Revista Cine
Critiquita 411: Thunderbolts de Busiek y Bagley (Marvel-forum 1998-2000)
Publicado el 08 abril 2014 por Lord_pengallanCon la perspectiva del Tiempo creo que Thunderbolts es una colección clave de Marvel porque señala el principio del tratamiento posmoderno de los superhéroes en esa editorial. El género superheroico moderno, a lo Lee&Kirby, lo mataron Moore y Miller a finales de los 80, pero la industria no se dio por enterada. Poco después unos dibujantes trataron de actualizar el género pero, al hacerlo de forma estúpida e insustancial, el resultado fue un fiasco. Eso hizo a Marvel volver a lo moderno, pero la cosa fue un canto del cisne así que a finales de los 90 tuvo que olvidar esa forma de abordar un cómic de superhéroes. En esta historia Busiek es uno de los protagonistas. Él fue el campeón del back to the basis, de volver a lo moderno tras el fiasco del dibujo grotesco, los dientes apretados y los pistolones. Pero a la vez que Busiek volvía a hacer comics de superhéroes como a principios de los 80, sus entonces celebrados Vengadores hoy pequeñitos, se marcó Thunderbolts, una cole donde lo moderno y lo posmoderno, lo viejo y lo nuevo, están fundidos, por lo que es una de las primeras coles en donde los superhéroes son más de "ahora" que de "antes".
La primera cosa que distingue a los superhéroes modernos es su maniqueísmo. El Bien y el Mal no sólo no se mezclan sino que no pueden cambiar. Un supervillano siempre será un supervillano y un superhéroe siempre será un superhéroe. Nadie bueno se vuelve malo y nadie malo se vuelve bueno. Thunderbolts pone en cuestión esa rígida, ideal y vieja creencia y por eso Busiek la puso en vanguardia y le dio un sitio particular en el Universo Marvel, razón por la cual es la única cole Marvel creada en la posmodernidad que ha aguantado en el mercado 15 años. La idea de los Thunderbolts era ver si el maniqueísmo seguía existiendo en el género superheorico. Si seguía siendo imposible el cambio de bando. Por ello Busiek puso a unos supervillanos a hacer el Bien y luego a hacer un continuo sacrificio heroico ya que, y este es el tema más tratado en la cole, el cambio no es aceptado por la sociedad porque esta nunca quiere revisar/actualizar las etiquetas con las que ordena la realidad. Así, Thunderbolts es una cole donde, como las de Lee&Kirby, sus protagonistas luchan contra los prejuicios de la sociedad. Los miembros del supergrupo luchan contra una sociedad que no acepta su cambio. Pero también es una lucha rebelde, antisistema, pues los Thunderbolts pretenden con su heroísmo no sólo probar que se han reformado sino pagar el perdón de sus delitos. El heroísmo interesado es posmoderno. Con su lucha contra el Mal buscan que la sociedad les conmute su castigo por los delitos otrora cometidos. Esta es la idea más audaz de la cole. Los Thunderbotls se sienten reformados, luego no van a delinquir más así que no le ven sentido el ir a cárcel pues ya están reformados. Pero también está el castigo y la indemnización. Esta tensión, donde se pone de manifiesto el carácter parasistema del superpoderoso y que una de las principales características del héroe es la lucha continua, es el motor de la etapa, con lo que la cole cuestiona el hecho de que la cárcel sea la única respuesta social a la delincuencia a pesar de que esta es muy variada. No es lo mismo el delito del villano gótico que el del pobre que se rebela personal y unilateralmente contra el sistema. Para Busiek, parece, la cárcel sólo debe ser inevitable para el asesino. La justicia es sólo castigo-encarcelamiento? se pregunta aquí Busiek seguramente sin darse cuenta.
