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Crítica | “Isla Bonita”, cuando Woody Allen se cruza con la ‘Movida Madrileña… o Menorquina’

Publicado el 06 noviembre 2015 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Ficha técnica | Título original: Isla Bonita. Director: Fernando Colomo. Guión: Fernando Colomo, Olivia Delcán, Miguel Ángel Furones. Reparto: Olivia Delcán, Fernando Colomo, Nuria Román, Miguel Angel Furones, Lilian Caro, Tim Betterman, Lluís Marqués. Género: Drama, Romance. Duración: 101 minutos. Año: 2015. País: España. Fotografía: Alfonso Sanz. Música: Fernando Furones. Productora: Comba Films, La Perifèrica Producciones. Distribuidora: Surtsey Films.

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Fernando Colomo es como ese acantilado que aguanta el envite de viento y marea  año tras año desafiando al tiempo y aún así, sigue en pie. El director madrileño se reinventa una y otra vez y resurge como paradigma del cine español, que lo mismo está en crisis, que pega el pelotazo para luego volver a hundirse y resurgir nuevamente. Eso sí, el realizador de “Tigres de papel”, siempre lo hace –sinceramente, no sé cómo– con una sonrisa… en el espectador.

Fer (Fernando Colomo), un veterano y enamoradizo realizador publicitario venido a menos, es invitado por su amigo Miguel Ángel (Miguel Ángel Furones) a su retiro dorado en la isla de Menorca. El problema es que la joven esposa de éste (Lilian Caro) también ha invitado a su madre y sobrinos, por lo que Miguel Ángel no tiene más remedio que colocar a su amigo en casa de Nuria (Nuria Román), una atractiva escultora anti-sistema que vive en permanente conflicto con su hija también, la también enamoradiza Olivia (Olivia Delcán).

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Como ya digo antes, Fernando Colomo  ha hecho de de todo en los últimos 40 años en el cine español: pequeños films de corte político, comedias sencillas, comedias de ciencia ficción medieval, comedias de aventuras tropicales, comedias de guiris en Granada… y algún que otro drama. Gran presupuesto, presupuestos ínfimos, televisión, cine… hasta publicidad, como su personaje en “Isla bonita”, su última propuesta. Aquí, tras una serie de producciones complicadas, decide volver a la simplicidad de su película “La línea del cielo”, pero esa simplicidad es más en tareas de producción que en lo que se ve en pantalla.

Colomo no es ese tipo de cineasta que pone el guión al servicio de la imagen sino que, fiel a su estilo, mima el texto y da la mano al espectador porque quiere que este  acompañe a los personajes de sus filmes. “Isla bonita” no es una excepción, aunque el guión aquí haya surgido sobre la marcha. Hay un viaje tanto físico como interior en esta propuesta, pero ya no sólo de los dos Fernandos, el director y el intérprete, sino también para los personajes que le rodean.  La gran diferencia es que aquí, el director cinéfilo se monta un “algo” parecido al Dogma 95 en pleno 2015 y se centra en las personas, en sus conflictos internos y sobre todo, en las interpretaciones, resaltando los diálogos más frescos del reciente cine. Y no sólo español, ojo.

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Aquí el guión se ha montado sobre una estructura a la que se le ha ido recubriendo de los mimbres cinéfilos y cinematográficos del director. Así consigue hacer una película heredera de la Nouvelle Vage y a su vez totalmente hipster, esto es, retoma la pureza de rodar con equipo mínimo, de forma realista y diálogos naturales, espontáneos, centrándose en los personajes a pesar de la belleza embriagadora del entorno, a la manera de los maestros franceses, y de esa forma consigue ser totalmente moderno. Colomo, cual Truffaut, se sigue a sí mismo y con la complicidad de amigos y algunos actores, ha conseguido una de las películas más hermosas y completas de los últimos años. Hermosa por el entorno, claro, pero también por la delicadeza con la que cuida a ese puñado de personajes, alguno un tanto mezquino, alguno con excesivos pájaros en la cabeza, todos con demasiado mundo interior, que les llevan a no tomar las decisiones más adecuadas en demasiadas ocasiones, pero todos ellos adorables. En algún momento me recuerda un tanto a “Jules et Jim”, pero también veo algo de “Manhattan” o “Annie Hall”, algo que al hablar con el director no se le había pasado por la cabeza, pero es que el que es cinéfilo encuentra en pequeños detalle, no sólo en lo bajito, delgaducho y con gafas de ambos, sino porque Fernando no aprovecha su película para glorificarse, sino que se presenta bocazas, patán y muy desnortado vitalmente, algo que el director que se dirige no suele hacer, pero que el responsable de “Todos dicen I love you” ha hecho su marca de la casa. Pues Colomo se ha convertido en ese Allen español, con todo lo que ello significa.

No voy a comentar muchos detalles de realización, de gran simpleza, pero efectiva, con la sabiduría de un calígrafo que escribe a la perfección, pero que no quiere destacar. Pero además al enterarme de que no contaron con iluminación artificial, y ver que en ocasiones ha conseguido planos de gran belleza, me ha ganado. Los únicos momentos en los que la realización chirría es ese momento hedonista del director en que rescata interpretaciones de filmes previos, pero es un chiste tan simpático que se lo perdonamos.

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Pero ya centrándose en las interpretaciones, a Colomo ya le conocíamos como actor, aunque nunca había llevado el peso de un film. Aquí, sin embargo, es uno de los pilares de esta trama pretendidamente coral pero apuntalada en dos personajes que son el de Fernando y el de Olivia. Fernando, como sus amigos, se interpretan a sí mismos. Son naturales, espontáneos y no caen en la corrección absoluta del intérprete clásico que nos haría creer cualquier cosa, sino que quienes pretenden ser es ellos mismos y lo hacen de la forma más natural posible y Colomo, viejo zorro, sabe que de esa manera nos van a enganchar porque son totalmente entrañables. Por otro lado los jóvenes sí que son profesionales y sorprendentemente hacen una sólida interpretación, y digo sorprendentemente porque es su primer papel en un largo, destacando sobre todo a Olivia la protagonista, quien pasa del extremo de chica adorable a bicho insoportable para volver a engancharnos inmediatamente con sobrada naturalidad.

No me voy a extender mucho más, admirando los diálogos y la profundidad de la propuesta, todo ello sin perder el habitual sentido del humor de su autor, porque creo que ya todo el mundo lo ha recalcado una y otra vez y voy a decir que un director de 69 años acaba de hacer el film más joven de los últimos tiempos, que entronca con esa forma de hacer cine que tanto Paco León como Jonas Trueba están llevando adelante, que es la de demostrarnos pedazos de su realidad, haciendo un cine cercano y sobre todo, de calidad.

Un 9 para la película de Colomo, por su gran frescura y su profundidad. Sin pretender ser dogmáticos, ni ir más allá de la anécdota, el realizador ha conseguido reflejar un pedazo de vida, con su artificio, claro, pero un pedazo de realidad. ¿Que quizá pudiera haber llegado al sobresaliente con un guión más estudiado? No, entonces hubiera perdido su esencia que, como esa isla bonita que es Menorca, es la de vivir los pequeños detalles poco a poco.

Crítica: Juan Pablo Pérez-Padial


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