Revista Cine
Crítica lejía neutrex futura (2001), por albert graells
Publicado el 18 noviembre 2020 por Matias Olmedo @DragsterWav3Esta crítica es diferente, puesto que no refiere a ninguna película ni serie ni videojuego sino sobre un anuncio, y seguramente no será la primera critica de un anuncio que se publique en éste magnífico blog.
Hasta ahora en Dragster Wave sólo se había publicado reviews de películas, videojuegos y, desde hace poco, series de televisión. Pero, al igual que las películas, los videojuegos y las series de televisión, los anuncios (o comerciales) de televisión también son producciones audiovisuales que cuentan historias. Y su caso es mucho más meritorio, pues mientras un largometraje tiene sesenta o más minutos para contar un historia, y un cortometraje dispone de entre un minuto y veinte minutos para hacerlo, un anuncio sólo cuenta con un espacio de tiempo de entre diez y treinta segundos para explicar una historia, casi nada.
Si el cine nació en 1895 (oficialmente), el anuncio de televisión lo hizo en 1941, es decir, se llevan haciendo comerciales televisivos de hace 79 años. La función de estas pequeñas piezas comerciales es, a través de una historia narrada audiovisualmente, vender un producto, un servicio o un mensaje ideológico, mayoritariamente éste último se trata de vender subliminalmente junto con el primero o el segundo.
El caso que nos ocupa en esta reseña es el anuncio “Lejía Neutrex Futura” del año 2001, que maravilló a mucha gente por la coña que se podía hacer de ella, y con razón. Pero es un anuncio que, pese a sus agujeros de guión (que los tiene, a pesar de su corta duración), es un buen ejemplo de estructura de guión (que la tiene, a pesar de su corta duración).
El anuncio, de treinta segundos, empieza con la protagonista, una ama de casa, cuyo nombre no sabemos (la llamaremos Ramona), sacando ropa de la lavadora en la cocina de su hogar. Está frustradísima porque la lejía que compra le ha estropeado una blusa, y parece que no es la primera vez. En la cocina hay un gato o una gata que ve que su humana está bastante mosca, y la mira con cara de: tía, no me ralles.
En menos de cinco segundos se nos ha presentado el mundo del personaje principal, que viene a ser el mundo típico de la típica mujer de clase media muy alta pero tampoco tanto, lo suficiente para tener una casa muy espaciosa pero no lo bastante para poder permitirse un mujer de la faena. Ella vive en su mundo ordinario, que consta de una cocina y un gato. Esa sería la tesis, el planteamiento, el primer acto según la estructura clásica, en el cual vemos cuál es el objetivo de la protagonista, hacer una buena colada, y el problema que se encuentra, que la lejía le estropea la ropa, un conflicto que pone su mundo patas arriba. Eso sería el detonante, el catalizador.
Aquí surge el primer agujero de guión que genera la siguiente pregunta. ¿Si Ramona ve que la lejía que compra es dañina para su ropa, porqué no compra otra lejía en vez de insistir con la misma? Es de simple lógica. Pero no, la historia se fuerza para que haya un detonante, un catalizador, que justifique que la narración siga de tal modo que se pueda presentar el producto que se quiere vender, Lejía Neutrex Futura. La lejía barata que compra Ramona es la fuerza antagonista de la historia, altera el mundo de Ramona para joderle la colada. Lo interesante del asunto es que es la propia Ramona la que expresamente se abastece de la lejía que le impide cumplir su objetivo, la protagonista se boicotea ella misma para tratar de impedir que consiga el objetivo que quiere conseguir. Es un cacao mental difícil de entender para el espectador.
Pasamos al segundo acto, a partir del segundo cinco del anuncio, y aquí vienen grandes sorpresas. Un haz de luz envuelve a Ramona, y, al instante, la protagonista desaparece de la cocina junto con el haz de luz, pegando el susto padre al pobre gato, que maulla asustado de la vida.
En el siguiente plano vemos que Ramona aparece con el haz de luz en lo que parece ser el salón-comedor de un piso de aspecto futurista, del siglo XXII como poco. Se le acerca una mujer vestida toda de blanco y con el pelo teñido de azul de la que tampoco sabemos el nombre (la llamaremos Rei, como el personaje de “Evangelion”), y ojo lo que le dice porque es fuerte: Bienvenida al futuro.
Estas tres palabras son impactantes. La trama, desde luego, se complica con un gran golpe de efecto argumental. Ahora Ramona no sólo tiene que resolver su esquizofrénico conflicto interior, sino que ahora, además, no sólo no está en la cocina, ni en su casa, sino que ni siquiera está en su tiempo, lo cual, en teoría, la aleja todavía más de su objetivo de hacer una buena colada, aunque esta vez el obstáculo no está ocasionado por ella misma.
