Poco después de las 12h del pasado domingo (11/1/2015), mi padre y yo salimos de Barcelona en dirección a Ripollet. Antes de las 12:30h llegamos al Parc dels Pinetons, donde se disputaba el 33è Cros Vila de Ripollet. Me quedé gratamente sorprendido por las notables dimensiones del parque y por la buena pinta que tenía todo (aunque parecía un recorrido más duro de lo que preveía). En ese momento estaban corriendo las chicas/mujeres; todo un lujo verlas correr, y es que hay pocas cosas tan bonitas como ver a una mujer corriendo (¡imaginad a muchas y en un cros!). Dicho esto (lo tenía que decir), me fui hacia la zona de salida y poco después recogí el dorsal (el 25). A mi padre le tocó ir al coche -a la otra punta del parque- a coger los imperdibles, que nos los habíamos dejado. Yo me quedé calentando un poco, mientras veía el final de la carrera sénior femenina y el principio de la carrera sénior masculina. En la carrera sénior femenina ganó Montserrat Carazo (de la Unió Colomenca d'Atletisme), con soberbia facilidad, sin problemas (le sacó 50" a la segunda). En la sénior masculina el ganador fue Carlos Cera (de la Joventut Atlètica de Sabadell), quien comandó -en ocasiones tirando de algún otro corredor- toda la prueba, con un tiempo de 31'55" (eran 9,5 km). ¡Felicidades a ambos!
¡Llegaba mi turno!
Instantes previos al inicio de mi serie. [Foto: Tomás Prieto]
Mi prueba arrancó poco después de las 13:35h, con el cielo nublado y unos 14ºC (¡perfecto!). ¡Disparo y a correr! Yo salí en la parte trasera del grupo, con una táctica más bien conservadora, ¡y meándome! (aunque suene cómico; cosas de que no hubiese WCs portátiles). En fin, que yo iba a lo mío, recociendo el circuito mientras competía y manteniéndome en la parte trasera del grupo. La verdad es que las sensaciones no eran malas, pero tampoco me veía con ritmo, con potencial para correr más rápido. En definitiva, iba manteniendo mi posición, siguiendo -más o menos- a un corredor joven con indumentaria verdosa fosforescente (dorsal 122), con algún que otro corredor de la Unió Colomenca d'Atletisme. Así acabé la primera de las tres vueltas (la primera era de sólo 950m; las dos siguientes de 2350m). [La verdad es que fue una vuelta curiosa, y es que me tiré toda la vuelta dándole caña a un caramelo y mirando bastante 'el paisaje'; como si la carrera no fuera conmigo.]
Ahí esto yo (dorsal 25) en la parte final de la 1ª vuelta. [Foto: Tomás Prieto]
Empecé la segunda vuelta con el mismo argumento que en la segunda: mirar de ir arropado; pero el corredor que os comento (el dorsal 122) tiró hacia adelante y se marchó del grupo en el que yo estaba. Yo no me veía con fuerzas, con ritmo, como para seguirle así que me quedé en el grupo (a ratos dando más la cara que otras). Para colmo, había salido el sol y empezaba a hacer bastante calor (para mi gusto). Y más o menos toda la vuelta -que se me hizo más que larguísima- llevó esa tónica de seguir a ritmo, manteniendo la posición (diría que llegamos a recoger ya algún 'cadáver'). En la parte final de dicha vuelta -donde había más público, que siempre alienta- arriesgué: forcé un poco la máquina y me fui para adelante. [Pero lo dicho: lo más destacable de la segunda vuelta fue lo larga que se me hizo (los 2,35 km para mí fueron más bien como 3 o 4). ¿Y por qué se me hizo tan larga? Imagino que porque nunca había corrido en un circuito tan largo (tema moral y eso), por no haberlo reconocido (el circuito, digo), por cierta fragilidad mental (en este caso concreto) y por el calor. Sin duda, el calor y yo no nos llevamos bien, y supongo que para muchos está muy bien correr a 14ºC (¿calor?), pero yo prefiero 8-10ºC. En este sentido, en la siguiente foto se nota que estaba sufriendo (la cara, el bajón en la técnica, etc.), en parte por el prostituto calor.]
