Revista Cultura y Ocio
"-No te vayas muy lejos, Santi -dice papá.
-Vale.
Lo último que Santi oye es a mamá diciendo que no sabe qué es más viejo, si las bicis o el coche, y a papá replicando: "Yo tengo más años que las bicicletas y el coche, ¿también quieres un marido nuevo?". Hay risas. Sara chilla algo. Por fin, hasta la vocecilla de su hermana pequeña se pierde y quedan los sonidos del campo."
Somoza es uno de esos autores a los que sigo la pista porque me resulta francamente entretenido. Su capacidad para inventar historias, o para darles una vuelta extra a acciones ya tratadas en la literatura, siempre me ha gustado. Por eso seguí la pista a su último título recién publicado, y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Croatoan.
Conocemos a Carmela Garcés, una joven etóloga (persona que estudia el comportamiento animal), cuando recibe la llamada de un compañero y amigo. La está avisando de que un antiguo profesor con el que ella mantenía una relación alumna/profesor más estrecha que el resto, ha enviado un mail a su círculo más cercano, para que mire su correo. Esto no tendría nada de particular, pero el profesor había dejado programados esos correos dos años antes, antes de quitarse la vida, y no sólo eso, además envía unos correos electrónicos que sólo contienen una palabra: Croatoan. Y los correos llegan justo el día en el que en el mundo comienzan a suceder cosas extrañas: manifestaciones de hombres desnudos que parecen caminar sin detenerse hacia un rumbo fijo llenan las calles en distintos paises sin importar la nacionalidad. En medio de este ambiente, Carmela y un reducido grupo entre los que se encuentran varios receptores de ese correo, tendrán que investigar qué quiso decir el antiguo profesor.
Somoza no sólo vuelve al terror psicológico, o al menos a la profunda intranquilidad, además lo hace utilizando ya en su título una palabra maldita. Porque si al lector se le ocurre buscar la palabra y la leyenda que se le atribuye en el libro, descubre que es cierto lo que Somoza está contando, y en ese momento la realidad da un empujón a la ficción para quitarnos el aire. Y es que, entre 1578 y 1580 más de un centenar de personas que vivían en la colonia inglesa de Roanoke, desaparecieron sin dejar rastro dejando una única palabra escrita en un árbol: Croatoan. Así lo cuenta el autor, y justo así es como sucede, y sabido esto es fácil establecer la relación con la historia y el motivo de que incluso le de título.
El libro arranca con la desparición de una familia que pronto se descubre como un asesinato. Somoza parece tener prisa en introducirnos en la historia aunque sea con una suerte de trampantojo. De este modo, con un lector ya curioso, nos presenta a Carmela y a Nico, un antiguo policía y antigua pareja del profesor Carlos Mandel, para arrancar una historia que capta la atención del lector desde sus primeras páginas. Somoza mezcla géneros en una novela que va del thriller al terror pasando por la ciencia ficción para dejarnos una historia apocalíptica en la que la sociedad corre el peligro de engullirse a sí misma hasta desaparecer. Un rastro bastante fácil de seguir nos conduce a una crítica social, o casi más al reflejo del mundo en el que vivimos en esta era tecnológica, para impulsar el temor del lector. Quizás no a que suceda algo así, pero sí a ese ambiente cada vez más enrarecido que percibimos hay en algunas calles de grandes y pequeñas ciudades por todo el mundo.
El autor articula la historia en capítulos cortos y la dota de dinamismo con una gran profusión de diálogos, cuando lo habitual es precisamente lo contrario en este tipo de argumentos. Así consigue armar una novela con un leitmotiv que nos venía marcado en el título, en la que, pese a tratar un tema que nos explican sucede a nivel global, lo hace con apenas un puñado de personajes, eso sí, todos ellos dispares. De este modo nos tocará intentar descubrir qué está sucediendo para que haya esas revueltas por todo el mundo y ese ambiente cada vez más enrarecido y qué tiene que ver con los correos electrónicos enviados por un hombre que se suicidó años antes de que esto sucediera.
El resultado es una entretenida historia en la que el autor recupera el pulso de novelas ya pasadas en el tiempo para conseguir intranquilizar a un lector que, ávido por saber más, continúa la lectura hasta un final que me ha parecido más que correcto. Porque este tipo de historias suelen ser muy complicadas de rematar y Somoza ha encontrado la manera adecuada de hacerlo. Si soy sincera, me lo he pasado bien con la lectura. Y leer también consiste en eso.
Y vosotros, ¿os animáis con estos géneros que proliferan en las librerías y que van de lo postapocalíptico a la distopía?
Gracias