Crítica John Carter

Resulta hasta mediocre con una increíble timidez, siendo que es el origen de tantas historias fantásticas y no todo lo contrario.

 ★★½☆☆ 

Mientras Disney se lamenta del fracaso económico, yo lo hago por las oportunidad perdida que representa no tener una saga de aventuras digna de innumerables secuelas.

Está es la segunda ocasión que la magia de la compañía del ratón no puede con la adaptación de una obra literaria de Edgar Rice Burroughs, primero fue con la versión infantil de “Tarzán” y ahora fue incapaz de crear un auténtica experiencia cinematográfica y mucho menos una en taquillas con “Una Princesa de Marte” o como Disney tanto insiste en cambiarle el nombre a la última de sus historias: John Carter.

Me lamento porque el talento involucrado no haya podido condensar una historia que no se sintiera como si uno estuviera en la montaña rusa con subidas, bajadas y sin llegar a ningún lado. El hecho de que el material tenga un siglo y no sea tan innovador en estos tiempos donde hemos sido expuestos a Indiana Jones, Star Wars y Avatar, no quiere decir que el libreto tenga que sufrir una tremenda aglutinación de mitología que fácilmente hubiera dado pie a otra película.

Todo empieza bien, con el relato de un John Carter (Taylor Kitsch) pobretón en busca de su cueva de oro en Arizona, que sin querer lo lleva a descubrir la puerta al lejano mundo de Barsoom. Créanme que me sentía satisfecho hasta ese mítico instante donde Carter comienza a dar sus grandes pasos por la superficie marciana, pero el cambio de escenario altera por completo el ritmo de la película y yo esperaba lo contrario, es como si alguien hubiera dado freno a toda esa energía de la primera parte y ahora tenemos que soportar una introducción de los problemas bélicos del planeta y la estructura social de los nativos.

El talento que tiene el director Andrew Stanton hacia sus personajes es evidente, aún con la gran cantidad de efectos digitales hace que los Tark sean algo más que pixeles en la pantalla. No existe duda de que estos alienígenas puedan existir en algún lugar del universo y a pesar de los cliché que resulten sus actitudes salvajes, su presencia no se vuelve en un fastidio como los despreciables “Gungan” (también con quien los comparo). Respecto a los actores de carne y hueso, creo que no debe de haber ningún descontento de como Taylor Kitsch logra llevar el aventurero personaje, al menos no se ve ridículo combatiendo monos blancos gigantes o volando por los aires en una carcacha voladora y en los momentos románticos con la bella Dejah Thoris (Lynn Collins) logra mantener nuestro interés (aunque no broten chispas en la pantalla). También la actriz Lynn Collins resulta salir bien librada de la maldición de heroínas combativas que por lo visto nadie ha podido quitarle el trono a Lucy Lawless con su mítica Xena, aquí se puede decir que sin mayor esfuerzo logra convencer su papel de princesa desesperada por no casarse con el malo de la película y hay que reconocer que no se ve tan mal en los acercamientos de cámara o desenvainando una espada.

Conforme transcurre la película es que nos vamos dando cuenta que la mitología respecto a Barsoom no logra sostenerse, resulta ser demasiado para el director que se ha especializado en relatos sencillos, pero con alto contenido de emoción. En breves fastidiosos diálogos se pretende dar continuidad a la historia con unos villanos que dejan demasiado que desear: desde Sab Than (Dominic West) a la cabeza como el peón de un juego de dominación global y en donde sólo le falta la risa malvada para completar su gris interpretación, hasta los que en verdad están vestidos de gris, son calvos y son tan misteriosos en sus planes que tienen que soltar toda la sopa al héroe al estilo de los villanos de James Bond. Sin el tiempo necesario y la dedicación de Stanton para cimentar tan oscuros personajes, sólo tenemos que esperar la inevitable batalla final que llega sin peso, sin nada importante por el que se tenga que arriesgar.

Lo más triste es que nunca experimente un sentimiento de aventura o emoción como sucedió con “Avatar”, considerando que una es inspiración de la otra, resulta deprimente. No se puede culpar la falta de recursos económicos, ni mucho menos tecnológicos, yo pensaba que se veía baratos los efectos visuales en los trailers y hasta caricaturescos, pero fueron mucho más aceptables de lo que me imagine. Ni mucho menos la incompetencia de parte de un reconocido director como Andrew Stanton quien es responsable de los clásicos “Buscando a Nemo” y “Wall-e”. Las actuaciones fueron más que adecuadas. Es simplemente que nunca logra ser una verdadera historia romántica, aventura incomparable y no tiene una gran batalla épica que perdurará por la eternidad. Resulta hasta mediocre con una increíble timidez, siendo que es el origen de tantas historias fantásticas y no todo lo contrario.

Mi intención no es arruinarle la experiencia, porque dentro de todo lo que he escrito existe una entretenida película que vale la pena su asistencia en el cine. Sus expectativas no se traducen a las mías y por lo tanto se que será de su agradado. Con tanta crítica negativa, hasta han de pensar que uno le exagera, es sólo que esto daba para ser noticia como uno de los grandes estrenos del año y no como el primer gran descalabro taquillero de 2012. Lástima.

Trailer  John Carter : Entre dos Mundos