Revista Cine
Los actores y actrices pueden superar las limitaciones temporales de una vida al encarnar a diferentes personajes, no viven sólo una como la mayoría de nosotros, sino muchas y muy variadas. Meryl Streep es de esas mujeres que a lo largo de su carrera ha ido acumulando una gran cantidad de vidas en donde ha hecho de mujeres tan diferentes como la odiosa Magaret Tatcher en La dama de hierro, la vitalista y alegre Donna de Mamma Mía!, o la conmovedora Clarissa Vaughan de Las horas. Su gran trabajo hace que no la veamos a ella, sino al personaje. Consigue mimetizarse y transmitir toda la fuerza del personaje al transformarse completamente, no finge, es. En esta ocasión de la mano del director Jonathan Demme y de la guionista Diablo Cody da vida a Ricki, una mujer que se gana la vida como cajera de un supermercado a la vez que se desarrolla como cantante en un grupo de rock. No es la primera vez que Streep demuestra su capacidad como cantante en la gran pantalla. Ya en Mamma Mia! o la más reciente Into the Woods demostraba su buena voz. Ricki acude a ayudar a su hija a superar el fracaso de su matrimonio mientras intenta conectar de nuevo con su familia con la que no tiene mucho contacto. Llevar una vida al margen del resto de la sociedad y ser lo más libre tiene su precio. La película se mueve en el complicado terreno que hay entre la comedia y el drama. Consigue divertirnos pero a la vez tiene ese punto de realidad que nos llega a emocionar. Ese punto de verdad que a veces nos olvidemos que se trata de una ficción. Su personaje tiene mucho que ver con las otras heroínas creadas por Diablo Cody. Si Juno era una joven idealista que aún no ha conocido los sinsabores de la vida y Mavis Gary, el personaje de Charlize Theron en Young adult era una mujer desencantada del mundo porque ha descubierto el sinsentido de la vida, vemos como Ricki es una síntesis de ambas. Es alguien experimentado, que sabe lo que es triunfar y fracasar, qué lo ha tenido complicado y que a pesar de todo sigue luchando. Pero no es una heroína al uso y no nos muestra tan sólo su bonita cara sino nos ofrece un retrato de una mujer de verdad con sus contradicciones, con su parte buena y con su parte mala. Lo que le interesa al director es la historia actual del personaje, la relación con su pareja, con su familia, especialmente con su hija con la que retoma el contacto después de muchos años, pero hay partes de la vida de Ricki que resultan interesantes. ¿Por qué dejó a su familia? ¿Cómo reaccionó ante la muerte de su hermano soldado? ¿Ha influido ese acontecimiento trágico en la vida de ella? Una película muy especial que incluye una gran banda sonora. Además de un tema original escrito para la película como es Cold one hay versiones de canciones conocidas como Bad Romance de Lady Gaga o Paint it black de los Rolling Stones. Esa variedad de estilos es una buena forma de entender un personaje tan lleno de matices. Si hicieran la versión española está claro que la actriz que debería interpretar al personaje de Ricki es Concha Velasco. Pero Meryl no está sola y se acompaña con su propia hija en uno de los personajes más importantes de su carrera, por el momento, y Kevin Kline un gran actor que no se prodiga mucho en el cine últimamente. Una película más que recomendable.