Ahí estoy yo, en la parte intermedia-final de la 2ª vuelta. [Foto: Tomás Prieto]
Hacia el inicio de la tercera y última vuelta miré hacia la línea de meta, como con ganas de llegar ya [insertar carcajada], pero me animó mucho tener otra vez ahí -se notó mi cambio de ritmo del final de la 2ª vuelta- al corredor del dorsal 122. Poco después de alcanzarle me vinieron a ver -otra vez- unos fantasmas parecidos a los que tuve hace casi un mes en el 7è Cros d'Alella [por cierto, ya he actualizado la crónica con fotos]: me vino cierto impulso a abandonar. Por suerte no me duró mucho, y seguí sufriendo pero sin más. Cuando no habíamos alcanzado el ecuador de esa tercera vuelta -en un tramo de bajada- llegamos hasta un corredor joven que iba andando, pero se enganchó a nosotros. Eso sí, poco a poco, con nuestro ritmo (más bien con el del corredor del dorsal 122), le fuimos dejando atrás; aunque aún venía otro corredor bastante cerca de nosotros. En esto, 'mi liebre' (¡gracias por la -poco gratificante- ayuda!) se marchó un poco en otro tramo de bajada. ¡Y eso que entremedio -en un tramo de subida- yo me había contenido para no pasarle! Pero en fin, que sin más rollos me enganché otra vez a él. Giramos a izquierdas y encaramos uno de los repechos más importantes del circuito, en la zona de bosque ('els Pinetons', claro). Como teníamos un grupo de tres un poco por delante (a unos 10"), estuve a punto de hablar con 'mi liebre' (el famoso dorsal 122 [insertar carcajada]) para ver si nos poníamos en 'modo caza' o qué. Además, apenas quedaba un kilómetro para meta. Pero la verdad es que él ya había tirado mucho, así que yo cambié el ritmo. Él no me siguió y enseguida puse bastante terreno de por medio (cambiar el ritmo en una subida suele hacer mucho daño; tiene mucho de psicológico). ¡Suerte que se me dan bien los repechos cortos! Poco antes de coronar ya tenía a un corredor del grupo de tres muy cerca y fue cuando un espectador -de unos treinta años- me espetó -en el buen sentido de la palabra- algo. No recuerdo bien lo que me dijo, pero me animó y me dijo que llevaba un buen ritmo. ¡Muchas gracias!, porque esos gestos ayudan/valen muchísimo. Yo, en muestra de gratitud, le respondí con el pulgar en alto. Luego, tramo de bajada (el más potente del recorrido) y me enganché al corredor que tenía delante. Le adelanté enseguida y luego vinieron como 500m más en los que pude adelantar a varios corredores más (los últimos, ambos veteranos, de la Unió Colomenca d'Atletisme y de la Joventut Atlètica de Sabadell). En ese tramo hubo otro detalle de estos que hacen que correr y competir merezca muchísimo la pena: ¡un@s niñ@s pequeñ@s me animaron! Y me sacaron una sonrisa, cuando yo iba bastante al límite, aunque no recuerdo si llegué a agradecérselo con el pulgar (vas corriendo y cuesta todo). Sí sé que alguno de ellos incluso llegó a poner la mano para que se la chocara, pero cuando me di cuenta ya no pude hacerlo (me jodió lo suyo). Pero desde aquí: ¡gracias chic@s! Tras ello, ya estaba subiendo el último repecho y sólo veía a un corredor delante (también veterano), pero yo iba bien cuit -como diría Pedro Delgado, el exciclista-, así que llegar hasta él era casi imposible. Además era un 'héroe local', de la Ripollet Unió Atlètica (club coorganizador de la prueba), así que él tenía sus seguidores. Pero en fin, no sé cómo (aunque supongo que tiene que ver con que se me den bien los repechos cortos y con que él ya iba bien madurito), me logré enganchar a él justo al llegar a la última curva. Ya en recta de meta vi a mi padre con la cámara, cosa que me alentó para salir de la trayectoria del susodicho corredor y buscar el sprint. Cambié el ritmo, no sé bien cómo (suele pasar), pero la verdad es que pude cambiar el ritmo bien y enseguida le saqué un buen trecho, pero no acabé de aflojar del todo porque no me fiaba, e iba mirando hacia atrás. En esto, un hombre del público (no era mi padre) me gritó algo así como que ya le había ganado [insertar carcajada]; y claro, yo ya aflojé mucho y crucé la meta casi andando (¡como en el 7è Cros d'Alella!). Por cierto, llegué a meta con el detallazo de que el speaker anunciara mi llegada (igual que en la Milla).