Ahora llegamos al punto medio, el giro narrativo que lo cambia todo, y hace al personaje protagonista cambiar el rumbo de su historia. Por ejemplo, en el punto medio de “El sexto sentido” (Eme Noche Se Llama Lan, 1999) Haley Joel Osment le dice a Bruce Willis que en ocasiones ve muertos. Es algo que cambia drásticamente la trama, y los personajes han de actuar en consecuencia.
El punto medio de “Lejía Neutrex Futura” es que Rei le enseña a Ramona el producto que se pretende vender con el anuncio, la Lejía Neutrex Futura, y le informa que Neutrex Futura es una lejía superior, que no salpica, y encima deja la ropa más blanca y más protegida. Y no sólo se lo explica, sino que además se lo enseña con una lavadora que aparece de la nada.
Ramona se pone muy contenta, y Rei le da el bote de Lejía Neutrex Futura antes que el haz de luz la devuelva a su mundo, la cocina de su casa en el año 2001. Éste es un fallo argumental muy cantoso, por la inverosímil reacción emocional de la protagonista. Entiendo que la mujer esté alegre porque, aparentemente, se ha solucionado el problema, y finalmente podrá cumplir su objetivo. Pero en ningún momento se ha mostrado asustada, y debería.
Poneos en su lugar. Estáis en la cocina de vuestra casa haciendo la colada, y de repente os envuelve un haz de luz que os transporta a un sitio diferente. Ahí ya estaríamos muy asustados, pues, sin saber cómo, en un instante hemos dejado de estar en nuestro mundo cotidiano para aparecer en un sitio completamente distinto y totalmente desconocido. No sólo eso, sino que se nos acerca una mujer vestida toda de blanco y con el pelo teñido de azul y nos dice que estamos en el futuro. Yo, en ese momento, ya me habría meado en los pantalones, y el corazón me iría a mil por hora. Me sentiría totalmente desprotegido, desconcertado. Estoy en chanclas, con una blusa rota en las manos, y tal que así me veo teletransportado no sólo a otro sitio sino a otro tiempo. Sin embargo, Ramona no muestra ninguna reacción que muestre la alteración que debería sentir. Se frustra porque la colada le sale mal, pero ni se inmuta cuando la secuestran desde el futuro. ¡Y encima se alegra! No es realista, pero si otro gran agujero de guión.
Respecto a Rei, ha secuestrado a Ramona, pero no de forma gratuita sino que tiene una motivación interna, una razón que profundiza en las raíces humanas y da mucha tridimensionalidad al personaje: venderle lejía. Con esta razón, de algún modo, Rei justifica sus acciones, secuestrar gente del pasado. No es gratuito, ella necesita vender lejía, debe ser como una comercial de Neutrex y le deben dar más comisión si se la vende a peña random del pasado.
Ahora en serio, fuera coñas. ¿Desde el futuro teletransportan espacio-temporalmente a gente de su pasado para venderles lejía? O ni siquiera vendérsela sino directamente regalársela, porque Ramona en ningún momento paga por la lejía que le dan. ¿Acaso creen que en 2001 la gente no tiene lejía? Desde el futuro deberían saber que en 2001 la gente tenía lejía. Y con lo costoso que debe ser una teletransportación espacio-temporal ¿deben invertirlo en regalar lejía a amas de casa del pasado? ¿Con qué objeto? ¿Qué beneficio sacan? ¿No sería más provechoso usarlo para entregar a científicos del pasado la vacuna contra el VIH o la cura contra el cáncer de páncreas? Porque eso sí que no se tiene en 2001, vamos, ni en 2001 ni ahora, que estamos a las puertas de 2021. ¿Acaso en cien años se ha invertido más en nuevas fórmulas de enjabonamiento de tejidos ropales que en curas contra enfermedades y vacunas contra virus? ¿Y acaso esta tecnología de teletransportación espacio-temporal la pueden tener y usar alegremente las empresas jaboneras para traer a gente del pasado? ¿No existen leyes que regulen los viajes de teletransportación espacio-temporal para que las grandes compañías y las corporaciones multinacionales no los hagan caprichosamente? ¿Y dicha tecnología se puede hacer funcionar en el salón-comedor de un piso?
