Muchos fascinados por las obras anteriores del director Lars Von Trier, cayeron en la trampa de ver el primer volumen, para no regresar ni tan siquiera a conocer los promocionales de su segunda parte. No los culpo, después de todo la película es extremadamente excesiva en todos los aspectos: desde ambición, contenido, imágenes y ni que se diga del tiempo de duración. No estaba alegre por ver el opus del fundador de Dogma 95, pero contra todas mis expectativas debo decirles que no está del todo mal.
La primera sorpresa es lo accesible que resulta ser para la audiencia. Después de ver ‘Melancolía’ esperaba otro esperpento que me llevara a los terrenos de la amargura, sin embargo, esta vez utiliza una herramienta narrativa que ayuda demasiado y a la vez no traiciona su tremenda necesidad de inculcar toda su filosofía reprimida.
La historia comienza con el señor Seligman (Stellan Skarsgård) encontrando en uno de esos callejones de pesadillas a una dama llamada Joe (Charlotte Gainsbourg). De inmediato la asiste con sus heridas e inicia una conversación que nos lleva a conocer su vida con todas sus aristas, detalles y distorsiones. El relato en ocasiones se inclina al humor negro porque realiza comparaciones con detalles que existen en las decoraciones de la casa de Seligman o de algunas de sus disertaciones que rayan en un conocimiento enciclopédico del arte, libros y cultura. Si Lars Von Trier buscaba algo, era ciertamente lucirse con su libreto.
Sería absurdo el querer contar la historia de una ninfomaníaca sin mostrar carne, o caer en los terrenos del morbo como lo fue ’50 sombras de Grey’. Von Trier no se anda con medias tintas y creo que entiendo su exagerada fascinación al acto de amor, que de cierta forma quiere que uno como audiencia experimentemos. Solo que conforme pasan los minutos las escenas se vuelven más grotescas, producto de la degeneración que gradualmente sufre Joe.
El shock visual es tremendo porque la película no da pauta a la imaginación, a momentos llega al terreno de la pornografía, con la diferencia que goza de un guión demasiado sofisticado para el género. Lo dejo al criterio personal de que tanto es suficiente, es solo que debo de advertir que no todos estarán dispuestos a encontrar el transfondo de las escenas que para el desagrado de muchos, tienen una razón de ser y no es solo por mostrar cierta rebeldía a lo convencional.
No suficiente con mostrarnos todo lo que ocurre debajo de sabanas, decide mediante narración explicarnos con lujo de detalle lo que siente Joe y hasta sus métodos. Esto es lo que salva a la película de ser una tortura, porque por más que existan escenas detestables, se tiene el objetivo de explicarnos su impacto en la protagonista.
El filme de por si es extenso a tal grado de tener dos volúmenes, el autor no conforme decide crear diferentes versiones alternas con una mayor cantidad de minutos. Indudablemente que esta vendría siendo la obra maestra del director, y hasta existe un aire de soberbia al querer superarse a si misma, o de plano separarse de lo conocido. Cuando piensas que no puede existir algo más impactante, rebasa las expectativas y jamás se detiene.
El libreto por más inteligente, complejo y denso que pretende ser, tiene su debilidad en las apariciones milagrosas de Jerôme (Shia LaBeouf). En su afán de justificarse, hasta hace referencia a la improbabilidad de que Joe siga topándose con su primer amor. La primera vez funciona, pero las siguientes se vuelven un foco rojo de que el guionista esta manipulando la realidad para obtener su objetivo. Y eso me enoja.
Podemos aceptar ciertos eventos que son producto de la casualidad, porque existen y están presentes en nuestra vida cotidiana, pero cuando son recurrentes a tal grado de volverse una telaraña de patrañas, la película pierde importancia. Acepto la ficción dentro de la lógica de la película, en esta ocasión no funciona y conforme pasan los minutos en ese deseo de trascender, a Von Trier la película se le escapa de las manos. Debo de aclarar que esto es evidente más es la segunda parte.
Uno de los actores que llama la atención es Shia LaBeouf, en lo que parece ser un intento por legitimar su talento. El personaje de Jerôme que interpreta no es del todo malo, si no fuera porque el actor no tiene intensidad o transmite carácter. En parte otra vez el libreto lo trata de justificar, haciéndolo pasar como parte de su personalidad, es solo que no cuadra. Tienes a una mujer que conoce una variedad de hombres y de todos ellos decide quedarse con el más plano que existe. ¿Acaso nostalgia? ¿Masoquismo? ¿Inexplicablemente amor?
Me corresponde evaluar el primer volumen, sin embargo quiero comentar sobre la obra en su totalidad porque es donde el autor aniquila su obra. Mientras tenemos un desarrollo interesante conociendo a Joe, con algunas destacables escenas en el hospital mientras cuida a su padre; la segunda parte se dedica a destruir la buena fe ante tanta pornografía.
Lars Von Trier comete el error de no aterrizar su obra y se desvíela completamente en una degeneración absoluta. Si tan solo se hubiera limitado, pero eso fue imposible, la historia la continuó a niveles insostenibles con escenas de masoquismo, delincuencia o un final decepcionante con circunstancias fortuitas, y ni que decir de como termina Seligman. No había necesidad. Hasta el aspecto visual decae y no existe esa calma o belleza por más que lo intenta con las escenas del árbol torcido. Son excesos costosos, que por algo la audiencia reaccionó al ignorar su segundo volumen.
Es triste que cuando Von Trier intenta ser accesible para la audiencia, el mismo se complique con un maratón que lo lleva al desfiladero. Me llevo lo positivo, por más que resulte un esfuerzo mirar a la pantalla.