Crónica: Encuentro RA (sábado por la tarde)

Crónica del viernesCrónica del sábado por la mañanaA esta llegué puntual, más que nada porque era después de la comida y estábamos en la puerta mucho antes de que abrieran. Aunque no entendía muy bien qué pintaba en un encuentro de novela romántica Pilar Eyre, cuyo libro, finalista del Planeta, es autobiográfico, hay que reconocer que su narración de los hechos que la llevaron a escribir el libro fue fascinante y nos tuvo a todas embobadas. Toda la charla fue fantástica, esa mujer tiene un auténtico don de palabra y se me hizo de lo más amena. Me dio curiosidad por leer el libro y el siguiente, así que es posible que acabe cayendo en algún momento ^^.Lo que siguió fue un descanso largo para que los autores nos firmaran los libros. Yo ya los tenía todos firmados (menos uno) y me dediqué a charlar hasta que empezaron los sorteos, en los que me tocó una enorme tarta de chucherías que en adelante paseé por todo el evento para compartirlas (y aunque mucha gente cogió muchas chuches, me sobraron más de la mitad. También se dieron los premios Aura, que ganó Elisabeth Benavent (finalistas: José de la Rosa y Merche Diolch).La siguiente mesa estaba dedicada a las nuevas apuestas y me pareció fatal que mucha gente se levantara y se marchara de la forma en que lo hicieron. Estaban en la mesa Patricia A. Miller, Elena Montagud, Kayla Leiz, Lorena López Míguez, Moruena Estríngana y Susana Bielsa, que hablaron de ellas y de sus obrasLa mitad de la última mesa, La voz de la experiencia, con Megan Maxwell, Olivia Ardey, Patricia Sutherland, Claudia Velasco, Kate Danon y Noe Casado, me la perdí porque tenía que recoger los ejemplares de la librería, que estaba desmontando, pero lo primero que escuché al entrar fue "La documentación está sobrevalorada". No sé quién lo dijo y no estoy segura de querer saberlo, pero me traumó bastante semejante afirmación. Aparte de eso no escuché mucho más, porque estaba firmando libros y eso requería concentración, pero sí que dieron algunos consejos y hablaron de lo que les hubiera gustado saber cuando empezaron.
Después de esto se clausuró el acto y yo no tardé en irme a casa, agotada pero cargada de buenos recuerdos (tanto materiales como inmateriales).
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