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Título: Loreak (Flores)
Dirección: José María Goenaga & Joe Garaño
Guión: José María Goenaga, Joe Garaño & Aitor Arregi
Reparto: Josean Bengoetxea, Nagore Aranburu, Ane Gabarain, Gotzon Sanchez, Itziar Aizpuru, Egoitz Lasa, Itziar Ituño, José Ramón Soroiz, Jox Berasategui
Género: Drama
Duración: 99 minutos
Año: 2014
País: España
Música: Pascal Gaigne
Fotografía: Javier Agirre
Productora: Irusoin / Moriarti Produkzioak
Distribuidora: A Contracorriente Films
“Loreak” es una de esas películas intimistas y humildes que te hacen pensar en lo grandioso que puede ser el cine contándote una historia que no necesita de grandes presupuestos.
En el filme de José María Goenaga y Jon Garaño el guión, en el que también participa Aitor Arregi, es el elemento más preciado. Todo está bordado de forma impecable, las historias de dos mujeres emergen en paralelo y, poco a poco, se van fundiendo en una armonía perfecta para acabar encontrándose y formar un todo completo.
En la película encontramos todos los trucos de guión que hacen que las películas funcionen y que queramos saber el desenlace de estas, pero son tan sutiles y están tan bien colocados que no te das cuenta de cuando te la han colado. El más claro, es el detonante, catalizador o llámenlo como quieran, las flores. Esos coloridos ramos que hacen salir del letargo rutinario a las dos protagonistas, Ane y Tere, para que la historia avance y evolucione en su justa medida. De forma muy, muy sutil la historia va derivando del drama al cine de investigación y misterio, no llega a thriller pero casi. Y de forma inteligente, para que la historia no acabe siendo un dramón total, de vez en cuando hay toques de humor que nos hacen sonreír para darnos un respiro y coger fuerzas para lo que viene a continuación.Además, en “Loreak”, vemos algo de cine social y no simplemente porque esté rodada íntegramente en euskera (ojalá hubiera más cine rodado en todas nuestras lenguas, aprenderíamos bastante más sobre convivencia y respeto… Aunque eso es otra historia) si no porque a través de los trabajos de Ane y Tere, construcción y peaje respectivamente, vemos una de las caras del País Vasco que, de paso, también sirven como espacios espejo para los estados de ánimo de cada una de las protagonistas.Si a todo esto le sumamos un pulso narrativo magistral, unas interpretaciones medidas y precisas y un saber hacer para que lo sutil y pequeño acabe cogiendo una halo de grandeza brutal, estamos ante una de las mejores propuestas autóctonas del año.
Es una película de ritmo pausado y de difícil digestión pero una vez estás dentro no te podrás ir sin saber qué es lo que pasa al final.
Crítica: Antonio Garrido