De nuevo somos víctimas de una invasión extraterrestre, ahora causada por “chispitas” que caen del cielo para succionar la electricidad del planeta y de paso también nosotros. El concepto de tales seres no es despreciable, pero si la clase de personajes por los que debemos apoyar durante poco más de una hora.
Todo comienza aparentemente bien. Conocemos a Sean (Emile Hirsch) y Ben (Max Minghella), una pareja de jóvenes empresarios que buscan cerrar un trato de negocios en Moscú. Suficiente decir que no resulta la gran oportunidad de sus vidas, por lo tanto recurren a un bar para ahogar sus penas y de paso conocer dos estúpidas turistas norteamericanas llamadas Natalie (Olivia Thirlby) y Anne (Rachael Taylor), que se la pasan todo el tiempo desconsertadas en un país extranjero. Si lo anterior fue muy fuerte, se darán cuenta que es uno de varios estereotipos que el filme se esfuerza en propagar.
No pasa mucho tiempo para empezar a ver bolas de luz caer del cielo, luego vemos al mismo curioso agente de policía del trailer ser aniquilado de la forma más cruel, asombrosa y rápida posible, para terminar en una estampida de gente corriendo por sus valiosas vidas. Hasta ese momento, todo era aceptable: los villanos resultaron eran interesantes, los escritores se habían tomado el tiempo en presentarnos los personajes y al menos no era Nueva York o Los Ángeles de nuevo como ciudades predilectas para el fin del mundo (espero que cuando dichas ciudades sean de nuevo objetivo de invasión, reciban al menos un obsequio, cupón y oso de peluche para conmemorar el evento).
A partir de que el grupo de cinco sobrevivientes sale de su refugio para conocer una bella ciudad desolada, es que comienzan a dar signos de extrema estupidez . Todo es a causa de un libreto que busca excusas absurdas para ofrecer escenas de peligro, a cambio de volver sus personajes en auténticos fastidios. Desde la chica nerviosa que hace todo sin pensar, hasta el valiente con arma de fuego por el que no logras sentir empatía y hasta tienes el deseo de que muera lo antes posible. Por eso nunca llegas a emocionarte de lo que sucede en pantalla, no puedes creer las decisiones que toman este grupo de ingenuos, ni mucho menos que sigan vivos.
Lo único positivo fueron los extraterrestres de composición electromagnética, imposible de detectar a simple vista que resultan ser un auténtico reto como enemigo a vencer. No me importaba la ambigüedad de sus intenciones, sólo que necesitaban la energía eléctrica para alimentarse. Los trucos para esconderse de ellos son divertidos, haciéndome dudar de porque no pensaron los sobrevivientes cubrirse por completo de plástico para que no detectaran sus impulsos bioeléctricos. Lástima que tal potencial se vaya a la basura, porque el resto si lo es.
Pronto, el grupo de norteamericanos conoce a otros sobrevivientes con la sorprendente capacidad del hablar inglés. Son retratos vivientes de estereotipos rusos con dos patas, que resulta increíble que esto venga de un director con herencia del mismo país. Si pensaba que eran insoportables antes, estos todavía se vuelven más, porque los hacen ver como héroes capaces de salvar al mundo.
A todo esto, hay que agregarle unos dolorosos diálogos llenos de valentía y orgullo, que viniendo de los jóvenes sobrevivientes suenan a burla. Lo peor es que los escuchan al momento de salvar a una media naranja pérdida de un romance que creció de la nada, sólo para ofrecernos la típica escena donde el arma no funciona cuando más se necesitaba.
Ni el desenlace logra borrar tan terrible experiencia. Todavía tienen la osadía de restregarnos en la cara las habilidades tácticas de los turistas que ahora resulta son los comandantes de una fuerza guerrillera.
Después de ver “Atack the Block”, se que es posible una película exitosa de invasión y con los mismos trucos de siempre. Pero esto , no vale para nada la pena.
Calificación: ★☆☆☆☆
Trailer La última noche de la humanidad (Hispanoamérica) / La hora más oscura (España) / The Darkest Hour (Estados Unidos)