Debido a la falta de tiempo, las prisas, el trabajo, los niños, la casa…. Muchas personas no dedican el tiempo que se merece a su cuerpo, y por lo tanto tampoco le dedican mucho tiempo al entrenamiento físico, llegando a caer en el tópico de tener el cuerpo “fofo” u oxidado.
Una de las maneras más efectivas de poner remedio a eso, es buscar un espacio en nuestra agenda diaria para dedicar, sí o sí algo de tiempo para el ejercicio. Lo ideal sería practicar algún deporte, ya sea correr, nadar, bailar, hacer Pilates o hasta practicar yoga, para así llegar a descubrir las maravillas que el ejercicio puede regalarnos, pero ¡ojo! no esperéis cambiar vuestro cuerpo en dos meses: el entrenamiento, la constancia y la fuerza de voluntad, obrarán la transformación en el tiempo.
En cualquier caso, sea cual sea la frecuencia deportiva que se dedique, una alimentación adecuada ayudará a mejorar y facilitar los resultados obtenidos. Uno de los micronutrientes que trabaja la fortaleza muscular y puede ayudar es el cromo.
El cromo es un oligoelemento imprescindible en nuestro organismo. Interviene activamente en la regulación de los niveles de azúcar (o glucosa) en sangre y participa en el metabolismo de los hidratos de carbono.
De esto voy a hablar en este post, del cromo en su actividad participativa en la producción y almacenamiento de glucógeno (polisácarido formado por glucosas unidas por enlaces glucocídicos). Para que lo entendáis fácilmente, se puede decir que el glucógeno es un combustible o energía que nuestro organismo necesita para funcionar. Se almacena en los músculos y en el hígado, y funciona como una reserva de energía en caso de que el cuerpo la requiera, estrés, ayuno prolongado, aumento de actividad física etc.
El glucógeno en los músculos, es indispensable como fuente de energía para la contracción muscular durante el ejercicio, en especial cuando este es intenso y mantenido (actividad aeróbica de alta intensidad).
En una persona adulta que realice algún típico de actividad física para adelgazar, (perder peso o materia grasa), el comportamiento del glucógeno en sus músculos es muy importante, ya que durante los primeros treinta o cuarenta minutos de ejercicio aeróbico, el organismo consume el glucógeno acumulado en los músculos y prácticamente no usa las grasas acumuladas (no llegándose a cumplir el objetivo).
Aproximadamente al cabo de media hora de practicar ejercicio aeróbico, es cuando la reserva de glucógeno se acaba, siendo entonces cuando el organismo comienza a quemar la reserva de grasas para mantener los requerimientos de energía (y ahí es cuando comenzamos a perder grasa y perder peso).
¿Y os preguntaréis? ¿Qué tiene que ver el cromo con todo esto? Bien, el cromo trabaja como potenciador de la insulina siendo un gestor en la utilización del glucógeno.
En el deportista poco habituado al ejercicio, es muy interesante mantener una eficacia de la insulina (necesaria para que la glucosa pueda ser utilizada como fuente de energía) evitándose desordenes hipoglucémicos (bajadas de azúcar) indeseados. Con el cromo podemos utilizar mejor la glucosa y por consiguiente beneficiar la musculatura, ya que contribuye a al aumento de la combustión de las grasas aumentando la masa magra muscular, favoreciendo la fortaleza muscular, es decir, un cuerpo más tonificado o “fuerte”.
Por otra parte, y desviándome un poco del tema principal del post, algunas personas que sufren una intensa necesidad de consumir azúcar, pueden encontrar que esta sensación de “tomar algo dulce o con azúcar” disminuye, o incluso desaparece cuando comienzan a tomar suplementos de cromo. (Pero antes de tomar cualquier suplementación, es necesario consultar con un profesional de la salud).
El cromo se encuentra principalmente en los siguiente alimentos:
Granos enteros (cereales integrales)
Pollo
Patatas con piel
Frutas y verduras
¿Y vosotros? ¿Conocías las propiedades del cromo y
Besos desde mi blog!!!
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