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Crítica la catedral del mar (2018), por albert graells

Publicado el 01 noviembre 2020 por Matias Olmedo @DragsterWav3
CRÍTICA LA CATEDRAL DEL MAR (2018), POR ALBERT GRAELLS
“La catedral del mar” es una miniserie de televisión española basada en la malísima novela del barcelonés Ildefonso Falcones. 
El autor del libro (publicado en 2006), abogado de profesión y aficionado a la historia pero no a pagar a hacienda (típico, por otra parte, de los patriotas de boquilla peperos como él o Dolors Montserrat), dedicó cuatro años a escribirlo, de lo cual se puede dar fe al leer la novela, pues está muy bien documentada. Sin embargo, éste es el único aspecto positivo de éste best-seller, del que se han vendido más de seis millones de ejemplares en 32 países, no sé cómo ni porqué, pero se han vendido. 
Como no hay paz para los malvados, desde entonces Falcones ha publicado otras cuatro novelas, que no leeré ni que me apunten con una escopeta, entre ellas una continuación de su primera obra. 
Tal fue el (inmerecido e inexplicable) éxito de la novela que, diez años después, se dio luz verde a su adaptación televisiva, con participación de Netflix y un presupuesto de 12 de millones de euros que posibilitaron un rodaje de seis meses con 2.500 figurantes. 
La serie, de sólo ocho capítulos, está bien en el aspecto de recreación artística. Los escenarios, los decorados, el atrezo, el vestuario, el maquillaje... y los actores tampoco lo hacen mal, pero hasta aquí llegan sus aspectos positivos, todo lo demás resulta insuficiente o deficiente, y la principal causa de ello es que la serie adapta muy fielmente una obra literaria mediocre. 
CRÍTICA LA CATEDRAL DEL MAR (2018), POR ALBERT GRAELLS
Poniendo un buen ejemplo, la novela “Forrest Gumb”, escrita por el recientemente fallecido Winston Groom, es una porquería literaria, es mala de cojones. Sin embargo, la adaptación cinematográfica que dirigió Robert Zemeckis es muy buena. ¿Cómo es posible? Pues porque la película no es fiel a la novela, de ella sólo adapta lo poco que era bueno, y todo lo demás que era malo lo cambia radicalmente. Con “La catedral del mar” ocurre lo contrario. La novela sólo tiene de bueno la recreación histórica, todo lo demás es malo: construcción de personajes, desarrollo de las tramas, diálogo... Al adaptar tan fielmente la novela, la serie hace suya todo lo malo que tiene el libro, que es casi todo. 
Lo que hizo Falcones en su primera novela es un vulgar plagio de “Los pilares de la Tierra”, novela (esta sí, muy buena) que también tuvo una adaptación televisiva a modo de serie de ocho capítulos infinitamente mejor que esta serie de “La catedral del mar” (y con cuatro veces mayor presupuesto). Falcones sabe escribir (no es analfabeto), sabe documentarse (no es perezoso), pero no sabe narrar, no sabe desarrollar historias, no sabe entrelazar tramas, no sabe construir personaje... Y ninguno de los cuatro guionistas de la serie, incluyendo el propio Falcones, ha sabido o no ha querido (o ambas cosas) corregir y/o mejorar eso. 
Falcones no es Ken Follett ni es Noah Gordon, que sí son buenos novelistas históricos. El hábitat natural de la obra del escritor barcelonés son las estanterías móviles con novelas históricas de bolsillo (el 90% de ellas ambientadas en la Antigua Roma o en la Edad Media) en los quioscos y librerías aeropuerto. Si se adapta fielmente una obra de dicha calidad, la adaptación no será mucho mejor, por mucho que los actores lo hagan bien y la recreación histórica esté currada, porque seguirá fallando lo principal: el guión. 
La serie comparte con la novela el planteamiento de una historia y el desarrollo de unas tramas inverosímiles, donde hay un montón de casualidades y momentos muy forzados que no tienen mayor objeto que ser un recurso para que la narración vaya a la dirección que Falcones le interesa. Como consecuencia de eso, los personajes no son creíbles ni tienen una evolución coherente, todos están dibujados de forma maniqueista y la mitad de ellos parecen tener un trastorno bipolar. Ves la serie y la pena no la sientes por los personajes sino por los actores, que se nota el esfuerzo que hacen para interpretar lo mejor que pueden unos personajes que no se pueden creer. De hecho, al preproducirse la serie a toda prisa, no hubo tiempo para que los actores ensayaran, y se nota. 
CRÍTICA LA CATEDRAL DEL MAR (2018), POR ALBERT GRAELLS
La dirección de la serie no es mucho mejor. El director, el también barcelonés Jordi Frades, dirige la serie como si esta fuera otra telenovela de TV3 de las que dirigió veinte años antes. Tú ves “La catedral del mar” y se nota que está dirigida por alguien que pasó por el plató de “El cor de la ciutat” y dijera: ponme la cámara acá, vosotros decís vuestros diálogos y haced lo que sea con las manos, y primera toma a positivar que a las cinco me he de ir a recoger al nene del colegio. 
Lo efectos visuales tampoco son una maravilla. El croma canta de manera vergonzosa. Hay otra serie española, “La peste”, cuya primera temporada costó 2 millones de euros menos que “La catedral del mar”, y tiene unos efectos visuales mucho más mejores, y encima tiene una mejor recreación, unas mejores actuaciones, y una dirección infinitamente mejor. Así que los problemas de “La catedral del mar” no vienen del generoso presupuesto, sino de la mediocridad del guión, de lo insípido de la dirección, y de los efectos visuales realizados sin ganas. 
Los actores lo hacen lo mejor que saben o pueden, y benditos sean por ese esfuerzo. La mejor actuación, sin duda, la de Josep Maria Pou (no José María Pou, como se empeñan en traducir en España, como si a Andrew Garfield lo llamaran Andrés y Anthony Hopkins lo llamaran Antonio, sólo falta que además lo llamen José María Pozo). Otro gran actorazo, Ginés García Millán, consigue también levantar la serie en los ratos en los que aparece. El resto de intérpretes, pese a su sincera labor, no consiguen compensar la pésima construcción y el nefasto desarrollo de los personajes que interpretan. 
En conclusión. “La catedral del mar” es una porquería, tanto la novela como la serie, cualquiera de las dos es peor que la otra. Comparar esta novela/serie con la novela/serie “Los pilares de la Tierra” es como comparar “Mentiras y gordas” con “Ciudadano Kane”.
Mi calificación es:CRÍTICA LA CATEDRAL DEL MAR (2018), POR ALBERT GRAELLS

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