Hace poco, reflexionando sobre una de las primeras y más desconocidas óperas de Wagner que estuvo hace bien poco en el Teatro Real, comentaba que un genio nunca tenía la seguridad de serlo y que vivía en una lucha y angustia permanente antes de que llegara el reconocimiento (e incluso después, porque una cosa es conseguirlo, y otra mantenerlo)… ¿pero qué pasa si ese ansiado prestigio nunca llega?, ¿qué pasa si estamos abocados a ser o hacer cosas extraordinarias pero sin que nadie lo pueda o lo quiera ver?, ¿qué pasa cuándo alguien está por encima pero nadie es capaz de comprenderlo y sufre toda su vida por un don que no pidió?, ¿a cuántos el reconocimiento les llega demasiado tarde?, o peor, ¿cuántos se pasan la vida en las brumas de la ignorancia y del nunca ser descubiertos sin que la historia sepa jamás de ellos?… quizás esa sea la más apasionante temática de esta película, la historia de Marcelino Sanz de Sautuola, un hombre que hizo uno de los descubrimientos más relevantes de la historia (y de la prehistoria) y nadie fue capaz de aceptarlo, teniendo que vivir la desgracia de que no hubiera quién comprendiera tal logro, y nunca poder ver como su aportación al mundo fue una de las más relevantes que ha habido.
Tal vez podamos reflexionar, como también se dice en la película, sobre la ingrata España, pues hizo falta que descubrieran pinturas similares en Francia, para que las de Altamira se tuvieran en cuenta… hay que reconocer que a veces llegamos a ser completamente patéticos.
Sí, sin duda este es un filme sobre el encuentro de las pinturas de Altamira y su extraordinario descubridor, pero también lo podríamos ver como una excelentísima reflexión sobre el viejo cainismo español, aparentemente inmortal, pues este filme demuestra (como lo hacen siempre tantos pasajes de la historia) lo poco que hemos cambiado y lo mucho que deberíamos hacerlo.
-Altamira: pudo haber sido una obra maestra, y a punto estuvo de tener una crítica completa (y quizás si tuviera más tiempo, la hubiera hecho), pero tiene bastantes fallos e imperfecciones.
Eso no significa que no sea una película notable, que lo es, que no merezca la pena, que la merece; pero no termina de cuajar del todo, y por momentos, incluso recuerda a un telefilme. Sería difícil decir dónde está el fallo, supongo que hay muchos pequeños que al final acaban lastrando el resultado final; que, desgraciadamente, pudiendo haber sido muy emocional, acaba por resultar demasiado frío, casi de documental
El guión está bastante bien, es un tanto inestable, pues no consigue centrarse del todo, por lo que resulta sumamente desigual; pero no se puede decir que no cuente bien la historia o que no defina bastante bien a los personajes (quizás esto último lo hace de un modo un tanto superficial, especialmente con el protagonista); tal vez el problema es que le falta emoción, sólo se empatiza con los personajes en pocas secuencias, y el resto es muy frío; sí, te están contando bien la historia, pero eso se puede hacer también en un documental, lo importante es que nos identifiquemos con los personajes y vivamos la narración con ellos, y eso no llega a suceder, es una sensación que no llega a consolidarse del todo.
La dirección comete una serie de torpezas, por lo que también resulta inestable, pero en general es aceptable e incluso buena.
Sin mencionar que las secuencias de la resurrección de los animales de las cuevas no llegan a cuajar nunca. Destacar, sin embargo, el haber incluido la escena del apoyo de Alfonso XII al descubrimiento, algo sin duda importante, la apuesta incondicional de la monarquía por sus propios súbditos.
El resto del apartado técnico está genial reproduciendo la época, simplemente impecable. Quizás lo menos interesante es la fotografía, que resalta todos los defectos de lo que vemos.
