no compuestas para el argumento; una historia que ya está escrita realmente, y a ser posible, encajar las canciones de la forma correcta cronológicamente… vamos, una misión casi imposible para hacer un auténtico musical, si no se tiene un talento enormísimo.

Así pues, ya nos encontramos con un original muy pero que muy defectuoso y que, a menos que estuviese dirigido por una mano maestra capaz de hacer una remodelación completa, está destinado inevitablemente al desastre… y como por fin, finalmente concluí con esta película, tras dudar en otras muchas, Eastwood está muy lejos de ser una mano maestra, ni siquiera un buen director.

Eastwood como director siempre me había producido, hasta ahora, sentimientos contradictorios, por una parte, reconocía que sus películas parecían bien dirigidas, pero ninguna me hacía sentir nada e incluso había cosas que sabía que no terminaban de funcionar… ¿qué pasaba?; tras el visionado de esta película, y con otras tantas a mi espalda, por fin conseguí desvelar el misterio.

Eastwood realmente no es un buen director, y disimula su escasa pericia detrás de las cámaras a través de un academicismo extremo, que hace que las películas parezcan estar, en apariencia, técnicamente bien y sean difíciles de criticar; porque, al igual que un niño copiando unas letras, estas pueden estar bien escritas, pero eso no significa que el niño en cuestión sepa escribir o leer, sólo que sabe imitar un signo.

Esto se nota en muchas cosas: para empezar, en que no sabe crear situaciones verdaderamente dramáticas; como ejemplo muy tangible, sus películas están plagadas de comedia involuntaria por todas partes, apenas recuerdo una en la que no me partiera de risa en una situación supuestamente dramática, desde “Los puentes de Madison”, hasta “El intercambio”, pasando por “J. Edgar” y sobre todo “Gran Torino” (que soy incapaz de tomarme en serio). Deste luego, esto se debe (y no deja de ser sorprendente, dados sus inicios en la industria) a una mala dirección de actores; pero también, este tema, casi anecdótico, es sin embargo el perfecto reflejo de que es incapaz de crear un climax de ningún tipo, por ello, sus películas acaban por no decir nada, porque no hay emoción, no hay sentimiento, y realmente, en el fondo, no están bien hechas; es más, llegan a aburrir, y hay momentos realmente pesados en estos filmes en los que dan ganas de dejar de verlos a la mitad. Concluyendo, y haciendo una analogía con otro arte: tú puedes pintar el retrato más perfecto del mundo, tan hiperrealista que una fotografía no pueda ser mejor… pero ello no necesariamente conseguirá transmitir algo acerca del retratado, que al final, es lo auténticamente importante en el arte. Este es pues, tras muchas películas, mi dictamen final y definitivo sobre Clint Eastwood como director.

Otro buen ejemplo de todo lo anterior, en la película de la crítica, es el recurso de los protagonistas mirando a cámara, al principio parece muy original, pero pronto empieza a oler, y finalmente te das cuenta de a qué apesta… a teatro; es un recurso total y absolutamente teatral mal reconvertido, al cine, (bueno, ni siquiera, ¡trasladado directamente sin más!; de hecho, estoy casi seguro de que se hace en la función de Broadway función tras función) por ello termina por no funcionar.

A destacar como algunos chistes involuntarios en esta película, una secuencia en concreto: el protagonista y una chica están en una cita romántica y estos son algunos de sus mejores dialogos:

“-Me llamaré Frank Vally con “y”.

-Deberías de llamarte Valli con “i”; ¿con “y”?, ¡qué gilipollez!, además, nadie sabe que coño es la “y”, ¿es una vocal?, ¿es una consonante?, ¿de que va?. La “i” expresa lo que eres, es como si le dijeras a todos “ese soy yo, ¡y me importa una mierda lo que penséis!”, además todas las palabras italianas acaban en vocal: mamma, pizza….

(…)

-Llevas un perfume precioso, ¿cómo se llama?.

-¡Jabón!, ¿quieres dejar de decir gilipolleces?”.

Y sin embargo, irónica y paradójicamente, esto no es en absoluto incompatible con que en ocasiones sea capaz de causar un aburrimiento brutal, una pesadez de mirar el reloj, preguntarte cuando acabará y por qué te has decidido a pagar por ver la película o por qué estás invirtiendo tu tiempo en ello….

Pero volviendo a “Jersey boys”, se supone que pretende ser un musical, pero yo me atrevería a afirmar que no lo consigue (quizás en eso también la culpa sea de Eastwood, que aparentemente parece despreciar el género y pretender hacer un musical sin hacerlo), pues la verdad es que los números musicales, en su gran mayoría, están ahí como podrían no estarlo, no llegan a formar parte de la historia, y desde luego, no son inalienables a esta o a su argumento, constituyen desde luego, una banda sonora potente e importante por tratarse de la biografía de un grupo musical, cosa que sería difícil de realizar sin sus canciones, pero eso no significa que cuenten nada, o aporten algo a nivel musical, que no lo hacen.

Al final, lo cierto es que esta película sólo puede interesar a los que quieran saber la vida de los Four seasons… al resto, se la traerá al pairo, puesto que la película ni aporta nada más, ni tiene ninguna otra virtud extra, más bien todo lo contrario. Yo ya desconfiaba y lo intuía, y desgraciadamente he acabado teniendo razón.

Por tanto, si muchas veces he criticado el subgénero del musical de recopilación, y he dicho que no es el camino a seguir, aún critico más este, que es la peor versión. Sin embargo, es cierto que hay que apoyar al género para que se hagan más… aunque esperemos y deseemos que no como esta, pues sino, el género está hundido.


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