No importa cuantas veces vengan Coldplay a España, su legión de fans no ha hecho sino aumentar con los años y ésta es la razón que les ha incitado a abordar una empresa harta complicada para el resto de los mortales: convertirte en una banda “llena-estadios”. No importa que en menos de un año tres, incluyendo ésta, hayan sido las ocasiones que han visitado nuestro país, sus seguidores no les van a fallar. Y es que subirse al Olimpo de unos pocos elegidos ahora mismo no está al alcance de cualquiera, de hecho para ello tienes que tener nombres como AC/DC, Bruce Springteen o U2 y llevar impresa casi la etiqueta de “leyenda” y claro, mantenerte en esa estela …
Pues bien, con las entradas agotadas hacía bastante tiempo, se presentaban en Madrid en su primera incursión en un estadio como el Vicente Calderón y como única fecha de este año en España bajo la amenaza de última hora de una lluvia que hizo acto de presencia pero no impidió que finalmente se celebrara su concierto.
Grandes colas antes de la apertura de puertas y dos tipos de seguidores claramente diferenciables: Los más jóvenes, adolescentes y recientes conocedores de su obra, y los más curtidos en esto de la música y fans devotos desde sus primeros discos. Pero aquí si que llovió por igual para todos y aquellos que a primera hora ya buscaban un buen sitio no se libraron de ella. Algunos avispados consiguieron pasar su paraguas o venían preparados con su chubasquero, otros nos calamos sin más mientras, bajo varias carpas para proteger instrumentos y equipo, aparecía el primero de los teloneros: Rita Ora. Poco puedo deciros sobre ella y la banda que la acompañaba, mi atención se basaba en intentar cubrirme de la mejor manera mientras Rita cantaba, saltaba y bailaba para animar con su propuesta electrónica al personal. Lo único que sé es que durante el tiempo que estuvo sobre el escenario no paró de llover, incluso hubo un momento que cayo granizo, levemente, pero granizó, así que lo mejor que podía hacer uno era moverse y bailar.
La segunda protagonista era Marina & The Diamonds. Para entonces la lluvia ya había cesado y durante su actuación la galesa nos enseñó cuantos gorgoritos era capaz de hacer y demostrar el control y buena voz que tiene en su primera visita a nuestro país (no está nada mal estrenarse ante ya un casi lleno Calderón). Otro producto pop bien horneado de la prolífera cantera británica.
Así que todo listo y preparado, 55.000 personas que abarrotaban el estadio junto con la respectiva pulsera que nos habían entregado a la entrada del recinto (el jueguecito que iban a dar) esperando impacientes a que pipas y operarios terminaran de probar sonido y retirar carpas respectivamente.
Fuera luces y … la banda sonora de Regreso al futuro para dar la bienvenida a los jefes de la noche en el espectacular escenario montado para la ocasión que incluía cinco redondas pantallas gigantes por delante de una enorme lona grafiteada que cubría todo el fondo norte. Los móviles que se alzan (maldita moda que no deja ver nada) y “cobetá” (expresión utilizada en mi pueblo de origen para nombrar los fuegos artificiales) justo al inicio de esa intro de título Mylo Xyloto, antesala del verdadero primer tema Hurts like heaven. Locura colectiva y 55.000 pulseras de diferentes colores brillando a la vez. Puro espectáculo luminotécnico!!! Gran inicio con uno de los mejores temas de su último disco al que le sigue un “melocotonazo” en toda regla, In My Place, entre un estadillo de confeti en forma de estrellas, mariposas, flores … y al efecto visual se le suman grandes pelotas para más entretenimiento del gentío con Major Minus. Y más fiesta del papel volador con Lovers in Japan entre un azul mar cubriendo el escenario.The scientist y Yellow (única canción que sonaría de ese buen disco llamado Parachutes) se erigen a modo de himnos entre los abrazos, besos y caras de felicidad de cuantos testigos invaden las gradas y el césped del campo del atleti. Dos temazos, especialmente este último, que nunca fallan!
Les siguen Violet Hill y god put a smile upon your face de su segundo y también gran álbum A Rush of blood to the head. Y tras este estupendo inicio, los londinenses, encaramados en el extremo más alejado de la pasarela instalada para tal fin, nos ofrecen un set más íntimo y cercano.Rihanna hace su aparición en pantallas para acompañar a la voz a Chris Martin en (la prescindible y comercial) Princess of China, a la que le sigue un tema más de Mylo Xyloto, Up in flames. Pero la que realmente luce es la siempre emotiva Warning sign para delicia de los fans situados más cerca del cuarteto, con un Martin interpretando magníficamente al (pintoresco) piano esta arrebatadora delicia. Will Champion, baterista de la banda, comienza a mostrarnos sus dotes como multiintrumentista, en esta ocasión a la guitarra acústica.
Y acto seguido, sin apenas descanso, Don’t let it break your heart devuelve la intensidad y el colorido al escenario principal, antesala del verdadero himno en boca de todos que suena antes, durante y después de todos sus conciertos, el archiconocido ya oo ohhhhh o ohhhhhhhh de Viva la vida. Paseíto por aquí, paseíto por allá de Martin, para acabar extenuado sobre la pasarela entre halagos y vítores … y más oo ohhhhh o ohhhhhhhs como reconocimiento al momento.
Las siguientes, Charlie Parker y Paradise, ésta última otra de las pocas destacables canciones de su reciente álbum, justo antes de desaparecer para volver a un pequeño tablao situado justo en la otra punta del estadio. Bonito gesto para los que se encuentran más alejados del verdadero escenario y desconcierto para los que no terminan de situarlos por el estadio. Us against the world y una versión acústica del hit Speed of sound son las elegidas para ese momento.
De vuelta al primer entablado y casi por lógica, por su parecido a la anterior, otro temazo de nombre Clocks. Para ir finalizando, entre agradecimientos y halagos a la ciudad de Madrid, la genial e in crescendo en emotividad Fix you edulcerada de nuevo por los fuegos artificiales y el confeti que ya no cesarían de emanar con la última de sus canciones, Every teardrop is a waterfall y su discutido sampler, entre el colorido espectacular de las miles y miles de pulseras brillando en mitad de la noche.
Gran espectáculo de luces, sonido y colorido y grande el concierto de los de Londres que aprueban con creces en su primera experiencia en un gran estadio por nuestro país. Un show perfectamente programado que, por desgracia, no deja lugar a la improvisación de ningún tema más y se queda en una (discutible) hora y 40 minutos de duración. Son 5 discos los publicados hasta la fecha por Coldplay y se me antoja que ante semejante escenario bien podrían ampliar el tiempo de duración de sus conciertos… Por eso son tan grandes AC/DC, Bruce…aunque mentiría si dijera que no disfruté con su concierto. Chris and company, para el próximo algún tema más please!