Revista Cine

Crítica literaria: El rostro ajeno

Publicado el 27 marzo 2012 por Monotematicosfm @curnom


Crítica literaria: El rostro ajeno
El escritor Kôbô Abe trabajó en varias ocasiones codo con codo con el director de cine Hiroshi Teshigahara, para el que escribía los guiones de sus películas, que en tres ocasiones eran adaptaciones de sus propias novelas. La más conocida posiblemente sea La mujer de la arena, novela y película son excelentes, pero también realizaron otra de la que a día de hoy aún se sigue hablando bastante como una película y novela de culto: El rostro ajeno.
Un científico, tras un experimento fallido sufre una terrible deformación en el rostro. A lo largo de tres cuadernos escritos por él conoceremos sus pensamientos, sus sentimientos, y las ideas que lo impulsan a tomar las terribles decisiones por las que termina decantándose. Se creará una cara nueva, una máscara que ocupe el lugar de su demacrado rostro. Pero lo que jamás se le podría haber ocurrido al científico es que esa cara tuviese personalidad propia, y que canibalizase a la suya propia.
La historia completa se puede resumir en pocas líneas, de hecho la acción de esta novela es bastante reducida, lo que realmente da cuerpo al libro son las cavilaciones del personaje principal. Por lo tanto, nos encontramos con una novela básicamente introspectiva, que ahonda en la mente atormentada de un personaje para transmitirnos esa incomodidad que ya consiguió La mujer de la arena.
El mundo en el que se mueve Kôbô Abe le debe mucho a la literatura de Kafka, aparentemente lo que se nos muestra no dista mucho de la realidad, pero diversas circunstancias van modificando esto, no terminamos de entender a qué nos estamos enfrentando, qué está ocurriendo. Esto es exactamente lo que El rostro ajeno muestra, como un personaje se oculta tras una máscara, que le otorga a esta nueva cara las cualidades que él se cree incapaz de llevar a cabo, sus secretos más inconfesables, algo a lo que poder echarle la culpa de sus terribles acciones.
El libro es algo difícil de leer en algunas ocasiones por el importante peso introspectivo que guarda, pero merece la pena leerlo, ya que su escritor nos demuestra una vez más su manejo y maestría a la hora de transmitir desasosiego y repugnancia, incluso acercándose al terror. Por esto mismo parece imposible a primera vista que esto sea adaptado al cine, pero el propio Abe escribió el guión cinematográfico, y la película es maravillosa, al igual que la novela. Teshigahara demuestra un pulso en la dirección increíble, y tras La mujer de la arena, posiblemente sea su mejor película. 


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