[crítica] “un amigo para frank”: quien tiene un robot tiene un tesoro

El 24 de mayo se estrena en España Un amigo para Frank (Robot & Frank), Gran Premio del Público en el pasado Festival de Sitges y con un reparto de lujo encabezado por Frank Langella, nominado al Oscar por El desafío: Frost contra Nixon. Le acompañan en el filme Susan Sarandon, James Marsden y Liv Tyler, estos dos últimos interpretando a los hijos del protagonista.

La película cuenta la historia de un hombre mayor que vive solo y cuyo único motivo vital es leer e ir a la biblioteca (también para estar con la bibliotecaria, interpretada por Susan Sarandon), aunque pronto descubrimos que además tiene una extraña atracción por los pequeños hurtos. También desde el principio se nos hace saber que tiene algunas lagunas en la memoria, por lo cual su hijo le regala un robot programado para cuidarle.

Le regala un androide (diseñado para trabajar como enfermero) porque la historia sucede “en un futuro no muy lejano”, donde nuevos gadgets se incorporan a nuestra vida, aunque esta trama quede más como telón de fondo, más allá del robot del protagonista. Y, aunque Frank no quiere tener una de esas máquinas en su casa (“me matará mientras duerma”), pronto se habitúa a tener alguien (algo) que le limpie y cuide y, sobre todo, a tener un nuevo compañero que le hace posible volver a su antigua “profesión”; ladrón de guante blanco.

Y es que, de hecho, lo mejor del filme es esa negociación que tienen Frank y el robot para que la máquina lleve a cabo su cometido sin falta (cuidar de él, hacer que ejercite su memoria, que coma sano, que haga ejercicio,….) y él recupere las ganas de vivir. Igual que ha cedido frente a su hijo en tener un androide en casa bajo la amenaza de ir a una residencia, lo hace con el robot, humanizándole a éste más si cabe, pues tiene que claudicar en ciertas cosas  frente al anciano para llevar a cabo bien su tarea de cuidador. Un tira y afloja que lleva al robot a ayudar en hurtos, pues planificarlos le ayuda a Frank a ejercitar la memoria, estar activo, tener una motivación,… con lo cual consigue que el protagonista entre en razón sobre la idoneidad de plantar un huerto, comer comida sana, hacer ejercicio y tener un horario regular.

Relacionado con esto está el otro gran tema del filme, el de la memoria. Un tema que la película trata a través de la confrontación entre la fragilidad de ésta en el caso de Frank y la capacidad de “resetear” en el caso del robot.  Pero ojito a la trampa que se nos revela al final del filme y que cambia algunas consideraciones respecto al anciano, su salud mental y su entorno más cercano.  Y quizá también sobre lo tramposamente fácil de la película.