Acerca de las interpretaciones, son en general buenas (salvando quizás a una excesivamente dramática Irene Escolar -como siempre, por otra parte-); especialmente Antonio Banderas, que encuentra un papel realmente hecho a su medida, de lucimiento total, y que sabe aprovechar al máximo; no hay duda, sólo podía haber habido un Marcelino Sanz de Sautuola en el cine, y tenía que haber sido Banderas; realmente, consigue que no podamos imaginar a otro actor en tal papel o que lo pudiera merecer más: una gran estrella para un gran personaje histórico; no podía ser de otra manera.
En definitiva, aunque mejorable, aunque pudo haberse hecho una obra maestra, y quizás algún día se haga; lo cierto es que hasta ese momento, Marcelino Sanz de Sautuola cuenta con una película muy digna, notable, que cuenta su vida, su lucha y su descubrimiento; y yo creo que sí merece la pena y realmente es muy interesante ver.
Ya ves, al final los cotilleos de Hollywood se hacen realidad, y tanto Rupert Sanders como Kristen Stewart no están en la segunda parte debido a su relación adúltera y el escándalo que se montó con el tema… hay que ver a que tonterías se le dan importancia.
Reconozco que tenía ganas de ver, si es que se hacía, la secuela de “Blancanieves y la leyenda del cazador”, pues realmente me entusiasmó la primera parte, por tanto, imaginaba que la continuación podría ser realmente interesante y que se podría seguir profundizando en ese mundo más allá del cuento, consiguiendo un resultado extraordinario que fuese más allá del “y fueron felices”. Desgraciadamente, eso suele ser esperar demasiado de Hollywood, cuya intencionalidad en las secuelas es casi siempre la misma: seguir sacando tajada de la gallina de los huevos de oro y de lo que funciona.
En cualquier caso, mira que tenía todos los malos datos posibles de esta secuela: un cartel nada atractivo que ya adelanta todos los defectos del filme: “del productor de Maléfica” (peor referencia imposible), la desaparición de muchos de los personajes protagonistas para centrarse en los menos atractivos e irrelevantes de la pasada película, o la aparición de actores con unos personajes y tramas más que predecibles sólo echándole una ojeada al póster… después leí el argumento o sinopsis, y me pareció de vergüenza ajena; comencé a leer las críticas, profesionales y amateurs, ¡y madre de Dios!, a cada cual peor, reconsulté las de la primera película y tampoco eran muy allá, pero a mí me había entusiasmado… así que, y a pesar de todo decidí ir a ver la nueva película, porque no hay peor sordo que el que no quiere oír, y claro, pasó lo que tenía que pasar.
-Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo: sin duda alguna, uno de los mejores ejemplos de secuela oportunista que se han hecho jamás; y también, de estafa absoluta hacia el público. Cuando ves la película, no sabes qué hacer, si indignarte, o reír por no llorar… es terrorífica, y no precisamente porque dé miedo, que en el mejor de los casos, provoca risa (no intencionada).
No sé por dónde empezar a describir este esperpento porque todo está mal de arriba a abajo, sin que pueda haber apenas una concesión (como máximo la fotografía, y eso siendo muy generoso).
En realidad toda la producción es un desastre desde el principio, parece que han hecho un collage con un montón de películas y series exitosas de los últimos años porque no se les ocurrían ideas… es más, si uno lo piensa, fue absurdo que se molestasen en rodar la película: con haber hecho un nuevo montaje intercalando las escenas que más les interesasen de los otros productos audiovisuales que plagiaron descaradamente, y lo hubieran redoblado, no hubiesen necesitado filmar la película, fue una auténtica tontería. La verdad es que si no fuera porque sabes que es una superproducción de Hollywood, llegarías a pensar que es el típico vídeo de fan subido a YouTube.
No profundizaré en el tema de los plagios (entre otros muchos: “Juego de Tronos”, “Frozen”, “Harry Potter”, “Into the Woods”, “Maléfica”, “Blancanieves y la leyenda del cazador” -sí, en el colmo del patetismo llega a copiar a su propio precedente-… y un largo etcétera incluyendo refritos ya mil vistos de anteriores películas y guiones, con sus correspondientes sentencias tópicas), porque lo ha dicho ya todo el mundo, pero sí diré que no hay una sola secuencia que se vea original, ni una, a ningún nivel: ni de guión, interpretación, dirección… etc, pocas veces en mi vida he visto un producto tan descarada y evidentemente poco singular.
