Revista Cine
Robots gigantes pilotados por humanos que luchan para salvar a la humanidad de la extinción a manos de unos alienígenas -también gigantes- surgidos de las profundidades del Pacífico. Con este planteamiento tan estadounidense como japonés, Guillermo del Toro presenta "Pacific Rim", su nueva, espectacular y ruidosa película. Estamos ante un producto -para qué llamarlo de otra manera- efectivo, que da lo que promete: acción, explosiones, destrucción, música estridente, héroes, antihéroes y demás tópicos. Además, es previsible y los personajes son bastante simples. Entonces, ¿por qué salí del cine entusiasmado y con ganas de volver a verla? De pequeños todos hemos hecho luchar a nuestros juguetes favoritos -ya fuesen robots, dinosaurios, figuras de Lego o Action Man- entre ellos, imaginando cómo destruyen la ciudad entre explosiones, salvando a la humanidad. Pues Guillermo del Toro ha cogido esa fantasía infantil y la ha reproducido a la perfección en ciento treinta y un minutos cargados de espectaculares efectos especiales.
Visualmente se nota que es una película cuidada hasta el más mínimo detalle: cada robot -y cada dinosaurio espacial, pero estos no son tan espectaculares- tiene un diseño propio, con armas y defensas propias. El interior de los robots, con tanta lucecita, cable y aparato electrónico es una delicia de ver, casi tanto como el exterior. Pero lo mejor de todo es que no se nota nada que está hecho todo a ordenador, como sí pasa por ejemplo en El Hobbit. Los robots, los alienígenas y la destrucción que dejan a su paso está tan bien hecha que te preguntas si de verdad se han cargado tantos edificios mientras ruedan. Guillermo del Toro sabe cómo hacer que una película sea visualmente espectacular, y en ésta hasta las conversaciones -por muy tontas que sean- lo son. Eso sí, igual que la ha dirigido él, podría haberlo hecho cualquier director estadounidense con el mismo presupuesto y haber quedado una película más o menos parecida, ya que del Toro no ha puesto mucho ese sello tan personal que tiene en este proyecto más allá de lo visual. Se echa de menos algún personaje complejo, y no el típico héroe con pasado oscuro, sargento autoritario, chica tímida o la antítesis del héroe.
Con ellos me refiero a Charlie Hunnan, Idris Elba, Rinko Kikuchi y Robert Kazinsky respectivamente. Es lo que suele pasar con estas súper producciones: interpretan bien a sus personajes, pero nada más. No se saca partido a ninguno de estos actores, y es una pena porque Rinko Kikuchi podría dar mucho más de sí. Me gustaría destacar la aparición estelar de Santiago Segura en su papel de Torrente esbirro de mafioso que da un punto cómico a la película, y eso que no soy nada fan de Segura.
En definitiva, que es una película hecha para niños, adolescentes y adultos ya que los niños se sentirán identificados con esas luchas épicas, los adolescentes quedarán satisfechos con tanto ruido visual y los adultos volverán a sentirse unos niños.