[Crítica] Me Too: La gran decepción hasta ahora del @SEFF2012

La cosa pintaba bien antes de la proyección, ya que ante el desconocimiento total de a lo que nos íbamos a enfrentar, recurrimos al programa de mano del festival dónde una de las cosas que destacaba era su director y guionista, Aleksey Balabanov, afamado director con gran experiencia en festivales como el de Cannes o el Festival Internacional de Gijón dónde ganó en 2007 el premio a mejor director por Cargo 200.

Revisando su expediente, y volviendo al programa de mano, sus películas eran una extraña mezcla de violencia y humor, al mas puro estilo Tarantino, y aunque en Ja tozhe khochu, su titulo original, vemos un intento de ambas cosas, lejos queda cualquier ápice al universo de Quentin tan único y especial.

Argumento

Me Too nos narra la historia del bandido Sanya, un hombre que no se corta un pelo a la hora de quitarle la vida a cualquiera que se le interpone en su camino, y de su deseo de llegar en compañía de su padre a un místico campanario del que cuentan las leyendas te traslada a la felicidad más absoluta. Para ello, convencerá a su amigo músico Oleg, cuya carrera parece no irle muy bien, y a Yura, un amigo con graves problemas con el alcohol. Lo que llama la atención del viaje es que dicho campanario se encuentra cerca de una central nuclear abandonada, cuya radiación a transformado en un páramo invernal permanente todo lo que la rodeaba.

La reunión del grupo y la preparación para el viaje da lugar a rocamolescas situaciones, entre ellas el encuentro con Alisa, una joven doctorada en filología que es obligada a prostituirse ante la ausencia total de trabajo. Pero lejos de ser cómicas, se quedan en un intento de serlo, teniendo sólo un par de puntos graciosos que tampoco consiguen sacarte siquiera una sonrisa. La trama se ralentiza a grandes niveles, que podría haber sido peor de no ser por su gran hándicap, su escasa duración.

Dirección y reparto

Pese a su buen curriculum, totalmente desconocido para mi, el punto mas grave de la cinta se rompe en estos dos aspectos. La idea es buena, pero muy malamente llevada a cabo.

Hay escenas que se alargan demasiado, hasta el punto en que parece que buscan ese “valor añadido” de una escena, cómo el seguimiento de un coche que se aleja de la cámara, pero esta sigue filmando porqué se acerca un tranvía, estaciona en primer plano, y algunos de sus pasajeros se bajan, en una escena completamente gratuita y sin sentido alguno. Y la parte mas importante de la película, se queda en el aire sin dar ningún tipo de explicación del porqué de ese fenómeno.

Por no echar demasiada leña al fuego, destacaré solo una de las interpretaciones, a pesar de que todas ellas son más que planas. Pero no podía dejar pasar la ocasión para mencionar a Oleg Garkusha, quien parece que compartió pupitre en clase de interpretación junto a Steven Seagal, y que me perdone el bueno de Steven, pero es increible ver como, sea cual fuera el momento y la circunstancia, al personaje de Oleg no le veíamos cambiar de rostro en ningún momento, algo que te sacaba completamente de la película y que ayudaba a un más a ese no-sentimiento que transmite el film.

Veredicto

A todo esto hay que sumarle la banda sonora de Leonid Fyodorov, la cual convierte en soporíferas escenas con cierto ritmo, y la cual se hace insoportablemente repetitiva en su primer tercio, dónde destaca una canción que se repite una, y otra, y otra vez, con una increíble falta de ritmo.

En resumen, como título en esta crítica, es la gran decepción, a día de hoy, de este Festival de Cine Europeo de Sevilla. Quizá los premios luego digan lo contrario, yo no lo espero desde luego, ya que nos encontramos ante una película que ni es graciosa en sus momentos álgidos, a pesar de tratarse claramente de una comedia, ni es emotiva en sus momentos duros.