Revista América Latina

Crónica de un saqueo anunciado

Publicado el 21 diciembre 2016 por Jmartoranoster

María Angélica González.

Los vecinos de la urbanización Los Próceres de Ciudad Bolívar nos quedamos atónitos. Desde nuestra manzana contemplamos , como si se tratara de una película en 3D como muchedumbres desmantelaban una de las bodegas del sector.
Hombres, mujeres y jóvenes cargaban en cajas, tobos y hasta en motocicletas alimentos y productos de limpieza. Dos sujetos bajaron por nuestra calle, se detuvieron frente a una de las viviendas para tomar una bolsa llena de basura, vaciarla y meter en ella el botín. Pudimos observar que el cargamento que llevaban contenía varias bolsas de leche popular, producto que no veíamos desde largo tiempo en la comunidad-exactamente en el ultimo casa por casa que se hizo tres meses atrás- salsas de tomates, compotas, jugos, refrescos, enlatados y otras chucherías.
Al rato transitaron dos adolescentes con cepillos de barrer y coletos.
Acabada la mercancía llegaron unos sujetos en unas camionetas pick-up y cargaron con los electrodomésticos y muebles de los dueños del establecimiento. Los vehículos hicieron varios viajes, cargaban y descargaban. Vale decir que los propietarios del lugar, de origen peruano, no son populares en la comunidad por su comportamiento huraño, lo cual no justifica el ultraje del que fueron objeto.
Lo curioso es que funcionarios policiales estuvieran apostados en los alrededores y no movieron ni siquiera un dedo para detener aquello. La mayoría de los saqueadores tomó rumbo hacia el barrio más próximo. Un vecino nos comentó que algunas personas de la urbanización colindantes con los dueños del local también participaron en el festín.
El saqueo se prolongó a otros establecimientos. Unas horas después bajaba por la avenida Bolívar un gentío cargando todo tipo de provisiones. Un jovencito subió por nuestra manzana cargando la mercadería entre la cual sobresalía un panetón. Nos dijo que había obtenido las provisiones de un establecimiento de Agua Salada y que estuviéramos tranquilos que el no pretendía molestar a ningún vecino ya que tenía bien resuelta la papa. En la noche nos comunicaron que el dueño del local, a quien conocíamos, resultó herido de bala.
Otros bodegueros observando las barbas de sus colegas arder pusieron las suyas en remojo. El dueño de una venta de pollos sacó los refrigeradores de prisa. El de la licorería hizo lo propio, custodiado por una patrulla.
Aquello fue un alboroto que se prolongó todo el día. Los vecinos comentaban que los saqueos se daban a diferentes lugares de la ciudad. Los mensajes seguían llegando: “Saquearon La Plumrose en La Sabanita”, “Se metieron en una tienda del Paseo Orinoco y cargaron con la mercancía”, “Destrozaron un negocio de Chinos en El Perú”. Varias personas nos comentaron que a través de mensajes de textos anunciaban los sitios que se iban a saquear.
Todo esto lo vivimos desde la madrugada del sábado. Hoy estamos en una ciudad caotizada; los conatos de saqueos siguen y muchos de los bolivarenses que nos quedamos sin dinero en efectivo, sin establecimientos donde comprar y sin comida en la despensa, nos preguntamos como vamos a hacer para adquirir los alimentos o remedios ya que farmacias, supermercados y panaderías fueron rapiñados. Si de casualidad alguno no fue saqueado entonces está cerrado.
Según reportes hay 125 personas detenidas por saqueos en todo el Estado. Se dice que el hospital está abarrotado de heridos. Aquí hasta donde sabemos los saqueadores salieron ilesos y custodiados.
Mientras todo esto ocurría los canales televisivos se mantuvieron en silencio. Los medios del Estado transmitieron la marcha en Caracas y hasta gaitas mientras los demás canales seguían su programación normal, como si nada. Los hechos en provincia fueron invisibilizados. Nadie orientaba, ni llamaba a la cordura; el desorden imperaba.
De la expoliación no se salvaron ni los puestos de verduras ya que también los arrasaron y hoy en la urbanización para comprar un kilo de yuca, plátano y yancin hay que hacer cola. No nos quedó nada que comer pero en los barrios ayer cenaron con jamón y desayunaron con panetón. Quien asumirá las consecuencias de todo esto? Porque los daños los estamos sufriendo las familias que no salimos a saquear y no por que no tengamos la necesidad sino porque desde pequeños nos inculcaron valores que nos impiden violar las normas y leyes que rigen la sociedad.
Por si fuera poco los habitantes de La parroquia Agua Salada estamos enfrentando ahorita una nueva amenaza: hordas de delincuentes no conformes con saquear el comercio están tratando de invadir nuestras casas. Los vecinos nos hemos armado de picos, palas y garrotes para defendernos. Aunque ya por lo menos hoy Piquetes de la Guardia Nacional entraron al sector y están repeliendo la acción de las bandas delictivas. Esperemos que puedan tomar el control y devolvernos la calma.

Periodista
 [email protected] María Angélica González

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