Cuando se creía que Toy Story (1995) había llegado a su conclusión con una última parte de su trilogía lanzada en 2010, Woody y Buzz vuelven a la pantalla grande en una suerte de epílogo para la historia de nuestros juguetes favoritos.
Después de haberse despedido de Andy, la pandilla de juguetes continúa acompañando a Bonnie en su crecimiento. Así Toy Story 4 (2019) se focaliza en ver más allá de la imagen principal y va a las segundas oportunidades y otro punto de vista de sus propias vivencias y experiencias.
Toy Story es un momento de redescubrimiento: la búsqueda interna de cada uno en relación a su proposito y objetivo en la vida. Una búsqueda que a medida que los años pasan, puede -y debe- ir mutando con el crecimiento. Tanto Toy Story como los mismos personajes deben reinventarse nutriéndose de nuevos actores secundarios en esta historia pero tomando como base a los propios y más antiguos. En este foco entra Bo Peep, la pastorcita que vuelve a escena después de ser ignorada en la anterior entrega. Por otro lado, Pixar entendió el cambio de paradigma que hace años está replanteando el lugar de la mujer y rescató a Bo Peep para presentarla como un personaje independiente, fuerte y único. No necesita frases hechas o forzadas para tomar postura ya que el desarrollo de Peep se comprende con fundamentos y acciones correctas en su realización.
Narrativamente Pixar sigue dejando con la vara más alta a la saga que lo puso en boca de todos hace ya más de 20 años. Sin tanta pretensión de buscar un final y cierre -como se presentó la tercera parte- Toy Story 4 entretiene de principio a fin tomando como base a los nuevos personajes secundarios. Una película que nutre el universo de Andy y Bonnie mostrando por primera vez adultos en la escena como también la creación de juguetes por parte de los niños. Además, Toy Story planta esta idea de nacimiento, inclusión y acompañamiento en los primeros momentos, en este caso, con Forky.
Toy Story 4 no necesita caer en lugares comunes ni golpes bajo para generar emoción o atrapar al espectador con su historia.
La esencia de Toy Story es lo que la hace tan única e inigualable al resto de las películas del género. Más allá de nuevos personajes, historias o conclusiones, siempre la diversión, el humor y la creatividad para acompañar a estos juguetes en cada momento de sus vidas- y las nuestras- hacen de Toy Story un fenómeno único y empatico para todos.
Es un film para los niños que crecieron y ya son adultos con otras responsabilidades y también para los más nuevos espectadores que se ríen y divierten con las ocurrencias y aventuras de Woody, Buzz y cada uno de los integrantes que hacen de Toy Story una película entrañable.
Tal vez, solo tal vez, Toy Story 4 sea el epílogo sustancial para decir adiós de una vez a estos juguetes que hace más de 20 años lograron emocionar al público. Un "tal vez" porque con Woody y Buzz nunca se sabe...
Por Alan Schenone