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Crítica: Smoking club. 129 nomas de Alberto Utrera

Publicado el 07 abril 2017 por Reinfeld @reinfeld183
Crítica: Smoking club. 129 nomas de Alberto Utrera
La primera vez que oí hablar de la película Smoking Room no sabía que se trataba de una película. Pensaba que se trataba de que se estaba organizando un verdadero club de fumadores de marihuana. Y este tipo de lugares existen, son clubs privados en donde se puede fumar marihuana. No está permitido el consumo con fines recreativos pero sí como terapia medicinal alternativa. No se trata de que la marihuana cure pero para ciertos enfermos puede ser beneficiosa porque les ayuda a superar efectos de sus enfermedades como el cancer. El dolor que provocan tratamientos tan agresivos como la quimioterapia hacen que el consumo de cannabis les ayude a llevar mejor su enfermedad. Eso hace que exista una pequeña brecha que no lo hace completamente ilegal, como estas tiendas en la que venden todo tipo de productos para su cultivo pero con unas condiciones muy clara que permite la ley. Al fin y al cabo la marihuana no deja de ser una planta que no tiene porque llegar a convertirse en algo fumable o comestible. Es en uno de estos locales en los que tiene acción nuestra historia y la acción sucede en unas horas en la que tienen gran protagonismo dos de los socios y algunos de los clientes. 
Crítica: Smoking club. 129 nomas de Alberto Utrera
Como es de imaginar en este tipo de sitios hay una gran variedad de clientela, desde los clientes que propiamente pueden consumirla como una señora bastante mayor que está muy enferma y que le ayuda para soportar el dolor a quienes la consumen porque les gusta porque son grandes fumadores o simplemente consumidores sociales. La forma de enfocar la historia es el de la comedia y esto se agradece. Ya somos bastante adultos para saber qué son las drogas y las consecuencias que tiene su consumo y un planteamiento más dramático ya está demasiado visto. No es tampoco una apología del consumo de drogas, es simplemente el lugar en el que se mueven los personajes y que les condiciona, entre otras cosas porque les afecta en lo que es la percepción de la realidad. La historia comienza cuando uno de los socios detecta que ha habido un robo importante y precinta el local para saber quien es el ladrón. Volvemos unas horas hacia atrás y vemos los acontecimientos que han llevado a esta situación y conocer qué es lo que ha pasado. Esa mezcla casi antinatural de algunos personajes hace que salte la comicidad y la chispa. ¿Qué hace una señora de derechas racista y homófoba en un club regentado por un abogado negro y rodeada de otros clientes más liberales? Parece que la señora mayor es un anacronismo y la película nos la presenta de una forma bastante caricaturesca pero estamos viendo por desgracia que cada vez es más abundante. De alguna forma también la película trata los conflictos laborales, empleados desmotivados que no hacen bien su trabajo o gente que como la periodista que va al club a hacer un reportaje para su blog que no puede conseguir nada de su profesión. Otra de los temas que destaca el director es el tema de las normas, algo que aparece directamente en el título. 129 normas que rigen el funcionamiento del club. Eso de alguna manera choca con la naturaleza del local, un lugar de libertad. ¿Es compatible la libertad con una normativa exhaustiva? Para que exista una buena convivencia y la sociedad funcione hay que limitar las libertades individuales, algo que aceptemos todos por un bien mayor. El club es como una sociedad en miniatura en la que hay una autoridad que es aceptada por casi todos y que son los que toman las decisiones y por un grupo que más o menos las cumplen. Cuando quienes ponen las normas no las cumplen como deberían es cuando surgen los problemas.
Crítica: Smoking club. 129 nomas de Alberto Utrera
La película visualmente tiene unos momentos muy buenos. El director busca además de contarnos la historia que de alguna forma la vivamos al mezclar distintas texturas, unas más realistas y otras que reflejan el mundo distorsionado en el que viven los personajes. Hay un plano prácticamente al final que justifica ya por el solo la entrada. En cuanto a los personajes y los actores que los interpretan hay que destacar a los dos socios y a la hermana de uno de ellos que están interpretados por Rodrigo Poisón, Natalia Mateo y el gran descubrimiento Jimmy Castro. El director es Alberto Utrera y Smoking club supone su primera película. Esta historia nació en un curso impartido por la actriz Natalia Mateo. La película se estrena mañana en Madrid y Barcelona por la distribuidora Con un pack. Próximamente se podrá ver en otras salas bajo la forma de bajo demanda a través de la plataforma Youfeelm.

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