Revista Cine
Critikita 465: El hombre del Nilo, D. Canzio y S. Toppi, Grijalbo 1978
Publicado el 05 mayo 2017 por Lord_pengallanJartum principios de 1885. Allí es adonde nos llevan los autores italianos con este cómic. Qué pasó ahí? Que Gordon, un general colonial inglés muy popular en su tiempo por sus obras de caridad, mandaba esa ciudad, la cual estaba asediada por el ejército del árabe autoproclamado mahdi (enviado; el mandado por Alá al final de la Historia para convertir la Tierra en musulmana) Mahoma Ahmad. El europeo fue a Sudán, país que ya conocía pues había estado allí tratando de acabar con el esclavismo autóctono, con la orden de mandar la retirada de las tropas egipcias destacadas allí, así como de los civiles extranjeros residentes en la región y reunidos allí, porque se pensó que los rebeldes no se atreverían a atacar a un inglés (Inglaterra se acababa de hacer con Egipto), la disparatada proclamación del musulmán tuvo éxito porque prometía la liberación del poder colonial (Egipto) y la vuelta a los viejos tiempos (el tráfico de esclavos, el negocio, Sudán significa negros, para los musulmanes sudaneses que los turcos que "mandaban" sobre los egipcios habían limitado a África y luego los egipcios lo habían prohibido totalmente por 12 años a petición de sus acreedores ingleses). Gordon llegó a Sudán a principios de 1884 con la firme intención por todos conocida de que no iba a dejar al mahdi campar a sus anchas, por ello entre otras cosas legalizó el tráfico desclavos (esto en concreto lo omite el cómic), porque pensaba quel triunfo deste era peligroso para el África musulmana bajo poder inglés. Así que el extravagante, caballeresco y vanidoso inglés quedó asediado ya que carecía de ejército. Entonces el gobierno inglés se desentendió, pero el pueblo inglés le presionó para que fuese al rescate del general. Esto acabó haciendo mas cuando el tiempo se había convertido en oro. Así que, Jartum principios de 1885...
El guión como es habitual en la narrativa histórica crea un protagonista ficticio que hace de cicerone para el lector para así poder desligarse de los hechos para resultar interesante al que los conoce. En este caso es un periodista inglés (del periódico que lideró la campaña para que el gobierno inglés mandase al general Gordon a Sudán) héroe inconsciente que consigue colarse en Jartum a algo más de un mes de su caída (aunque evidentemente ni él ni el resto de personajes sabe eso). Allí ve la situación y vuelve a salir por orden de Gordon para meter prisa al ejército inglés de socorro. Este absurdo más que ironía creo que es prueba de que Canzio no sabía muy bien qué contar deste episodio colonial muy famoso en Inglaterra pero poco conocido por los demás estados, y eso porque es el contexto de la trasnochada novela Las cuatro plumas (citada en el cómic) y sus 5 adaptaciones al Cine y porque el gran C. Heston hizo en 1966 Jartum, su 3ª mejor peli (las otras 1ª y 2ª), uno de los mejores films coloniales crepusculares donde hace de... Seguramente este cómic, que es de 1976, sea de encargo. Sin embargo eso no impide que Canzio haga un buen guión. Este está bien documentado y retrata certeramente el carácter inglés tradicional, cf. el cine colonial crepuscular inglés, y cuenta una historia anticolonialista (algo de El Corazón de las Tinieblas tiene) de forma ágil sin caer en el maniqueísmo (compara al ejército sudanés con los cruzados en el sentido de que ambos daban una guerra de religión). Al jedive de Egipto no se le había perdido nada en Sudán pero a su vez este estaba aún en la Edad Media de modo que como libertadores de la patria los sudaneses no fueron unos cubanos barbudos. Así Canzio retrata a los egipcios y a los ingleses (con sus tropas coloniales) como pulpos en un garaje pero a los sudaneses como gente crédula, fanática, cruel, xenófoba y reaccionaria. Los turcos y egipcios explotaban el país con gran codicia, pero la propuesta del mahdi no era mejor. Hasta qué punto se puede dejar solo a alguien que declara la yihad? En su guión Canzio no pregunta eso así que no lo responde pero queda claro que el héroe de la historia es el periodista, un civil. Ni lo es Gordon, gallardo pero imperialista, que aparece fugazmente en el cómic, ni lo es el mahdi, que aquí es la presencia dun déspota megalómano (una de las 1ª cosas que hizo fue poner a los suyos a construirle un mausoleo para poder ser venerado muerto como ya lo era vivo). Quizás señale quien fue el bueno desta historia el hecho de que cuando a finales del siglo XIX los ingleses conquistaron el califato sudanés (califa significa sucesor), entonces el único estado libre de África junto con Abisinia y Liberia, destruyeron el mentado mausoleo porque allí estaba el cadáver del mahdi, muerto poco después de tomar Jartum, el cual tiraron al Nilo salvo el cráneo porque se lo quería quedar el general conquistador Kitchener (el tío que hizo famoso el cártel de un tío señalándote para que te alistes), lo que escandalizó al gobierno inglés de tal modo que le mandó reenterrarlo (los sudaneses decapitaron a Gordon y luego tiraron sus restos a un pozo, además en ese momento Europa estaba pasando por un fervor religioso que hizo al pueblo inglés ver la conquista como una cruzada y a Gordon como un mártir ya que era muy cristiano aunque sin militar en alguna de sus variantes, lo que evidentemente lo hacía popular en todas). La introducción del cómic no firmada pero sin duda escrita por Canzio dice que el cráneo del autoproclamado mahdi acabó en un museo de Londres. Por lo que he podido averiguar no se sabe su destino a ciencia cierta así que se supone que está enterrado en Sudán, así la conciencia inglesa queda calmada. La versión de Canzio no sé si es por confusión (por lo visto se barajó el llevar el cráneo a Inglaterra para estudiarlo; esto Talbot hace que ocurra en la 2ª parte de su ucronía Arkwrigth), malevolencia o exageración. En el siglo XX los ingleses permitieron a los descendientes del mahdi reconstruir el mausoleo, que naturalmente sólo pueden visitar los musulmanes a pesar de que es una tumba vacía y que, evidentemente, Mahoma Ahmad no es el enviado de Alá.
