Revista Cine
Dracula
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Estamos ya en octubre, mes en el que se celebra la famosa fiesta de Halloween. Y la mejor forma de hacerlo en esta sección es con cine de terror. A lo largo de las próximas cuatro semanas haremos un especial del género.
Monstruos universales
Hace tiempo hablamos acerca del maravilloso mundo del terror que Universal Pictures creó a partir de la década de los años viente, y que se alargó, con alguna pausa, hasta casi los setenta. La primera gran producción de “los monstruos de la Universal” fue El Jorobado de Notre Dame, en 1923, con el legendario Lon Chaney en el papel de Quasimodo, que fue un gran éxito y provocó que durante esa década se realizaran más películas del estilo.
Con la llegada de los treinta y el cine sonoro, apareció también la Gran Depresión, pero parecía que no era un problema que afectara a la productora de terror, ya que sus mayores éxitos de la gran pantalla se realizaron en aquella época: Drácula, Frankenstein, El Hombre Lobo... Al contar con actores de la talla de Bela Lugosi, Boris Karloff y Lon Chaney Jr. (nombres que ahora son leyenda), se consiguió revalorizar el género.
Durante estos primeros años del cine sonoro, y mucho antes del doblaje, el mercado internacional también preocupaba a Hollywood, así que en el presupuesto de una película se incluía también la grabación de la misma por parte de otro equipo hablante de otra lengua (concretamente francés, alemán y español).
“Yo nunca bebo... vino”
R. M. Renfield es un procurador que se dirige a Transilvania para solventar el traspaso de una propiedad en Inglaterra con el dueño del castillo de la zona: el conde Drácula (interpretado por el cordobés Carlos Villarías). Al oir esto, los habitantes del pueblo se horrorizan y le cuentan las extravagantes historias acerca del noble, pero el abogado no los cree. De todos modos, acepta ponerse un crucifijo que le regalan como protección.
Carlos Villarías como Drácula, en una estupenda interpretación.
Una vez en el castillo, y tras una aparición que nos sobrecoge (o lo hacía en la época), se ponen al tema que trae a nuestro amigo a tan remoto lugar. Tras firmar los papeles, Renfield se empieza a sentir mal, como un calor en su cuello, que hace que se desabroche la camisa y se quite el crucifijo, y se desmaya.
Tras darse por implícito que el conde le chupa la sangre y lo convierte en su esclavo, se embarcan hacia la nueva propiedad del vampiro. Al llegar, las autoridades descubren que toda la tripulación ha muerto en extrañas circunstancias, y el único superviviente es un demente (el abogado) al que encierran en un manicomio.
Mientras, Drácula se persona en la ópera de la ciudad y conoce al doctor Seward y a su hija, quien queda totalmente prendada del recién llegado. Gracias a sus poderes, conseguirá que la mujer quede atrapada en su yugo, y esa misma noche se convierte en una nueva victima del mordisco.
Mejorando lo inmejorable
El Drácula español consiguió lo que casi nunca película ha podido en los más de 100 años del séptimo arte: superar a la original. Las grabaciones se realizaron de noche, mientras el equipo de la versión inglesa descansaba, utilizando los mismos decorados. Tuvieron la suerte de poder analizar el metraje realizado a lo largo del día por el equipo americano y sugerir mejoras en la fotografía, la iluminación, los encuadres y un poco el guión. Con ello, el Drácula español tiene casi 30 minutos más de duración respecto a la original.
Un ejemplo muy claro lo encontramos en la primera aparición del vampiro. En la original, es un plano general de la estancia, en el que la aparición de Lugosi se realiza en el centro de la pantalla. Sin embargo, en la española, Villarías aparece justo delante de nosotros, en la parte superior de la escalera, mientras la cámara realiza un travelling hacia él, hasta situarse justo enfrente. Sin lugar a dudas, un efecto que mejora considerablemente la visión del monstruo.
La única pega que se le puede encontrar es que muchos personajes están muy sobreactuados. Podemos descartar de ello a Renfield, ya que aunque así lo parezca, en realidad da toda la talla de alguien que ha perdido totalmente el juicio y parte de lo que hay más allá de este. No obstante, también hay que darle crédito a Villarías por su gran interpretación del vampiro, inspirada en las tomas que realizaba Lugosi y que el actor español tenía oportunidad de ver antes de rodar.
Drácula y el profesor Van Helsing.
Una película altamente recomendada para todo el mundo, pero especialmente para los amantes de la original. Ciertamente es casi idéntica en todo, pero tiene muchas diferencias que os dejaremos juzgar por vosotros mismos.
¿Sabías que el Drácula español se estrenó dos semanas antes que la película original, convirtiéndose en la primera adaptación del libro de Bram Stoker?