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Críticas Cinéfilas (152): El Hombre Elefante

Publicado el 23 enero 2012 por Ruta42 @ruta42

Críticas Cinéfilas (152): El Hombre Elefante

Alguna vez todos nos hemos sentido diferentes o apartados de los demás, por cualquier razón (a veces es algo que provocamos nosotros mismos, inconsciente o intencionadamente). Pero hay otros desafortunados que no tienen la suerte de poder elegir, la sociedad simplemente los rechaza. Este es el caso de El Hombre Elefante
El Hombre Elefante

Año: 1980
País: Estados Unidos
Director: David Lynch
Reparto: Anthony Hopkins, John Hurt, Anne Bancroft
Duración: 125 minutos
Productor: Paramount Pictures

El moderno prometeo

De seres desagradables a la vista el mundo está lleno, bien sea porque han sido creación del hombre o por ser seres de otro planeta. Y siempre han sido temidos e incomprendidos por su condición. Sólo unos pocos han sabido ver el interior de sus grotescos aspectos, dándonos el mensaje de darle más importancia al interior.

Se ha tratado, casi siempre, de personajes sin capacidad de hablar, de expresarse como los demás. Aunque lo cierto es que la sociedad tampoco ha hecho un esfuerzo para entenderle.

Ternura en cuerpo de monstruo

El Hombre Elefante narra la historia de John Merrick (interpretado magistralmente por John Hurt), quien en la época victoriana, nació con una malformación física contundente. Cuando Frederick Treves (Anthony Hopkins) cirujano del London Hospital, lo encuentra en un circo, se interesa por él profesionalmente y paga a su dueño, Bytes, para permitirle llevarlo al hospital a examinarlo.

Críticas Cinéfilas (152): El Hombre Elefante

El doctor Treves mostrando a sus colegas a Merrick

Para evitar escándalos, el doctor Treves decide dejar a Merrick en una sala de cuarentena. El Gobernador del hospital, el señor Carr Gomm, se resiste a mantenerlo en el centro, ya que no es lugar para alguien incurable. Para evitar que lo echen, Treves enseña a Merrick, a quien cree retrasado mental, varias frases coloquiales, pero Gomm descubre el engaño. Mas ambos quedan atónitos al oirle recitar párrafos de la Biblia que el cirujano no le ha enseñado. Merrick demuestra saber hablar, y confiesa leer de toda la vida, así como su pasión por el teatro.

Sin embargo, pese al buen trato que recibe de día tanto por el doctor y su esposa, así como por varios miembros del hospital y destacados personajes famosos, de noche un vigilante nocturno se aprovecha de él para ganar dinero a costa de cobrar entrada a curiosos y dejar que lo humillen.

Más humano que el resto

La historia se basa en un hecho real. John Merrick nació en 1862 en Leicester, Inglaterra. Padeció las terribles malformaciones por las que es recordado desde los dieciocho meses, y pasó la mayor parte de su vida en el mundo del circo. Cuando fue “rescatado” por un cirujano del hospital de Londres, encontró su tan deseado sosiego, y también pasó los mejores años de su vida. Demostró ser una persona dulce y educada, y con una inteligencia superior a la media.

Patetismo, ternura y compasión son tres términos que definen bastante bien la historia. La terrible criatura que aterroriza a todo aquel que la ve esconde su faceta real detrás de su propia máscara, consciente de la incapacidad de la gente para entender. Al final, aquel a quien se ha tachado de anormal por su aspecto termina siendo en el interior mucho mejor que los que lo señalan.

Terrible, y a la vez tierna, El hombre elefante es un clásico de la década de 1980 que no debemos perdernos. Aunque sea sólo para hacernos sentir mejores personas durante dos horas.

¿Sabías que Mel Brooks fue productor de ésta película, pero que debido a que su nombre estaba estrechamente relacionado con la comedia pidió no ser incluido en los créditos?


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