Toppi se encarga con solvencia con su fabuloso estilo de figuras esbeltas y alargadas, líneas por doquier que más que modelar dan textura y fondos minimalistas, del sencillo y directo guión lleno de grandes frases: El jabón escasea en Jartum... pero es cierto que no se puede negar el último deseo a un condenado a muerte. El genial dibujante italiano no se mata en el dibujo, no sé si por falta de interés o de tiempo, pero le pone lo necesario para conseguir que el cómic sea una grata lectura. Consigue neutralizar su tendencia a la ilustración, al frontalismo, bidimensionalismo y al estatismo con una buena narración con querencia a lo rectangular ya vertical ya horizontal y que esquiva siempre que puede el plano general de modo que las numerosas escenas de acción no lucen pero tampoco quedan mal, y el relato tiene un raro aire intimista que no queda mal pues no deja de ser una anécdota heroica de una vida anónima en vez de un acontecimiento histórico. Por otro Toppi lado plasma perfectamente aquel pasado, nadie mejor que él ha usado la referencia fotográfica para transmitir verdad, borda las escenas de paseo y viaje y se sale en las escenas en el desierto de modo que el cómic tiene su buena ración de viñetas fabulosas e impresionantes. La guinda la pone el coloreado mecánico, ignoro si realizado por el gran dibujante italiano personalmente, barato, expresionista y plano muy de la época hecho y casi exclusivamente con ocres y violetas, los cuales dotan al cómic de belleza y singularidad y a la historia de cierta irrealidad y exotismo, lo que encaja muy bien con el inteligente guión de Canzio que coquetea con la ilusión y el delirio y con el viaje al Otro Mundo.
Por tanto El hombre del Nilo no es un gran cómic pero el dibujo de Toppi y el guión de Conzio que retrata certeramente de forma impresionista la situación lo convierten en una lectura sencilla, agradable y relegible en la que conocer los acontecimientos no es un problema por la hermosura de los dibujos coloreados con exquisitez y por el tratamiento de los hechos históricos distante y crítico sin destruir por ello lo absurdo y complejo de aquellos. Una lectura que tiene el añadido de ser fresca pues el boceto de la sociedad musulmana que Canzio hace sirve para que no perdamos de vista que la rabia por la explotación y la ruptura violenta de lo normal si no es canalizada políticamente (los sudaneses no tenían ninguna posibilidad de acceder al gobierno colonial) acaba siéndolo religiosamente (cosa que resulta muy peligrosa si lo hace una religión del Libro), y entonces la violencia se convierte en transcendente, o sea inhumana, de tal modo que el autosacrificio y la crueldad se convierten en un deber. El modo de combatir del pobre ejército del mahdi es el mismo que el de los muyahidines y terroristas musulmanes de hoy. Morir es chulo porque se va al (mejor) Paraíso (patriarcal imaginable) y ser cruel con el enemigo es obligado porque este es demoniaco. Un conflicto así no es barbarie contra civilización sino Cielo contra Infierno, también lo sugiere Canzio (podía haber incidido en ello pues los de Jartum estaban entre un tío que tenía complejo de santo y otro que se creía el mahdi). El imperialismo decimonónico no es civilización del mismo modo que la yihad tampoco. Deste modo este cómic nos recuerda bellamente que no hemos cambiado y que seguir malinterpetrando vanidosamente las cosas (ver la viga en el Islam permite disimular la paja del cristianismo) como en el XIX sólo lleva a matanzas, -Es un fanático? -No lo sé. Este telescopio es de fabricación inglesa y quizás su óptica sea deformante. Desta forma El hombre en el Nilo que culmina la descolonización nos recuerda que en el poscolonialismo el tradicional xenófobo aplauso a la ignorancia hace que las masas y sus gobernantes sigan sin saber que efecto tiene el propio comportamiento en el otro. Uno no puede esclavizar pero tampoco apropiarse de la casa de otro, uno no puede apoyar a dictadores pero matar mindundis tampoco.