Un lector de este blog aseguraba ayer en un comentario al post “Capitalismo sin ética” que los artículos recogidos en este espacio son, en su mayoría, críticos con el Gobierno Zapatero. Sin duda alguna, tiene razón y es justo reconocerlo. Soy militante de Ezker Batua-Berdeak e Izquierda Unida y lógicamente no puedo valorar como positiva ninguna de las medidas propuestas por Zapatero para hacer frente a la crisis económica. El presidente del Gobierno me ha decepcionado, al igual que a otras muchas personas, que en su día confiaron en él y hoy se sienten traicionadas. A mí, personalmente, me gustó Zapatero cuando anunció la retirada de las tropas españolas de Irak, cuando avaló el proceso de paz en Euskadi y también cuando miró a su izquierda buscando acuerdos políticos que le garantizaran la gobernabilidad.
Sin embargo, Zapatero me he decepcionado profundamente en el momento en el que se ha rendido al poder del mercado y se ha convertido en el máximo valedor del capitalismo, que denunció coincidiendo con el estallido de la crisis en 2008. Puedo entender, e incluso compartir, el comentario de Iñigo cuando afirma que detecta un “cierto tufillo electoralista” en mis reflexiones porque es cierto que en todas ellas reivindico el voto progresista y socialista para Ezker Batua. Berdeak e Izquierda Unida. Creo que es un acto de justicia poner en valor a estas dos formaciones políticas porque representan los principios y valores de la izquierda anticapitalista, republicana y federal. Dicho esto, debe manifestar, igualmente, mi desacuerdo con Iñigo cuando manifiesta que mis aportaciones “alimentan” a la derecha.
Discrepar de la política de Zapatero o el PSOE no significa alinearse con el Partido Popular. Ésta es una posiciòn maniquea, en virtud de la cual no se debe cuestionar al Gobierno socialista, más allá de las políticas que impulse, porque haciéndolo se beneficia a la derecha. Así surge la teoría de la famosa “pinza“, que tanto daño hizo a Julio Anguita, un hombre íntegro y coherente, que en un ejercicio torticero de la manipulación y la tergiversación terminó siendo vinculado a José María Aznar por rechazar la corrupción de los sucesivos Ejecutivos de Felipe González y denunciar el terrorismo de estado, amparado entonces por el PSOE. Toda la artillería mediática dependiente del felipismo se sumó a esta mentira, que a fuerza de repetirse terminó por parecer verdad. No caigamos en el mismo error. Yo puedo discrepar con Zapatero y lo hago desde la izquierda; Rajoy disputa con él por el poder, no por la política, que es la misma. Ésta es la diferencia.