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Título: Vamos de polis (Let’s Be Cops)
Dirección: Luke Greenfield
Guión: Luke Greenfield & Nicholas Thomas
Reparto: Jake Johnson, Damon Wayans Jr., Andy Garcia, Nina Dobrev, Angela Kerecz, Olia Voronkova, Anna Colwell, James D’Arcy, Jwaundace Candece, Rebecca Galarza, Elsi Eng, Libby Blanton, Ali Froid, Karen Henning, Arayna Eison, Brittany Loren
Género: Comedia, Acción
Duración: 104 minutos
Año: 2014
País: EE.UU.
Música: Christophe Beck & Jake Monaco
Fotografía: Daryn Okada
Productora: 20th Century Fox / Genre Films / WideAwake
Distribuidora: Hispano FoxFilm
Sin lugar a dudas, podemos decir que el género policial llevado al ámbito de la comedia nos ha ofrecido grandes películas al respecto. Ahí tenemos ejemplos para los que seamos un poco talluditos, como es la archiconocida saga “Loca academia de policía” en los 80’s o “Arma Letal” en la década de los 90’s, que se convirtieron en éxitos intergeneracionales de gran calado entre el público. Ejemplos más actuales como “Infiltrados en clase” (2012) o “Hot Fuzz” (2007) nos demuestran que las buddy films con toques policiales, tienen todavía calado entre los jóvenes y que hay recursos por explotar en un género que todavía tiene mucho por exprimir y sorprender.
En “Vamos de polis” tenemos una historia donde el propio título nos pone en situación sin empezar a verla, ¿Qué pasaría si un par de amigos se hicieran pasar por policías?, una pregunta de tal calibre que ya te invita a comprobar in situ esta propuesta alocada, si a esto le añadimos que tenemos como director a Luke Greenfield, “La vecina de al lado” (2004), posiblemente capte tu atención un poco más. Con estos datos no es de extrañar que remarquemos las sorprendentes cifras de recaudación a nivel mundial que está teniendo la película.Nuestra pareja de amigos comparten piso en Los Ángeles, una de las ciudades con más delincuencia de EE.UU., Ryan, uno de ellos, enseña fútbol americano mientras busca trabajo, mientras que su compañero Justin, centra su carrera en el desarrollo de videojuegos, hasta que por circunstancias de la vida se topan con dos uniformes reglamentados de policías del que harán un uso políticamente incorrecto, dejémoslo ahí.
Nada más comenzar, en los primeros minutos, te entra una horrible sensación de desazón, estamos ante un inicio pobre y torpe, de esos que te planteas si realmente esta película tiene un mínimo de nivel para cines convencionales, pero conforme va pasando el tiempo, Greenfield le va dando más consonancia y color, como debe ser una película comercial y va capeando el temporal como buenamente puede.
Está claro que teniendo los antecedentes de otras películas en este género (pongamos de ejemplo a las mencionadas), lo que cabría esperar es que la pareja de “policías” tuviera la suficiente química para hacer la película lo más llevadera posible, pero lamentablemente no es así. Con los actores Jake Johnson y Damon Wayans no esperéis un “Tango y Cash” o un “Danko: color rojo”, en la prolífica familia Wayans si hubieran escogido a Marlon Wayans igual la cosa hubiera mejorado un poco, pero es que Damon no tiene la suficiente vis cómica para levantar esto.Mientras que Jake Johnson, bastante desconocido si nadie ha visto la serie televisiva ‘New Girl’, tampoco ralla a un gran nivel en esta comedia, se supone que interpreta a un fracasado, pero las cansinas gesticulaciones y demás frases que suelta, nos hace pensar que tenga alguna deficiencia mental. La línea entre ser gracioso o parecer un imbécil es muy tenue en una comedia y en ocasiones, como en este ejemplo, es muy fácil sobrepasarla con horribles resultados, de todos modos habrá que estar pendientes de este actor en “Jurassic World” (2015).
Por otra parte, hay que saber que el género de hacer reír al espectador es uno de los más complejos de aplicar sobre el papel y Luke Greenfield sabe de ello, aunque no sabemos si sabe usar las técnicas correspondientes de la forma más acertada. Conforme los protagonistas se dan cuenta de las ventajas que tiene hacerse pasar por policía, se van sucediendo los gags cómicos con menor acierto. Su director, como hiciera en “Estoy hecho un animal” (2001), las va soltando sin dilación de manera rápida y aderezados de vez en cuando con música dubstep a todo volumen. El problema llega cuando las ideas ingeniosas se agotan rápidamente y se recurre a personajes estrafalarios, a cada cual más extraño todavía más si cabe, como pueden ser una especie de Bob Marley drogado, y quieras que no, hacer uso de estos recursos acaba por cansar un poco al espectador.
No creo que pille a alguno de improviso de las consecuencias que tiene hacerse pasar por policía en una de las ciudades más conflictivas de EE.UU., pero en este caso, los peores presagios se acaban cumpliendo. Es justo en ese preciso instante, cuando esta comedia va mejorando paulatinamente, abandonando cualquier atisbo de humor para apostar más por la seriedad y la acción. La aparición estelar de Andy García o esa tenue línea entre lo que empezó como una chiquillada de colegas y como se les va de la mano la broma, son los que acaban corroborando lo que digo haciendo que la película se disfrute mejor.Mi conciencia me impide mentir, pero las cosas hay que contarlas como son, no es una gran comedia y tampoco le podemos pedir peras al olmo con Luke Greenfield que se defiende como puede ante el escaso material del que dispone, pero si hay algo que le salva: es su moralina final bien ejecutada o cuando el cachondeo da paso a la seriedad del momento.
Lo mejor: la horneada final que adquiere para salvar un poco los muebles. La selección de canciones o las referencias a “Dos policías rebeldes”. Lo peor: el recurso de personajes hilarantes para mantener al espectador entretenido.
Crítica: Iván Heral