Ese soy yo en la penúltima recta, a unos 150m de meta. [Foto: Tomás Prieto]
Ese soy yo iniciando el sprint final, a unos 100m de meta. [Foto: Tomás Prieto]
Sabía que había quedado mal, pero no os negaré que ver la clasificación fue un palo tremendo. Acabé el 59º sobre 90 atletas en meta (desconozco si hubo algún abandono); un bagaje que queda algo 'maquillado' si nos centramos en la categoría Popular: 18º sobre 35 hombres en meta. Pero realmente la posición no me importa tanto (aunque me hubiese gustado rondar el 40º puesto en la general). Lo que más me importa es el tiempo, que se me fue muchísimo (no entiendo bien cómo, porque yo me vi bastante bien): ¡26'00"! (recuerdo que eran 5,75 km, muy duros, pero 5,75 km); un tiempo que demuestra un peor rendimiento respecto a Sant Cugat e incluso a Alella. Y, claro, yo que quería bajar de los 24' sí o sí... En fin, cosas que pasan. La verdad es que en frío volví a quedarme bastante contento por el último kilómetro. Y es que es bueno hacer autocrítica pero siendo también positivo (sin dejar de ser realista). De haber llevado ese ritmo durante los 5,75 km es muy probable que hubiese bajado de los 24', pero supongo que ese ritmo no estaba en mis piernas para tantos kilómetros (o quizá debí ser más valiente y saber sufrir más, yo que sé). No sé qué tiempo hice en el último kilómetro; quizá rondé los 4', que para mí está bastante bien. De hecho, mirando la clasificación -la podéis ver abajo- se ve un poco que el ultimo kilómetro salió bastante bien (saqué 6" al corredor del RUA, 30" al del dorsal 122, etc.). En fin, que ya sabéis que el que no se consuela es porque no quiere. Por cierto, mirando las clasificaciones también se ve que llegué a sólo 2" de un corredor, pesé a aflojar en los últimos metros (yo estaba más pendiente del de atrás, claro). Para hacerlo todo más gráfico, os dejo una captura de la clasificación (hay que mirar el puesto de la derecha, porque el de la izquierda se salta un puesto al cambiar de página):
[Clasificaciones: por carrera y por categoría]
Captura y detalle de la clasificación de mi serie. [Fuente de la captura: PAME Ripollet]
Pues eso, que yo me quedo con las buenas sensaciones (aunque no se vieran reflejadas en el crono). También me quedo con otras cosas. Me quedo con el hecho de no haber sufrido nada de molestias durante la carrera (¡muy importante!), pese a arrastrar alguna durante la semana. Y sigo. Me quedo con los ánimos de gente que ni me conoce ni tiene ningún interés especial en que yo corra más: hablo del chaval/hombre y de l@s niñ@s de la última vuelta (e incluso, por qué no, del hombre que me gritó eso al final de carrera). ¡Gracias! Y más: me quedo con la Organización (y lo del speaker), con el circuito (atractivo, bastante técnico, duro -como me gustan a mí-, variado, etc.; me encantó, incluso más que los de Sant Cugat o Alella), con el ambiente, con las atletas femeninas (esas que siempre ponen tanto color). Y es que pocas pegas puedo ponerle al 33è Cros Vila de Ripollet, la verdad, aunque reconozco que eché de menos que hubiese barro ('culpa' de la meteorología y no de la Organización, ya que es un recorrido que sí se presta bastante al barro). ¿Por qué me hubiese gustado un circuito embarrado? Básicamente por aquello de «a río revuelto, ganancia de pescadores» (o «de perdedores» [insertar carcajada]).
Por suerte para mí, tengo una buena oportunidad de resarcirme en sólo cinco días; será el turno del Cros Popular del 54è Cros de Sant Sebastià. Una prueba que será un poco especial para mí, y es que es casi como correr 'en casa': he estado varias veces por allí (Parc de Catalunya de Sabadell), y tengo buenos recuerdos. Además, como ya os conté, es posible que venga a verme una amiga. Un plus extra de motivación. Os adelanto que ayer lunes ya comencé a prepararlo, aunque más bien debería decir que seguí con mi rutina poco rutinaria de entrenamientos. Ya os contaré más cosas en la próxima entrada, la que sirva de previa para el susodicho Cros.
Antes de emplazaros a finales de semana (supongo que el sábado), os quiero dar las gracias a tod@s por seguir mi blog y por todo lo demás. ¡Gracias!
¡Nos leemos! :-)