[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
Tras la magnífica pero artificiosa etapa Revolver/Sgt.Pepper/Magical Mystery Tour llegaba el tiempo para que The Beatles dieran el giro de tuerca y grabaran su obra más cruda, realista, descarnada e individualista: el llamado White Album, que puso a prueba a todos los involucrados en un proceso creativo lacerante. A Doll’s House (como inicialmente se titularía) tuvo su origen en el último minuto de la sesión de grabación de Hey Bulldog (febrero, 1968), poco antes de viajar al ashram del Maharishi en Rishikesh. Esa sería la última vez que The Beatles grabarían arropados por la vieja camaradería norteña, con el humor como pegamento para cuatro personas que crecían en direcciones diferentes.
En la India Lennon, McCartney y Harrison solo tenían acceso a sus guitarras acústicas, lo cual les obligó a retornar a las esencias básicas de la composición de melodías, teniendo como aliado a Donovan, quien les llevó de la mano al estilo fingerpicking, lo cual se hizo más evidente en cortes como Dear Prudence, Blackbird, Julia y Mother Nature’s Son. Los fab four irían desertando del campamento uno a uno (Starr y McCartney serían los primeros en regresar a la madre Inglaterra), pero conservaron lo mejor de este periodo: Un nutrido e interesante inventario de nuevas composiciones.
© Apple Corps Ltd.
A finales de mayo de 1968, los Beatles se reunieron en la casa Harrison en Esher para registrar las demos acústicas de la friolera de 27 nuevas creaciones. Lennon fue el que trajo más canciones, espoleado por el idilio volcánico con Yoko Ono. Al contrario de John, cuyos temas eran mayoritariamente rocks directos (Revolution, Yer Blues, Happiness is a Warm Gun), Paul traería un material más ecléctico, con alaridos proto heavy (Helter Skelter), vodevil y tonadas jazzísticas de entreguerras (Honey Pie), ska (Ob-La-Di, Ob-La-Da) y rock n’ roll clásico (Back in the U.S.S.R.). Harrison daría un paso al frente como autor con While My Guitar Gently Weeps y Long, Long, Long; incluso la desechada Not Guilty tenía buen nivel, por lo cual el guitarrista la recuperaría posteriormente para su album homónimo de 1979. Hasta Ringo Starr llegaría con un rústico tema country, Don’t Pass Me By, su primera composición.
Cuando The Beatles se enclaustraron en los estudios de la EMI (futuros Abbey Road) no solo desembarcaban con música, sino también con nuevas tensiones personales, especialmente por parte de un Lennon irascible e impaciente, quien chocaba constantemente con McCartney y en menor medida con Starr, con el que perdía la paciencia rápidamente. Por otra parte George y Paul recrudecían sus tiranteces habituales. Solo John y George parecían llevarse bien. Con sus integrantes grabando en salas separadas, soportándose a duras penas, trabajando en infinitas jornadas nocturnas de oscuridad y nicotina, además del abandono del ingeniero Geoff Emerick y el menguante papel de George Martin como productor el desastre era la viva crónica de una muerte anunciada. Esta visión pesimista cambiaría radicalmente tras la maratoniana sesión de 24 horas dedicada a la programación del orden de las canciones: era más que evidente que el álbum doble era un trabajo distinto, potente y sobre todo sorprendente (a pesar que George Matin insistiría hasta la extenuación que lanzaran un solo disco más sólido, eliminando los que consideraba temas de relleno).John Kelly / © Apple Corps Ltd.
The Beatles, el White Album, acaba de cumplir medio siglo de su edición y como no podía ser de otra manera, se ha lanzado una completísima edición aniversario, incluyendo las Esher Demos completas, una nueva mezcla de los dos discos originales realizada por Giles Martin (hijo de George) y cincuenta reveladoras pistas de los temas en diferentes estados de terminación, incluyendo por primera vez la mítica jam de doce minutos de Helter Skelter y la conmovedora versión de Good Night con las voces de Ringo y John (éste último acompañando con la Epiphone Casino). La edición Super Deluxe llega con un magnífico libro conteniendo generoso material fotográfico y mucha información sobre las sesiones grabación. El oyente podrá profundizar en las electrizantes vibraciones de la banda más importante de la historia rastreando matices y buscándose a sí mismos en largos desarrollos e improvisaciones; muchas de las tomas alternativas reflejan las vías paralelas -en cuanto a arreglos, interpretaciones vocales y tempos- que transitaban algunas de las canciones más escuchadas de las últimas décadas.Cincuenta años después, el White Album se confirma como una obra fascinante, magnética y absolutamente perfecta desde sus imperfecciones.
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