[Crítica] Insensibles: Las cicatrices del alma

Primer largometraje del hispano-francés Juan Carlos Medina, Insensibles es un thriller histórico que mezcla también el fantástico y el terror y cuyo guion firma el propio director junto a Luiso Berdejo, coguionista de REC. Esta es una coproducción entre España, Francia y Portugal, que cuenta con un buen reparto encabezado por Álex Brendemühl, Juan Diego, Félix Gómez y Bea Segura, además del actor islandés Tómas Lemarquis y el holandés Derek de Lint.

Por una parte, la película nos presenta a un grupo de niños que, en los años treinta, sufren una enfermedad por la cual no tienen sensibilidad física y, ante el miedo de sus conciudadanos a que se hagan daño a sí mismos o a los demás, son recluidos en un sanatorio mental. Y, en otra línea de tiempo, se nos muestra una trama ambientada en el presente, contándonos la historia de un cirujano que, después de un accidente en el que muere su pareja pero sobrevive el bebé que esperaban, le es diagnosticado un cáncer y necesita un trasplante de médula de sus padres. Esto provoca que el protagonista descubra que los que creía sus progenitores biológicos no son tal y tendrá que enfrentarse a un pasado que le une a esos niños insensibles y a sus trágicas vidas.

El contexto que va desde la república hasta el franquísmo lleva la trama de los niños insensibles y el sanatorio, convertido después en cárcel y lugar de interrogatorios salvajes, a una mezcla de terror y fantástico. Una trama que recuerda a los filmes de Guillermo del Toro El espinazo del diablo o El laberinto del fauno por su ambientación de género fantástico de un periodo histórico como es la guerra civil, donde, como hizo el director mexicano, se recurre a explicar la historia desde el punto de vista de la infancia siendo estos los más inocentes e indefensos y a la vez los más perjudicados. También en la trama del presente un niño recién nacido mueve la historia, puesto que para que su padre sobreviva y el bebé tenga un futuro feliz, se tienen que cerrar las heridas abiertas del pasado.

No se encuentra el espectador ante “otra película de la Guerra Civil” sino ante un filme de género, un cuento de terror que engancha con una trama que habla de la insensibilidad física y emocional. Con momentos duros (las heridas que se hacen los niños resultan un tanto gores) y un trabajo interesante de la fisicidad del dolor emocional del niño protagonista cuyo cuerpo se va invadiendo de cicatrices.

Al final, con la investigación del pasado (con historias personales escondidas, traumas, …) por una parte, y la transformación de un niño condenado a ser un monstruo debido a un encierro que solo puede conducir a la locura, por otra, este filme convoca temas de nuestra historia como son los niños robados o la memoria histórica que aunque muchos no quieran (entre ellos el personaje de Juan Diego que suplica a su hijo que “no remueva el pasado”) siguen afectándonos.

Los actores y el director en la presentación de Insensibles en el Festival Nocturna. Foto: Pilar Baena