Imagen: antivirus
Los últimos días se ha estado hablando mucho del agujero de seguridad en el chat de Facebook. Esto me ha llevado a pensar de nuevo en la identidad digital de cada uno de nosotros en las redes sociales, en nuestra huella digital, en cómo nos perciben y hacemos que nos perciban los demás.
Hoy por hoy, parecen coexistir dos realidades paralelas, la física y la virtual. Pero no nos engañemos, nuestro perfil en las redes sociales, en la web 2.0 y el que tenemos en la calle, con nuestros amigos, nuestra familia o en el trabajo, se dirigen hacia un punto común, nuestra imagen pública, a la que van dando forma. Por lo tanto, yo no hablaría de dos mundos separados, distintos, sino de uno mismo: tampoco nos comportamos igual en un contexto que en otro, con unas personas u otras, pero no dejamos de ser nosotros y nuestros múltiples yoes.
POSIBLES ERRORES
Por eso mismo, recordar que debemos tener cuidado con lo que decimos o incluimos (fotos, vídeos, etc.) en las redes sociales no está de más. El caso de aquella persona que tiene como amigo a su jefe y mete la pata con un comentario sobre el trabajo es más común de lo que pensamos. Llamémosle ingenuidad, si quieren. El caso de aquella otra persona que es descartada en un proceso de selección por la cantidad de fotos colgadas en Facebook en las que aparece borracha, drogada o desnortada… En fin, llamémosle doble moral, si quieren, pero así funciona y así se lo hemos contado.