Pero como hemos dicho Thunderbolts no es puramente posmoderna. Busiek no es posmoderno, aquí es donde más cerca ha estado de serlo, por lo que tiene muchos elementos modernos. Ejemplo de esto es la composición del supergrupo, sus miembros. El capitán y creador del mismo es Zemo, un supervillano antiguo pues sus características, aristócrata, rico, extranjero (alemán!), feo (en este caso desfigurado), cruel, megalómano y tiránico, son las del villano gótico. Es un Drácula más. El segundo es Arreglador, un genial mecánico indisciplinado, ambicioso y egoísta, cosas que le hacen chocar con la sociedad de modo que es lógica su villanía. Dentro de la normalidad no tiene sitio. El contramaestre es Piedra Lunar, según Busiek (originalmente su origen es otro) es una huérfana de padre hija de criados de inteligencia superior y gran belleza a la que la contradicción entre sus capacidades y sus recompensas sociales de partida la volvieron vanidosa, egoísta y codiciosa pues lo que la mueve es obtener lo que los señores de sus padres tenían: riqueza y sirvientes. Por eso no tiene suficiente con haber ascendido socialmente, es psiquiatra (la única universitaria del grupo si no contamos a Zemo quien presumiblemente lo es), lo que la diferencia de la carne de cañón. La tropa la componen el Escarabajo, un mecánico acomplejado, Atlas, un delincuente juvenil hijo de granjeros con demasiada personalidad para ser un lacayo pero sin la inteligencia suficiente para prosperar autónomamente (por eso es el que más identidades ha tenido) y Mimí Aulladora, una hija de una familia rota de "basura blanca" que huyó siendo adolescente de un padre alcohólico y acabó convirtiéndose en una supervillana al ir a parar a la cárcel injustamente.
En este grupo podemos establecer una división que es igual se haga siguiendo un criterio maniqueo o económico. Zemo y Arreglador son malos antiguos y Piedra Lunar, Escarabajo, Atlas y Mimí Aulladora lo son por la pobreza de sus orígenes (obsérvese que ni unos ni otros son de la burguesía). Estos últimos acabaron siendo malos por venir de la pobreza. Está claro en estos 4 últimos que si hubieran tenido más justicia social en sus vidas no habrían tenido que conseguirla mediante la delincuencia. Es por esto que, a diferencia de Zemo y el Arreglador, pueden cambiar de bando, dejar de ser malos para volverse buenos (si bien en Piedra Lunar no es tan claro pues es el personaje más ambiguo de todos, tiene un pie en cada lado porque es demasiado inteligente para ser normal pero también para creer que el crimen compensa; al ser alguien complejo no tiene lugar en un esquema simple). Los 2 primeros al proceder de la ficción decimonónica no pueden cambiar, lo refleja la negativa de Zemo a corregir su desfiguración, los 2º, al ser posmodernos, es decir, al provenir de una lectura de la realidad más matizada y desprejuiciada, pueden hacerlo pues el mal no es genético como creían los crimonólogos del XIX. Esta división, por tanto, incluye una crítica a la sociedad, cosa generalmente ausente en Marvel desde los tiempos de Shooter. Una idea que Busiek usa con frecuencia pues para él los esbirros siempre son víctimas del desigual e injusto reparto de riquezas (para no irnos más lejos leáse la aventura del Imperio Secreto, nº 30 a 32 de esta cole).
Todo esto es lo que hace especial e importante a Thunderbolts a pesar de que Busiek sólo plantea estas ideas, no se atreve o no quiere ir más allá. Este guionista guionizó la serie como si estuviera escribiendo para mediados de los 80, es decir, se limitó a hacer cómic de superhéroes tradicional, su verdadero deseo. Melodrama, tortura existencial y acción para adolescentes masculinos es lo que hay en cada una de las grapas de su etapa en la cole. Así, desaprovecha la potencialidad de la serie, por ello seguramente esta duró tanto pues difícilmente, si hubiese sido critica, lo hubiera hecho. Lo que busca el lector de superhéroes es evasión, ni quiere pensar ni quiere realismo. Marvel hizo lo mismo pues mientras Busiek tuvo la genial idea de meter adolescentes en el elenco protagonista (el ejemplo de modernidad más claro de la serie: Jolt es una adolescente huérfana y torturada por supervillanos pero no va a parar a los servicios sociales sino que se convierte en el sidekick del supergrupo), que "pertenecen" además a minorías sociales, japoamoricana y afroamericana, y combinarlos con personajes que estaban ya cerca de cumplir los 40 (Ojo de Halcón, Zemo, Escarabajo, Arreglador y Atlas fueron creados en los primeros 5 años de Marvel; que Busiek los escogiese demuestra lo lejos que estaba de querer hacer algo nuevo), la editorial no lo apoyó (como demuestra que hoy Jolt y Carbón lleven años desaparecidos). Si Marvel hubiera potenciado eso quizás ahora su público no estaría tan sectorializado. Igual no estaría compuesto por una mayoría aplastante de treintañeros masculinos blancos. En ese sentido Thunderbolts preludia a las colecciones que tratan de dirigirse al público adolescente perdido, como la gran Runaways o Avengers Arena, y a las actuales maniobras editoriales (muchas veces espoleadas por el cine, ya que este se dirige a un público más variado, como demuestra que el futuro Antorcha de los 4F cinematográficos va a ser negro) para crear superhéroes que representen a las mujeres y minorías sociales tradicionalmente infrarrepresentadas en el género superheroico. Un último elemento precursor de Thunderbolts es que es un título que pertenece al subuniverso de Los Vengadores. Mucho antes de que esta serie se hiciese merecedora de la explotation, Busiek ya la estaba explotando.
