Qué bien recuerda uno lo que fue la primera Piratas del Caribe. En fin… fue como ver en parte la película de Monkey Island, de acuerdo. Pero era genial; una buena película, y Jack Sparrow se hacía querer con su pluma característica y su “Capitán Jack Sparrow”. Claro que eso iba unido a un buen guion y gags bien pensados y medidos. Sin duda alguna, me gustó mucho.
Luego ya vendría la segunda parte, y en esta ocasión ya lo único bueno eran los efectos especiales. Teníamos una maravilla de Kraken y una maravilla Davy Jones y su tripulación. Francamente asombroso. Como lo era el ritmo del metraje: asombrosamente aburrido. Pasamos de una primera parte entretenidísima a un peñazo infumable en el que sobraba buena parte del metraje. Aun no entiendo a santo de qué venía el tema de la tribu caníbal. Y por si eso fuera poco les cogías un paquete impresionante a Will Turner y Elizabeth Swann (A.K.A., Orlando Bloom y Keira Knightley). que se hacían odiar. Llegaba el final y te quedabas asombrado de lo poco relevante de los 151 minutos que habías visionado.
Y ya llegaba el climax con “El Fin del Mundo” y más espectáculo que nunca. Paisajes helados, una cascada enorme en el fin del mundo, batalla final épica… Sí, sí, ya. Muy bien. Pero se disfrutaría mejor si llegaras más despierto a esas partes ya que 168 minutazos nos teníamos que tragar. No es la duración el problema de una película ojo, que obras maestras como “Érase una vez en América“, del gran Sergio Leone, dura 225 minutos absolutamente disfrutables. Pero copón, otra vez el jodido ritmo y paja y más paja. Aunque cierto es que la tercera parte está bastante mejor que la segunda y hay cosas interesantes en ella.
Total, que llegamos ya a 2011 y nos estrenan “En Mareas Misteriosas” tomando como nexo de unión el final que se mostraba después de los créditos en la anterior y basándose en el lilbro del mismo nombre de Tim Powers. Hay cambio de director, que pasa a ser Rob Marshall, que siendo el mismo director de “Memorias de una Geisha” y “Chicago“, choca bastante que le hayan puesto al mando de una superproducción de aventuras y acción. Aquí ya no están ni Elizabeth ni Will. Aunque sí se mantienen Jack Sparrow, el capitán Barbosa y Joshamee Gibbs, el segundo de a bordo de La Perla Negra. Se introduce, como no podía ser de otra forma, a la nueva chica con la que poner el tinte romántico con Jack. Aquí es donde entra en escena Penélope Cruz, haciendo de pirata española sagaz y manipuladora. Pero no me la trago. Es una relación cogida por los pelos que no va a ningún lado a pesar de que al principio parezca que puede dar algo de sí. Además se nos presenta como si conociera a Jack de toda la vida. Pues bien ¿y dónde estaba ella antes? Resulta que la cuarta parte se olvida casi por completo de las anteriores. Vamos, ¡No me voy a creer que aquel Barbosa pirata tan capullo y carismático ahora esté del lado del Rey de Inglaterra!
Y si antes teníamos a un muerto viviente o a un hombre pulpo, ¿a qué tendrá que hacer frente Jack esta vez? A un tapón llamado Barbanegra, interpretado por Ian McShane, que resulta ser de lo mejor de la película junto a la banda sonora de Hans Zimmer, que es tan potente como siempre y acompaña perfectamente. Aquí encontramos otro problema y es que después de enfrentarse a Barbosa y a Davy Jones, pues como que Barbanegra le va muy pequeño a Sparrow. Y se nota, ya que Barbanegra lo único especial que tiene es su barco (de diseño magnífico, como todos los barcos de la saga), que “está vivo” y ataca con las cuerdas. Además tiene un lanzallamas que casi no sirve de nada. El espectáculo se reduce mucho a secuencias físicas, algo que ya se preveía en el trailer, donde lo más espectacular era, o Dios mío, ¡Jack saltando desde un faro que explotaba! Wow…. Absolutamente nada después de las antecesoras. Se nota el recorte de presupuesto de 100 millones, pero aun así uno se pregunta cómo ha podido costar 200 millones de dólares, más aun después de haber visto cosas como “Distrito 9” que estaba hecha con 30 millones y en espectáculo (y en todo, ojo) le da mil patadas.
Y es que esta vez la trama nos lleva a la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, donde habrá varios bandos buscándola (todos se ponen de acuerdo al parecer para buscarla a la vez), entre los que se encuentran los españoles, que casi podría decirse que sobran y resulta ridículo cuando aparecen al final. Como muchas otras cosas aquí, ya que el guion tiene un puñado de “¿pero qué me estás contando?” que provocan la risa de lo malos que son. Y es que si yo y mis amigos nos reímos fue precisamente por eso, por cómo sale adelante en ocasiones y con perlas múltiples que se van soltando. Así que total, que Piratas del Caribe 4, resulta más entretenida que las dos anteriores, pero es una película mediocre. Tiene un buen comienzo que recuerda a la primera entrega, cierto, pero más tarde es tremendamente conformista con que con el mero hecho de mostrar a Jack Sparrow ya vaya a provocar la carcajada y todo esté hecho. Pero no es así, lo siento mucho. Ni siquiera sé si me reí alguna vez con algún gag, y de ser así digo con certeza que no fue una carcajada. Así que si falla la relación amorosa, los personajes, el guion, el humor y el espectáculo, ¿que nos queda? Una película olvidable para pasar 141 minutos, en ocasiones pesada. Una película de aventuras que si bien es entretenida, porque ya no se va por las ramas, no pasará a la historia, pero sí arrasará en taquilla.