Crítica: Scream 4

Aunque parecía prácticamente imposible, once años después de finalizar la trilogía, Wes Craven y Kevin Williamson han vuelto a trabajar juntos en un nuevo “Scream” reuniendo al reparto original. En este tiempo las cosas no han cambiado demasiado: Gale y Dewey siguen casados aunque atraviesan por una pequeña crisis matrimonial (un tema del que sacan partido hacieno referencia a su relación y posterior ruptura en la vida real), Sidney Prescott vuelve a Woodsboro como una celebridad, de gira con su primer libro de autoayuda “En la oscuridad” y dando paso a la nueva generación conoceremos a su joven prima Jill y su grupo de amigos que vivirán entusiasmados este sonado regreso.

El comienzo, uno de los mejores que he visto en mucho, mucho tiempo, es simplemente sensacional, un pequeño adelanto del humor cinéfilo, irónico e irreverente que encontraremos a lo largo de toda la película. Y es que, el espíritu de la saga sigue intacto (increíble pero cierto). Los cameos, un regalo a cualquier amante de las series, están tan bien aprovechados y son tan divertidos que dan ganas de aplaudir en medio de la sala (con el de Anna Paquin y Kristin Bell desde luego no es para menos).

El trío protagonista sigue en forma, con once años más que no intentan ocultar en ningún momento. Neve Campbell, transformada sin quererlo en una doble de Selma Blair, continúa con su papel de nueva reina del grito, una víctima que sabe cuándo tiene que luchar por sobrevivir y por salvar a sus compañeros mientras que Courteney y David continúan con ese tira y afloja a pesar de estar casados gracias a que su relación está tan deteriorada que parecen haber vuelto al momento en que se conocieron.

A sus 72 años, Wes Craven nos da una lección sobre cómo hacer una buena película de terror. “Scre4m” se nos presenta completamente actualizada, con ese fantástico lema de “Nueva década, nuevas reglas” y aprovechando los puntos fuertes de las tres primeras películas: Reírse de sí misma y hacer reir al espectador entre unas setpieces rodadas de forma magistral. El guión de Kevin Williamson es magnífico, a la altura de las dos primeras partes (incluso yo diría que las supera en algunos aspectos). Quizá le falta algún momento de alta tensión que sí que tenían éstas (por ejemplo la mítica escena del coche de “Scream 2″) pero para ser una cuarta parte creo que no se puede pedir más.

El misterio de la identidad de los asesinos está tan perfectamente estudiado que nos fue imposible adivinarlo hasta el final habiendo pasado por casi todos los protagonistas de la cinta. Un punto a favor que hace que “Scre4m” no pierda ni un ápice de interés desde que empieza hasta que acaba.

Conclusión: Cuando se confirmó que habría una nueva entrega de “Scream”, comenzaron las dudas sobre si mantendría el nivel o por el contrario echaría por tierra la buena memoria de una trilogía de terror mítica. Ahora, después de haberla visto y haber disfrutado como un niño cada segundo de metraje puedo decir que la decisión de continuar con la historia de Woodsboro ha sido todo un acierto y un increíble regalo a los fans de la saga. “Scre4m” es perfecta, no echo nada en falta. Me encantó de principio a fín y quedé plenamente satisfecho con las explicaciones, con la identidad de los asesinos y con los dos finales (tanto como con los tres hilarantes comienzos). Esta cuarta parte es un auto-homenaje brutal y un cierre maravilloso a la saga Slasher más divertida e inteligente de la historia del cine. Vamos, que hay que verla sí o sí.

Nota: 9