Revista Cine
Había muchas expectativas con la nueva película de Daniel Sánchez Arévalo. Tras la fantástica "Azuloscurocasinegro" y las entretenidas "Gordos" y "Primos", todos esperábamos la película definitiva del joven director. Y no ha decepcionado. "La gran familia española" es un retrato social lleno de emoción, nostalgia y algo de humor, que se coloca a la altura de su ópera prima.
Este último trimestre del año se plantea como el más fuerte del 2013 para el cine español. "Justin y la espada del valor", "Las brujas de Zugarramurdi", "Caníbal" y "3 bodas de más" son algunos títulos que se estrenarán en este final del año con altas esperanzas de éxito. Dentro de este grupo, por supuesto, estaba esta comedia nostálgica que arrancará más de una sonrisa y más de una lágrima.
Todo transcurre en apenas unas horas, las que duraron la final del Mundial de fútbol que ganó España. Con ese telón de fondo, y con una boda de por medio que no podía haberse celebrado en peor momento, se desarrolla toda una trama de claro-oscuros donde las intimidades de la familia se pondrán de manifiesto a lo largo de la película.
Cada familia es un mundo, y en todas las familias "cuecen habas". Ése parece ser el mensaje de Daniel Sánchez Arévalo que vuelve a contar con sus actores fetiche como son Quim Gutiérrez y Antonio de la Torre, amén de un cameo de Raúl Arévalo, habitual en todos sus títulos. Además, en esta ocasión, se completa el reparto con Verónica Echegui, Miquel Fernández, un espléndido Roberto Álamo y los chavales Patrick Criado, Arantxa Martí y Sandra Martín.
A través de los sentimientos y situaciones que surgen, el director desarrolla un enrevesado trabajo de desarrollo de personajes. Su habilidad para montar un amplio engranaje de subtramas relacionadas entre sí es de gran mérito. A eso hay que añadir dosis de humor fantásticas, sobre todo a cargo del personaje de Roberto Álamo, un auténtico regalo a la interpretación.
En definitiva, una película redonda (nunca mejor dicho), recomendable, que pone el listón muy alto para un director acostumbrado a los retos y que ha hecho de su cine cotidiano y amigable una seña de identidad. La nueva generación de actores que ya prometía en "Azuloscurocasinegro" son una realidad, una maravillosa realidad.
Este último trimestre del año se plantea como el más fuerte del 2013 para el cine español. "Justin y la espada del valor", "Las brujas de Zugarramurdi", "Caníbal" y "3 bodas de más" son algunos títulos que se estrenarán en este final del año con altas esperanzas de éxito. Dentro de este grupo, por supuesto, estaba esta comedia nostálgica que arrancará más de una sonrisa y más de una lágrima.
Todo transcurre en apenas unas horas, las que duraron la final del Mundial de fútbol que ganó España. Con ese telón de fondo, y con una boda de por medio que no podía haberse celebrado en peor momento, se desarrolla toda una trama de claro-oscuros donde las intimidades de la familia se pondrán de manifiesto a lo largo de la película.
Cada familia es un mundo, y en todas las familias "cuecen habas". Ése parece ser el mensaje de Daniel Sánchez Arévalo que vuelve a contar con sus actores fetiche como son Quim Gutiérrez y Antonio de la Torre, amén de un cameo de Raúl Arévalo, habitual en todos sus títulos. Además, en esta ocasión, se completa el reparto con Verónica Echegui, Miquel Fernández, un espléndido Roberto Álamo y los chavales Patrick Criado, Arantxa Martí y Sandra Martín.
A través de los sentimientos y situaciones que surgen, el director desarrolla un enrevesado trabajo de desarrollo de personajes. Su habilidad para montar un amplio engranaje de subtramas relacionadas entre sí es de gran mérito. A eso hay que añadir dosis de humor fantásticas, sobre todo a cargo del personaje de Roberto Álamo, un auténtico regalo a la interpretación.
En definitiva, una película redonda (nunca mejor dicho), recomendable, que pone el listón muy alto para un director acostumbrado a los retos y que ha hecho de su cine cotidiano y amigable una seña de identidad. La nueva generación de actores que ya prometía en "Azuloscurocasinegro" son una realidad, una maravillosa realidad.
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