Del segundo acto pasamos al tercero, en el segundo veinte, el final, una vida nueva, donde vemos que la protagonista ha crecido como personaje a lo largo de la trama, ha evolucionado cual pokémon, ha crecido interiormente. Ramona ya no usa la lejía barata de amas de casa tacañas que le estropeaba las blusas, ha dejado de lado sus contradicciones psicológicas, y ahora usa Neutrex Futura, que le deja la ropa más blanca y protegida.
Pero eso genera nuevas preguntas ¿Qué hará Ramona cuando se le acabe la Lejía Neutrex Futura? En el futuro sólo le dieron un envase. ¿Volverá a provicionarse de marca blanca? ¿Hará el personaje una involución psicológica? Quizá la respuesta se encuentra en el último plano del anuncio, en el que se enseña un envase de Neutrex Futura Menta, la única con todo el frescor de la menta. Si te apetece seguir la recomendación de Donald Trump y beber lejía para desinfectarte del coronavirus, por lo menos que la lejía tenga buen sabor. ¿Éste final abierto insinúa que, cuando a Ramona se le acabe Neutrex Futura, la volverán a secuestrar del futuro para darle otra con sabor a menta? No se sabe.
El guión del anuncio es mejorable. Se entiende la historia, que es muy Christopher Nolan, aun así las incoherencias dejan muchas preguntas sin responder, y hay subtramas que no se cierran. ¿Qué ha pasado con al gato? ¿Ha quedado traumatizado?
Visualmente, por el contrario, el anuncio es mejor. Sólo hay veinte planos, pero cada uno de ellos está muy cuidado, no sólo en la iluminación, también en el tratamiento del color, la escenografía...
Fijémonos en el primer plano, en el cual Ramona saca la blusa de la lavadora. La cámara está situada en contrapicado, y parece como que está dentro de la lavadora. Es una manera visualmente muy creativa de empezar la historia. El tambor abierto de la lavadora, además, sirve de ornamento visual para generar un círculo alrededor de la protagonista que anticipa el momento en que esta sea envuelta por un haz de luz al ser teletransportada al futuro.
El tercer plano también es interesante. Es un general de la cocina, que es evidentemente un decorado construido en un plató. La luz de la cocina no está encendida, la única luz que hay es la luz exterior que entra por una ventana fuera de campo, y es una luz cálida que da directamente a la protagonista, anticipando nuevamente el momento de haz de luz. El resto de la cocina presenta un ambiente dominado por el blanco, pero un blanco apagado y sombreado, que puede llegar a parecer gris, lo cual no deja de ser una extrapolación cromática del problema que atraviesa Ramona, de cómo deja su ropa la lejía que compra. Incluso el gato es blanco grisaseo. ¿Lo habrá lavado también con lejía?
Me gusta mucho la combinación del blanco puro y el azul Evangelion que se usa para retratar el futuro, y tiene sentido, puesto que son los colores de la etiqueta del producto que se vende, Lejía Neutrex Futura, y como dicha lejía deja la ropa más blanca es obvio que se use el blanco inmaculado en comparación con el blanco grisaseo de la cocina de Ramona. Se da a entender que Lejía Neutrex Futura es mucho mejor que la marca blanca de la que se proveía la protagonista. Y el azul Evangelion es un color que en el imaginario colectivo se asocia mucho al futurismo tecnológico.
Por otra parte, en el salón comedor del futuro la iluminación es distinta a la de la cocina de Ramona, es más fría y menos dura, y además se percibe que proviene de un emisor artificial.
Cuando a Ramona la regresan al 2001, observamos que la cocina es distinta. El escenario sigue pareciendo iluminado desde el exterior, para ya no parece una luz de atardecer sino de amanecer, una luz menos cálida y más suave, como en el futuro. Y cromáticamente también ha cambiado, el blanco es más intenso, y en vez de inclinarse hacia el gris se inclina más hacia el blanco. Se muestra la idea que el futuro ha influido en el mundo cotidiano de la protagonista al aportarle una solución a su problema.
“Lejía Neutrex Futura” es un anuncio que está bien, sin estar tampoco tan bien. Artísticamente es muy creativo, y técnicamente resulta decente. Los efectos visuales, por ejemplo, para ser de un anuncio de lejía de 2001, y teniendo en cuenta el contexto poco serio y menos verosímil en el que se muestran, no están nada mal. Sin embargo, apesta el tufillo a machismo que desprende el comercial. ¿Porqué el personaje que hace la colada es una mujer? ¿Porqué la colada no la hace un hombre? El anuncio viene a decir que el sitio de una mujer es la cocina, que ese ha de ser su mundo, y su vida hacer la faena de casa. Esta tesitura ideológica introducida disimuladamente le resta muchos puntos a la propusta.
Mi calificación es: