Dicen que la vida son experiencias y recuerdos que se acumulan en la memoria, marcas a fuego, momentos inolvidables, frases que se repiten una y otra vez y siguen teniendo su gracia en todo momento. El festival Celsius 232 de Avilés nos da raciones de esto cada año, pero al menos para mí, este año en una medida incalculable. No sé si ha sido el cartel de autores, la genial organización de Iván, Cristina, Diego y todo el equipo, la gran cantidad de gente que he conocido y con la que he conectado, o el fantástico ambiente que se ha vivido durante estos cuatro, pero os puedo asegurar que hoy tras unos días de reposo esa burbuja de euforia ha estallado para convertirse en una sensación agridulce de que esos 4 intensos días saben a demasiado poco a lo largo del año. Porque si algo ha tenido este Celsius de 2016 ha sido intensidad emocional y un sentimiento de unidad entre la gente que pocas veces puedes vivir. La gente se va mezclando, charlando, comiendo juntos, tomando algo en una terraza, se ve en presentaciones; cada día de Celsius te da la sensación de que cualquier cosa puede pasar, que no sabes con quién vas a estar y tienes la incertidumbre de que te espera. Y tras el rollito sentimentaloide, voy a intentar hacer una crónica, o algo parecido, más de lo que yo he vivido que de lo que ha sucedido en cada presentación o acto, porque si no tendría para unas 10 entradas por lo menos y no es plan con este calor ponerse a leer tanto.
Miercoles Llegando a toda la leche para la jornada de tarde, era la primera vez que he podido vivir el Celsius desde el primer día. La perspectiva de que iba a estar presente los cuatro días del festival no podía ser más maravillosa. Un primer día lleno de reencuentros, abrazos y cariño, mucho cariño. Pero también de desvirtualizaciones, no sé si por la confianza en mí mismo o por mi forma de ser, a cada persona que me sonaba o conocía me tiraba a presentarme. Y si, paso lo que ya sabía y anunciaba en la entrada de pre-celsius, nadie o casi nadie me reconoce sin mi avatar, pero nada que un par de palabras no solucione. Con decir que soy @mangrii y que tengo el fondo amarillo en mi avatar de twitter, la gente ya cae en la cuenta, para otro año carteles. Luego me pasé la tarde en el auditorio, bien sentado y cómodo, disfrutando de la presentación de Elio Quiroga con una novela bastante interesante, Los que sueñan, ganadora del premio Minotauro. La verdad que no la conocía ni sabía de qué iba, pero esa especie de cielo virtual que comentaron ha captado mi atención, aunque no lo suficiente para comprármelo inmediatamente. Después le vino el turno a Ana González Duque (bloguera conocida al menos para mí por El fogón) presentando la segunda parte de su libro de fantasía, Leyendas de la Tierra límite, de la mano de Gabriella Campbell. Los nervios puede que les haya jugado una mala pasada, pero la aparición de una marioneta y los comentarios sobre la autoedición hizo que la charla mereciera la pena.
En la firma de Joe Abercrombie
Y si, llego el plato fuerte de la jornada. Lord Joe Grimdark Biceps Abercrombie, más conocido, como el majete de Lancaster o el puto amo de Avilés subió al estrado para su encuentro. El británico estuvo una vez más sembrado, con contestaciones que arrancaban más de una carcajada de la mano del gran traductor como es Diego Garcia, que merece un monumento. Y luego como no, la firma, para la cual por suerte no tuve que hacer mucha cola y me vengo con todos mis libros, una camiseta y unas cuantas fotos para la posteridad. Tras ello llego una mesa redonda la cual me suscitaba todo el interés del mundo, Damas de la CF. La mesa compuesta por Elia Barceló, Sofia Rhei, Felicidad Martínez, Lola Robles, Nieves Delgado y Laura Fernández fue una gozada, una charla muy amena, simpática y con preguntas de lo más interesantes. A destacar escuchar hablar a Lola Robles trazando una línea del tiempo en autoras de CF españolas, las interesantes respuestas de Elia Barceló o las genialidades de Felicidad Martínez (tras lo cual tengo ganas de leer algo suyo con mucha ansia). Despúes una rica cena grasienta de hambuguesaca con huevo frito me esperaba, para terminar haciendo parada en el café Lord Byronen el Acto I de Hijos de Mary Shelley, donde María Zaragoza nos narró cuatro historias formadas a través de unas muñecas bastante creepys y Fernando Marias hablo sobre La Corporación, una organización secreta que especula en el mundo de sus novelas.
Jueves Primer día completo en el Celsiusy ya podía afirmar que estaba siendo uno de mis mejores festivales, tenía la sensación de que vivía en una burbuja que iba a estallar en algún momento, aunque aún no sabía la intensidad que me esperaba los siguientes dos días. Tras un buen café para desayunar con Vanesa y Laura (perdón por llegar tarde de nuevo) nos embarcamos en la presentación de La hora de los desterrados de Pablo bueno, donde emulando la hazaña del año anterior, los cánticos y griterío del graderío no tardaron en aparecer. Mi misión se completó con la adquisición por fin del primer volumen y la desvirtualización con su autor, porque Pablo Bueno, es Pablo Bueno. Poco después llego la multitudinaria presentación de Sergio S. Morán y su novela de nombre largo El dios asesinado en el servicio de caballeros. Muy simpático, demostrando su humor descacharrante y su buen hacer asturiano, fue una presentación muy entretenida con una firma donde dejaba un dibujo (detalles que siempre molan) y lo convencí para que incluyera un monstruo japonés / tailandés en la segunda parte, espero que lo haga.
Conversiones al cachopismo
Llego el momento relax con bastante gente del mundo bloggero y twittero, con alguna caña por ahí rondando, hasta que llego mi momento o ya casi tradición de cada año, el de convertir a 20 personas al cachopismo, mi religión. Vistas las impresiones de muchos, misión cumplida, solo por esto repiten el próximo año seguro. Relajadamente reposando la comida asistí a la presentación de El misterio de Arlene de Susana Vallejo, la cual fue muy simpática y me estampo una genial firma en mi ejemplar, acompañada de un bonito garabato y una promesa para la segunda parte, que será mejor. Por recomendación de la misma autora y del señor Alexander Paez bajamos a conocer a Cristina FernándezCubas. De verdad, no podría haber hecho nada mejor, a veces es bueno hacer caso a la gente que sabe dónde se ocultan las joyas desconocidas por el público en general. Una autora generalmente de cuentos y relatos, que parten de lo cotidiano para terminar en lo fantástico. La palabra clave de todo ello fue "ovejas asesinas", por lo que Isa Janis, Marbaden, Isa y yo no pudimos resistir la tentación de comprar un ejemplar, donde cosechamos unas simpáticas firmas como el club de las ovejas bautizado por su autora. Llegaba otro momento relax hasta el acto cumbre del día, y las interesantes conversaciones se fueron desatando sobre la mesa y las cervezas.
En la firma de Ian McDonald
Despúes llego la presentación de Ian Mcdonald a cargo de un Elias F. Combarro emocionado, con la genial traducción de nuevo de Diego. El británico se ha ganado el corazón del público al más puro estilo Abercrombie, con bromas sobre fútbol y sexo, pero con una propuesta literaria de fondo editorial que a mí me ha resultado de lo más interesante, y donde he pecado un poco comprando demás, ya que la mayoría esta descatalogado y era una ocasión única. Y luego encima, en la firma, el hombre te estampa unas firmas cuantas menos cripticas y simpáticas, con algunos garabatos, vamos, otro autor más a seguir muy de cerca, os lo digo yo. Tras ello, momento relax, en una interesante charla con el señor Bandinnelli y Koreander sobre algunos de los últimos libros que habíamos leídos, como por ejemplo El marciano. Posteriormente la cena, uniéndonos a un ya inmenso grupo, cenamos a escasos pasos de una gran banda de autores.
Viernes Penúltimo día de festival Celsius 232, durmiendo cada vez menos pero el cansancio no hacía mella (al menos cuando ya empezaba el día). Desayunaco de lujo en una cafetería preciosa con galleta de chocolate negro y café americano incluido, así se empiezan bien los días. Tras ello asistí a la genial presentación de Beatriz Guirado, contando detalles interesantes de su diferente obra El silencio de las sirenas, que no paro de recomendar descaradamente. Tras una rápida firma nos allegamos a conocer a Robert Shearman. Mi amor por Fata Libelli desde que conocí a Tim Pratt es eterno, por sus narices y su propuesta editorial, pero el majo de Shearman ha conquistado mi corazón (y el de muchos) al tener 17000 libros en su casa, y todavía comprar más en su ebook para que su mujer no se divorcie, eso es una pila obsesiva y el resto son tonterías. Tras ello, una cervecilla con la maja de Beatriz Guirado e Isa Janis, comentando algunas cosas de su libro, temas en general, recomendándonos cosas y teniendo una buena e interesante charla que espero repetir en alguna ocasión. Después, engañados vilmente por el programa acudimos a una visión del Celsius 2017, que no era lo esperado, si no la anticipación de 3 libros juveniles para 2017.
En la firma de Richard Morgan
Por fin comimos una ensalada, tanta grasilla estábamos intoxicados, pero unas deliciosas croquetas acompañaron (yendo conmigo, no pueden faltar), antes de empezar el plato fuerte de la tarde. Comenzó Lavie Tidhar, muy dicharachero y presentado por Elias F. Combarro, su A man lies dreaming en Kalias el próximo año ya os puedo adelantar que promete mucho. Después vino el encuentro con Richard Morgan, que nos sorprendió hablando en castellano, y pese a unos presentadores que para mí no acompañaron la ocasión por algunos comentarios inexplicables, encontré a un autor muy simpático, sobre todo después en la firma, donde se tiraba 10-15 minutos con cada uno tranquilamente charlando, como si estuviera en un bar y no hubiera una cola. Tengo ganas de volver a verle en la Eurocon, con su reedición de Carbono Alterado de Gigamesh en el mercado. Tras la firma, toco jornada de charla y cerveceo, para una posterior cena pizzera riquísima como hace tiempo que no tomaba. Finiquitamos la noche con el Books and Beer de Roberto Alhambra en el café Lord Byron, un delirio y locura sin parangón, donde aparte de hablar un pelín de literatura, nos sacó unas cuantas carcajadas.
Sábado Podría resumir el último día del Celsius como uno de los mejores de toda mi vida y de los que nunca se olvidan, pero comencemos las cosas por el principio, esto es solo para generar expectativa. Tras un buen chubasco, flipar en colores con el trailer de American Gods y poniendo dirección de nuevo Áviles, toco de un desayuno hípster con ofertas extrañas que te obligan a tomar cosas que no quieres, pero que si no lo haces pagas más (todo un misterio aún sin resolver) para partir a los dos actos importantes de la mañana. El primero fue la presentación de Guillem López, flamante ganador del Kelvin 505, que dejo algunas cosas interesantes en mi mente y me quedaron las ganas de cogermeChallenger, menos mal que no será capaz de volarme de nuevo la cabeza como La polilla en la casa del humo (próxima semana reseña por el blog). El segundo acto de la mañana fue el de Claire North. Simpática, dicharachera, adorable, miles de adjetivos se le podrían aplicar a esta mujer, pero ninguno estará a su altura, esta mujer es un amor y debe estar siempre por Avilés, es necesario. Tanto es así que hasta me voy a leer alguna de sus obras en inglés, lo cual puede ser un verdadero milagro. Tras una cosechada y simpática firma, ayude a mis queridas Omaira, Laura y Diana a dejar sus maletas en mi coche para seguir disfrutando del día completo por el festival. Durante el relax pre-comida salto la liebre, Joe Hill, hijo de Stephen King (Cuernos, El traje del muerto) vendrá el año que viene y mi locura fue real, con pruebas gráficas por twitter. Toco comer en el 100 Montaditos, pero lo mejor fueron los helados, y digo los helados, porque me comí un par (y uno de chocolate negro, como no), Vanesa, que nos provoco con su helado cuando ya habíamos terminado Bandinnelli y yo el primero.
En la firma del amor en persona Claire North
Después tocaron las actividades de la tarde, que consistían en coger sitio para el encuentro de David Mitchell soportando los soporíferos encuentros con Patriagnie y la mesa redonda De la red a los libros, en la que puse los ojos en blanco en más de una ocasión, seguro que visteis algunas perlas por twitter. Como se comento en algunas tertulias de terraza, sería interesante que el Celsius apostará por más mesas redondas, pero con gente que sea interesante de cara a temáticas de género, como si sucedió con Damas de la CF por ejemplo. Pero todo ello mereció la pena, el maravilloso David Mitchell nos sorprendió narrando un relato sobre Relojes de hueso llamado My eye on you, que pudimos disfrutar a tiempo real gracias a la perfecta traducción de Diego (como en todo el festival, encomiable su labor) y que tengo grabado y subiré para todos vosotros, si queréis degustarlo y disfrutarlo tanto como los asistentes.
Uno de los mejores momentos de mi vida con David Mitchell
Pero esto era la antesala de lo que iba a ocurrir, de lo que nadie podía haber predicho y de lo que ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado. Llego mi momento a solas con Mitchell, mi momento de la firma. Un par de comentarios con él sobre mi amor eterno hacia El atlas de las nubes, sobre sus historias puzzle, sus tramas que parten de lo cotidiano a lo fantastico y sus personajes tan interesantes, además de comentarle que había grabado su relato para que más gente pudiera disfrutarlo. Y allí la sorpresa, uno de esos momentos donde no sabes dónde meterte, donde no sabes si todo es un sueño o es que estas demente y hoy no te has tomado la pastilla, el mundo hace un giro de trama devastador donde David Mitchell se saca el relato que acaba de leer, te lo firma, te lo guarda en el libro y te tiras al suelo llorando de rodillas. Pero eso no es todo, el majo de Mitchell te abraza una vez mientras tú sigues a lágrima tendida para que la foto te quede como recuerdo imborrable, y te vuelves a un rincón ahogado en tu pensamiento atrofiado que no comprende lo que acaba de ocurrir, nada tiene sentido. La magia del Celsius podría llamarse, yo lo llamo uno de los momentos inolvidables de mi vida. No se describir lo que siento aún días después de haberlo vivido, pienso en ello y solo me emociono, me quedo sin palabras. Os puedo y pueden asegurar varios testigos que me quede en shock durante largo tiempo, que me mimaron y no reaccionaba, y que el propio autor volvió a abrazarme de nuevo para rematar la faena cuando terminaron las firmas, pero yo había perdido el sentido de mi existencia. Sigo sin creerlo, miro los libros, miro el relato y no creo que sea real, que esto ocurriera realmente; impresionante, único e incomparable. Después todo me daba igual, no podía hablar, hasta que poco a poco a la hora de una cena de despedida a la altura con muchas de las nuevas amistades que me llevo de este Celsius 2016, fui recobrando el habla, pero os juro que, escribiendo estas palabras, la lágrima vuelve asomar por mi mejilla.
Foto del grupazo
Y este es el relato o resumen de lo acontecido estos días por Avilés, en cuanto al programa y algunas de mis emociones. No puedo olvidarme de los viajes diarios con Gema, Deivid y Lu, con sus cazas de Pokemon o las conversaciones sobre maquillaje coreano. No puedo olvidarme de esos desayunos con toda la panda, de esas conversaciones tan interesantes con el señorBandinnelli, de los intercambios comiqueros con Claudia o del crecimiento desorbitado de la TBR de Marbaden, de la reportera a tiempo real Laura o de la chica que no paraba de pillar notas Vanesa. Y mucho menos de Isa Janis, mi alma gemela en el festival, inseparables, cuatro días y parece que llevamos 20 años de amistad, no parábamos de morir de la risa en todo momento juntos ni de compartir cosas (Eurocon ya, por favor). También a mucha gente que tenía ganas de conocer y charlar como Alexander Paez, el señor Elias Combarro, Pablo Bueno, Roberto Alhambra, Víctor Blanco, Antonio y muchos más que tampoco esperaba conocer, si me pongo a nombrar a todos creo que nunca terminaría o me olvidaría de alguién. Por ultimo algunos reencuentros, como con mi querida Laura Tejada u Omaira, siempre nos achuchamos en cuanto nos vemos (esta vez no fue diferente), y por fin conocía la tímida Diana o la loca Lyla, un placer. Lo dicho, el Celsius puede tener muchas cosas, muchos autores o lo que sea, pero sin estas personas que forman parte de todas estas experiencias no tendría ningún sentido. Os espero en 2017, no os lo podéis perder.
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