Reconozco que soy un enamorado de Sant Jordi, es decir, del amor, de las rosas y de los libros… y de la ciudad de Barcelona! Y ayer, como no podía ser de otra manera, disfruté de ese maravilloso día, en que Barcelona se llena de libros, rosas y miles de personas paseando plácidamente por la maravillosa ciudad, con un tiempo primaveral y cálido, en todos los sentidos…
Como suele pasar con la memoria sesgada, solo recuerdo lo bueno de ese día. Obvio las multitudes que se agolpan en la Rambla de Catalunya haciéndola incómoda e intransitable, así como la imposibilidad de ver o comprar un libro por lo difícil de pararse ante los puestos de libros, siempre llenos. O la dificultad de encontrar una terraza al sol, donde descansar del agobio de andar por una ciudad colapsada por los vehículos o la gente paseando…
Pienso ahora en los pobres autores de libros en su deambular de librería en librería para firmar y dedicar sus libros, con una agenda imposible y estresante. Árduo trabajo en este día -y los anteriores y posteriores- para las librerías, las editoriales y los autores, que se juegan -según dicen- casi un 40% de sus ventas anuales en un solo día… Lo viví ayer como librero, una vez más, y algún día no muy lejano lo haré como autor, aunque escogiendo los lugares en los que firmaré mis libros e interactuaré con mis posibles lectores, pues ese es el motivo original de las firmas y dedicatorias! Un libro es como un hijo…y no vale la pena escribirlo y venderlo, como si fuera solo un producto lucrativo…
Por lo demás, un tiempo apacible -a pesar de las circunstancias ambientales relatadas- para disfrutar de la maravillosa ciudad, del amor que pasea por todos los rincones -aunque habría que distinguir el amor del puro ritual- y de las paradas multicolores de rosas y de miles de libros. Un día especial para Catalunya, con una bella leyenda romántica que le da sentido y nos recuerda el amor imposible, aunque yo creo que el amor siempre es posible y eterno, aunque no siempre sea recíproco y manifestado, en el mismo momento!
Día de encuentros mágicos, seguramente como todos los días del año y de nuestra vida, aunque demasiadas veces sin darnos cuenta y sin otorgarle la oportuna magia a cada encuentro, aunque sea desprogramado y espontáneo. Día de ausencias, especialmente para los que buscan el amor y no lo encuentran, quienes lo perdieron en el tiempo o para los que se creen que el amor es cualquier cosa. Día de sufrimiento para quien no tiene quien le regale una rosa o un libro, o quien los tiene, pero demasiado lejos, como los emigrantes que están tal vez a miles de kilómetros de su hogar o de quien quieren. O para quien llora la ausencia de un ser amado inexistente o ya ausente de su vida…
Para los pocos felices que sentimos y vivimos un amor verdadero, para los que nos sentimos permanentemente enamorados del amor y de la vida, ayer fue un día para celebrarlo! Existiera o no la princesa (a ratos, demasiado silenciosa) o el malvadodragón, o ese Sant Jordi caballeresco, novelesco y romántico que cada uno de nosotros llevamos en el corazón o en el que soñamos cada nuevo día que llega a nuestra vida! Amor, flores multicolores y la sabiduría de los libros, todos juntos en un solo día! Si, además, es un un escenario especial, mágico, milenario y maravilloso como la ciudad de Barcelona, mejor que mejor…