Los horrores comienzan en un guión escrito por unas personas claramente desganadas y que lo redactaron cuales funcionarios, para cobrar a fin de mes; obviamente tampoco tenían talento, así que tampoco podían dar más de sí. Eso sin mencionar que se cometen una serie de errores tan absurdos y básicos de narrativa, que cuesta creérselo. Tampoco se puede dejar de decir que hay muchas frases que provocan un humor involuntario, e incluso la carcajada. Y ya no hablemos de los personajes, algunos de los cuales causan auténtica repugnancia por lo manidos y estúpidos que son.
La dirección llega a copiar planos del anterior filme de la forma más descarada, y trata de emular un estilo que se le escapa continuamente, obviamente no está a la altura; da la impresión de que estés viendo un trabajo de final de curso de la Escuela de cine (o incluso, de final del primer cuatrimestre).
Y me niego a salvar nada del apartado técnico, que, siguiendo el estilo del resto del filme, sólo copia, plagia, calca duplica, etc, lo que ya hemos visto mil veces antes en otros productos del estilo; ni profesionales tan reconocidos como Colleen Atwood en el vestuario o James Newton Howard en la música hacen un trabajo siquiera aceptable.
De las interpretaciones mejor no hablar, o sí, qué más da; al fin y al cabo, no las hay, claramente no hubo una dirección de actores y cada uno hizo lo que le dio la gana, pues a todos los actores o se les ve confusos o descontrolados, y en cualquier caso, y esto se puede decir del reparto al completo, se les nota absolutamente perdidos, sin saber qué están haciendo o por qué. En fin, detallaré sobre algunos de los actores:
-Chris Hemsworth: ni se molesta en actuar, ¿para qué?, él lo que quiere es salir guapo, y da la impresión de que está todo el tiempo posando para una sesión de fotos de una revista de moda, da igual lo que esté sucediendo en la trama: el siempre sonríe y adopta postura de galán. Yo no me lo podía creer, cada vez que le veía en pantalla creía que estaba viendo la nueva campaña publicitaria de El corte inglés.
-Emily Blunt: esta pobre mujer está caminando directa hacia el hundimiento de su carrera en Hollywood porque no acierta con ningún producto últimamente y todas sus interpretaciones, que al principio siempre nos asombraban, están dejando mucho que desear y resultan falsas, por no decir que muchas veces parece que está haciendo de sí misma. En esta película se esfuerza, pero claramente no sabe (y lo que es peor, nadie se lo dice) que tiene qué hacer, se la ve continuamente desconcertada; es más, a veces hasta parece que se sale totalmente del personaje y no puede evitar poner cara de “¿cómo coño he acabado yo aquí?”.
-Charlize Theron: el caso típico y evidente de la actriz que hace una secuela con la intención de “coge el dinero y corre”; Theron rueda unos cuantos minutos de metraje, cobra una pasta, y se queda tan ancha sin despeinarse. Por supuesto, ni se acuerda del personaje que interpretó en la pasada película (ni lo intenta), pues ella asume que sólo la han contratado para ponerla en el póster, así que no se molesta más, porque molestarse pa na, es tontería, y que la gente pague una entrada para ver una cosa y no se le dé, es absolutamente irrelevante.
Acerca del resto del reparto, se recuperan algunos viejos personajes (los más absurdos, ridículos e innecesarios) que los actores que los interpretaban ya han olvidado totalmente como hacerlos, así que los vemos, con frustración, como si fuesen una novedad; y las nuevas incorporaciones, simplemente ofrecen actuaciones totalmente estereotipadas.
En definitiva, la típica ¿secuela, precuela? (el propio filme es incapaz de definirse en ese aspecto) creada con el único objetivo de estafar al espectador con la mayor y más descarada audacia posible. No se puede calificar de otro modo.