O soy la "mujer de la lluvia" o Madrid me tiene manía, probablemente porque la dejé por otra (Barcelona) después de compartir veinte años con ella. Compréndelo Madrid, te quiero, viví contigo los mejores años de mi vida, pero la tierra tira, y ¿qué quieres que te diga?: en Madrid no hay playa, vaya, vaya...
El caso es que (no sé si por venganza) cada vez que visito Madrid me recibe con lluvia :/ Lo hizo cuando fui a mi primera Feria del Libro con toda la ilusión del mundo: acababa de publicar Nunca fuimos a Katmandú y firmaba en la caseta de la Editorial Viceversa el primer día de la Feria. A mediodía empezó a chaparrear con ganas, y cuando llegué al Retiro estaba todo embarrado y con un frío de narices, con lo cual, solo unos pocos valientes se atrevieron a acercarse y me quedé con las ganas de ver el Retiro abarrotado de gente y una larga cola ante mi caseta para que les firmara mi opera prima.
Al día siguiente, mi amiga Carmen y yo tomábamos el sol en biquini en la piscina de su apartamento.
Cuatro años después, Madrid, rencorosa, no me ha perdonado mi deserción; la madrugada del 22 de marzo empezó a llover y no paró en 24 horas, lo que produjo algunas bajas en la presentación del día 23. No les culpo, yo también me rajo a veces, si el tiempo o las ganas no me acompañan... Pero después de tanto tiempo, me apetecía mucho ver a viejos amigos y conocer a algunos de los nuevos.
Otra vez será.
Y, por supuesto, al día siguiente lucía un sol espléndido.
Pero los que estuvimos en la presentación lo pasamos bien. Hubo un ambiente muy agradable, mucho interés por el libro y una participación muy activa por parte del público asistente. Después nos fuimos unos cuantos a celebrarlo por el barrio de Chueca, y seguía lloviendo...
La próxima vez voy en agosto. No, que tampoco hay nadie en Madrid.
Bueno, ya veremos, pero volveré :)