Así pues, Thunderbolts es una cole posmoderna pero de historias modernas/clásicas que sólo ofrece entretenimiento. No sólo de forma negativa, es decir, porque Busiek no quiere ir más allá, sino de forma positiva, Busiek hace una etapa tremendamente dinámica para los estándares actuales. Cada 6 u 8 nº mete un elemento nuevo que renueva el interés. Busiek jamás se duerme o pretende hacer dormir con los guiones, por ello una cole voluntariamente mediocre no aburre ni pierde el interés cuando ha perdido la novedad y adquiere la rutina típica de las series regulares, los Thunderbolts siempre queriendo demostrar que se han reformado y librarse del sistema judicial por ello.
Esto tiene su mérito pues a la cole le tocó un primerizo y torpe M. Bagley. Era un momento en que Marvel se había quedado casi sin dibujantes decentes. Aquí Bagley está tremendamente tosco. Por ejemplo es incapaz de alinear correctamente los ojos de los personajes que dibuja. A los que crecimos con Milgrom y otros ya sabíamos que los superhéroes raramente vienen bien dibujados pero eso es una lección que los que se han subido al carro desde los 90 no han aprendido. Así, hoy en día las viñetas de Thunderbolts no son nada gratas a la vista. La cosa no es terrible porque el dibujante es un narrador convencional competente, es lo suficientemente inteligente como para no poner en primer plano sus numerosas limitaciones y torpezas, tiene bastante interiorizado el estilo superheroico, no tiene ni idea de anatomía pero clava las típicas posturitas del género, y porque recibe un entintamiento muy eficiente que da vigor y contundencia a sus líneas. El apartado gráfico resulta peor de lo que es porque la cole se publicó al inicio del coloreado por ordenador así que tiene uno bien feo y soso, tonos apagados, pequeña paleta de colores y el abuso del degradado hacen que hoy en día el aspecto de Thunderbolts sea feo. No obstante, a lo largo de la cole Bagley con el trabajo, en esto es en lo que destaca, y la confianza va mejorando abandonando la arista por la curva, recurriendo a la referencia fotográfica (principalmente para que Piedra Lunar le quedase sexy y peligrosa) y tomando como maestro al gran A. Davis. Esto, junto con un coloreado más vigoroso, hacen que la cole al final sea decente visualmente. Hubiera resultado la cole mejor con cualquier de los 2 dibujantes que le sustituyen puntualmente, J. Johnson, un dibujante menor pero más agradable que Bagley, y Manco, el mejor dibujante de los 3 con diferencia y un adicto al extinto aerógrafo, que con su estilo tenebrista hubiera encajado bien en la cole pero, sin duda, no habría podido seguir el ritmo mensual, cosa que es lo que se le da mejor a Bagley.
Así pues los 33 nº regulares, 2 de ellos dobles (el 2º de ellos, el 25, es el mejor de esta etapa), el especial nº 0 y el anual que conforman la etapa de Busiek y Bagley en Thunderbolts son mediocres, pero el ánimo del segundo y el profundo conocimiento del género y del Universo Marvel del primero hacen la cosa interesante y entretenida. Por ello la marcha del guionista no es algo a lamentar, cosa que no le quita el mérito de ser el padre de la idea y de establecer las bases de la cole ni el aplauso por dejar un montón de elementos interesantes a su sucesor. Tremenda su generosidad. Aquel podría haber hecho su trabajo sin necesidad de inventarse nada nuevo gracias a la cantidad de ideas, conceptos y personajes que Busiek dejó como legado. Sin duda esto es una de las razones de que con Nicieza, el relevo, los Thunderbolts tuviesen su mejor etapa, que además fue larga.