Revista Cine
Para Cédric Kahn, Una vida mejor es su novena película que retrata casi como un documental el camino de unos personajes al abismo. El protagonista, Yann, buscando trabajo de cocinero, conoce en uno de los restaurantes a Nadia, una joven libanesa. Ella es camarera y tiene un niño de ocho años. La atracción entre ambos surge enseguida y no tardan en empezar una relación. Son dos personas sin pasado pero con un futuro incierto. En las afueras de París ven la posibilidad de montar un restaurante, pero les falta dinero. No siguen los consejos que les dan y acaban con varios préstamos que se ven incapaces de devolver, así que Nadie decide marcharse a Canadá en donde le han ofrecido un buen trabajo y deja a su hijo Slimane a cargo de Yann. El niño se encontrará perdido porque echará de menos a su madre. La convivencia será tensa, algo que se trasladó al rodaje pues el niño no tenía ninguna experiencia previa en el cine y según Guillame Canet era completamente indisciplinado. El director buscaba esa espontaneidad del niño y no le daba diálogos para que se los aprendiera sino que buscaba la frescura y la naturalidad que era lo que podía aportar a su personaje. El rodaje pudo ser complicado pero el resultado que vemos en la pantalla es muy bueno y sobre todo verosímil.
Yann y Nadia buscando una vida mejor acaban en una situación en la que no ven salida. En un momento como el actual de crisis, una película como esta nos puede servir de catarsis para poder comprender mejor lo que nos está pasando. Es cierto que el sistema está mal y que no ayuda, que los bancos se aprovechan y que no siempre la honradez se premia, pero también nosotros tenemos cierta responsabilidades de lo que nos pasa. No podemos culpar de todo a los demás y no analizar qué es lo que hemos hecho mal. Yann y Nadia toman malas decisiones que junto a una mala suerte acaban por conducirles a la situación en la que pueden perderlo todo y con una deuda para toda la vida. Por desgracia este tipo de situaciones están pasando más en la realidad que en la ficción. La gente lo está pasando mal y no ve una solución a sus problemas.
La película está protagonizada por Guillaume Canet, uno de los actores y directores más conocidos fuera de su país. Suya es Pequeñas mentiras sin importancia y como actor lo hemos visto en El caso Farewell o la reciente La guerra de los botones. Al principio sin barba y con el pelo muy corto cuesta reconocerle. Confiesa que para el ha sido muy duro este rodaje no sólo porque fue en invierno con nieve sino por las dificultades de trabajar con el niño protagonista. La protagonista femenina es Leïla Bekhti, una joven actriz que transmite es tristeza que acompaña al personaje de Nadie en casi toda la película.
En resumen, una película tierna y dura, pero sobre todo necesaria. Muy recomendable.
Una vida mejor se estrena este viernes 28 de septiembre