En plena época Navideña nos llega esta tercera entrega de las crónicas de Narnia, “La travesía del viajero del Alba”, precioso título para una historia que desgraciadamente no da demasiado de sí (igual que le pasaba a su predecesora). Según se dice, Disney se desentendió de la saga Narniana por varios motivos. El principal y más obvio, el económico ya que “El príncipe Caspian” no llegó a recuperar lo invertido pero ojo, contando sólo con Estados Unidos (141 millones de los 225 que costó) porque si sumamos la recaudación internacional el total supera los 400 millones. De ahí que se rumoree que los estudios Disney tenían algún otro motivo oculto: Que en cada nuevo episodio se va haciendo más y más notable el hecho de que la saga de C.S. Lewis hace apología al cristianismo de una forma no tan subliminal como cabría esperar. Sólo hay que ver el final de esta entrega para comprobarlo. Elucubraciones aparte, pasemos a analizar la película sencillamente por lo que es, una historia de aventuras y animalillos parlanchines dirigida a un público infantil.
En esta entrega sólo veremos a dos de los cuatro hermanos Pevensie. Los mayores hacen alguna aparición esporádica, más por mantener la continuidad de la saga cinematográfica que por otra cosa, porque que en el libro ni se los nombra. Lucy y Edmund comparten su nueva aventura en Narnia con su primo Eustace, un niño repelente y malcriado que nada tiene que ver con ellos. Y así, tras atravesar un cuadro de la casa de sus tíos, se encuentran nadando en mar abierto y, casualidades de la vida, por allí pasa el viajero del Alba, un pequeño velero capitaneado por su viejo amigo el Príncipe Caspian (ahora Rey). Éste se encuentra en una dificil misión: Llegar a las islas solitarias (cercanas al fin del mundo) para rescatar a los siete lores de Narnia (o lo que quede de ellos). Todo parecido con Piratas del Caribe 3 no es para nada coincidencia.
Podríamos decir que “La travesía del viajero del Alba” trata de recuperar el espíritu de la primera parte y en cierto modo lo consigue aunque esta vez los efectos especiales no son tan espectaculares y los protagonistas han perdido esa frescura que encandiló a medio mundo hace unos años. No obstante me ha sorprendido muy gratamente Eustace Scrubb (Will Poulter). El pequeño es sin duda el mejor personaje de esta nueva entrega. El más divertido y el mejor dibujado.
El diseño de producción sigue estando a la altura, sobretodo por el barco en el que viajan los protagonistas, construído por la Fox tal y como lo vemos en la película. De la dirección de Michael Apted no hay mucho que decir, cumple con su función sin más.
Sigo pensando que la elección de las adaptaciones de la saga de Lewis después de la maravillosa “El león, la bruja y el armario” no ha sido nada acertada. “El príncipe Caspian” es algo así como “La amenaza fantasma” de Star wars, un capítulo que podrían haber resumido en 15 o 20 minutos de la siguiente película. Veremos qué taquilla hace esta tercera parte pero mucho me temo que nos quedaremos sin ver el nacimiento de Narnia (del libro “El sobrino del mago”) que es con mucho, la mejor y más emocionante historia de la saga.
Conclusión: “La travesía del viajero del Alba” es una película entretenida sin más. Supera a la anterior entrega aunque desde luego no se puede comparar con algunos de los estrenos de estas Navidades y eso no dice mucho en su favor. Creo que la fidelidad absoluta de la adaptación que se ha hecho de la obra de Lewis, casi punto por punto, ha sido un error en este caso porque la historia tiene un regusto añejo y desfasado que no ayuda nada. Aún así yo espero poder ver algún capítulo más, sobretodo porque “La silla de plata” está protagonizada por Eustace (y Polly, un nuevo personaje) y me encantaría ver de nuevo a Will Poulter en acción. De hecho ya lo dejan claro por si acaso con esa frase final de Aslan a Eustace: “Narnia podría necesitarte más adelante”. Este domingo saldremos de dudas…