Be Italian, pero no en inglés
Rob Marshall, luego de que asombró al mundo con el despliegue en Chicago, lo vuelve a hacer con esta impresionante puesta en escena de Nine, una película que dramatiza la vida de Federico Fellini y sus fantasmas amorosos, así como también materializar la falta de creatividad que el otrora director de 8 1/2 (de ahí el nombre de la película que nos compete) atravesó en cierto momento de su carrera. El guión, basado en un musical de Broadway de los '80, es bastante frío, sólo rescatado por las escenas musicales interpretadas por el reparto de lujo que compone la obra.
Tenemos a Sophia Loren expuesta como diva y diosa intocable (casi ni aparece, y cuando lo hace deslumbra, aunque no tanto como las demás); a una Nicole Kidman para el olvido, pero bella como siempre; una sobrevaloradísima Penélope Cruz, que no pincha ni corta; una atractiva y explosiva Kate Hudson cantando "Cinema Italiano", uno de los mejores tracks del cine del 2009, así como también la coreografía; Fergie de los Black Eyes Peas haciendo de una prostituta en la niñez del protagonista, interpretando la canción que más resume la idea central de la trama -"Be Italian"-, con la escena de mejor despliegue coreográfico y fotográfico del film; una deslumbrante Marion Cotillard cantando y actuando genial, como siempre; Judi Dench en un papel que no la deja lucirse, aunque se agradece su participación; y finalmente, un galante Daniel Day-Lewis haciendo del supuesto Fellini, Guido Contini.
Lo más raro de la película es ver a Day-Lewis prestándose para esta producción luego de hacer There will be blood. Las escenas en que a este prodigioso actor le toca cantar mejor ni mencionarlas, porque son casi de risa, pero impresiona la elasticidad para hacer papeles del dos veces ganador de un Oscar a mejor actuación (nadie olvida My left foot).
Pero lo más molesto es ese acento italiano en el inglés, lo que demuestra que Hollywood sigue sin desprenderse de ese detestable etnocentrismo para denostar obras que apunten hacia afuera. Por suerte no se ve ninguna bandera de cincuenta estrellas, pero era lo que faltaba. Si hay tres frases en italiano es mucho decir, y eso pinta a pata de palo para un director tan artístico como Marshall. El "lo atamo' con alambre" es algo que se está volviendo costumbre en los estudios angelinos, lo que se lamenta.
Sin embargo, las canciones, las coreografías, la sensualidad y el despliegue de vestuario y decorados logran ponerse por encima de la tediosa historia, que de ser un drama común y corriente se hubiese llevado la medalla a "Bodrio de la década".