Crítica TV: Rubicón

Una primera temporada interesante
Rubicón no es una serie fácil de ver, sin embargo una vez entras en su atmósfera quedas atrapado. La nueva serie de la AMC es de las que no duraría en emisión ni un episodio entero en cualquier otro canal que no sea de cable. De hecho, siendo un producto tan difícil de vender es de elogiar lo valiente de los responsables de la cadena tras haber aguantado una temporada entera y no haberse dejado llevar por las audiencias.

De hecho, para catalogar Rubicón tendríamos que inventarnos un nuevo género, ya que si me refiero al thriller de espionaje, tal vez muchos os llevaríais una idea equivocada de esta serie. Con un ritmo lento pero constante nos van introduciendo en la vida de unos analistas de una agencia gubernamental cuyo oficio no es otro que analizar e interpretar información sobre presuntos terroristas islámicos. En otras obras de espías teníamos como escenario la guerra fría, sin embargo en estos tiempos toca el después del 11 de Septiembre.

Lo que más me encandiló de esta serie fue su sutil puesta en escena tirando al cine negro con una atmósfera agobiante. Rubicón puede ser considerada la serie HBO de espionaje, ya que nos encontraríamos con todo lo contrario que Undercovers por ejemplo, es decir, nos dan una perspectiva más realista de lo común similar como la acertada película de Robert De Niro El buen pastor.

La trama es como otras muchas otras que en un principio parecen imposibles de descifrar y una vez hecho, cuando lo ves todo desde un punto de vista más amplio, ves la simpleza de un plan brillante. Lo más importante es “conectar los puntos”, un principio básico para entender la serie.

Rubicón está protagonizada por James Badge Dale (Will Travers), conocido por series como 24 o más recientemente The pacific. Will es un tipo sencillo, un analista normal que se encuentra atrapado en un mundo que no conoce ni comprende. Pero sin duda, el personaje de la temporada es Kale Ingram genialmente interpretado por Arliss Howard, dando vida al clásico ex expía retirado del campo de acción y del que nunca llegas a saber si es amigo o enemigo.

Siendo también críticos la primera temporada ha dejado luces y sombras. El mayor punto de incertidumbre que tiene es sin duda el último capítulo dejándonos un “pero qué coño” como sabor de boca tras doce capítulos de “in crescendo”. Es cierto que tenemos que decir que Rubicón no engaña a nadie y de hecho el final de esta temporada es el más sensato que cabría esperar. Además sienta perfectamente las bases para algo más grande, no obstante, nunca hay que abusar de no dar al espectador lo que quiere ver.