La noche comenzó con música de autor, en este caso, VanPopel, una de las dos bandas donostiarras que precedían a Sidonie. En modo acústico con solo una guitarra y un cajón flamenco como única percusión, tocaron cuatro temas de su repertorio de letras de desamor y engaños como “Canalla” o “Con celos y señales”, intercaladas con humor satírico, introduciendo y desgranando la historia que las acompaña a modo Paramount Comedy. Zuhaitz Gurrutxaga (ex-jugador Realista) hizo las gracias de los presentes que no pudieron resistir el soltar carcajadas (incluido el propio percusionista) a cada verborrea que su boca proclamaba.
La segunda de las formaciones de la noche, se creó en noviembre del pasado año, tras haber formado parte de otras bandas, estos cuatro jóvenes ofrecen un pop-rock melódico con letras en castellano pero con cierto aire británico con toques de Teenage Fanclub o Mumford & Sons. Desgranaron en media hora lo que será su primer álbum de estudio, que esperamos podamos escuchar más tranquilamente en próximas fechas. Por cierto ellos son Garamendi y son de Donosti.
A las diez de la noche terminaba el preludio para dar paso a los grandes artistas de la noche, hubo que esperar media hora a que la pista de la gran carpa se despejase para dejar el espacio suficiente para que las fieras que en ella se iban a soltar se pudieran mover a sus anchas. El trio catalán dejó
que el asturiano: David.T Ginzo, músico-guitarrista que les acompaña en la gira de El Fluido García, abriese el espectáculo majestuosamente, pero fue cuando Marc, Jesús y Axel salieron a la pista, el momento en que se desató la histeria. Tocaron un repertorio compuesto por temas de toda su carrera, como “Feeling down”,” Fascinado” o “Sidonie goes to…Donostia”, en la que Jesús se luce a las cuerdas del sitar. Durante todo el repertorio, Jesús no paraba de moverse por el escenario. Solo el micrófono (y porque no le cabía en las manos) le paraba breves momentos, siempre encandilando a los asistentes desde la primera línea de pista, siempre desgranando pasión por lo que surge al desgarrar el bajo con sus manos, al igual que Axel en la batería. El repertorio iba encandilando a los presentes y cuando Marc se quedó solo e intentó bajar del escenario a sentar al público, se dio cuenta de que no solo sobre este había cuatro fieras sino que el recinto estaba lleno de ellas y domarlas cantando “Giraluna” no le fue posible, sino que en su afán no pertrechó más que en alterarlas más aun, así que tuvo que subir de nuevo al escenario a continuar la canción a capela acompañado (aunque no muy acertados) por el público. (Queda más bonito cuando el público le hace caso y se quedan agazapados mientras él la canta recorriéndolos, así que por favor háganle caso la próxima vez).Estallido de furia con “On the sofá”, “En el bosque”, “Nuestro baile del viernes”, o cambios más relajados a temas como “Bajo un cielo azul” combinado con “Sylvia” o “El aullido”, que servían de karaoke conjunto con sus cortes en los temas en los que meten esos pequeños fragmentos de “oh oh oooo” que sirven para encandilar a todo el mundo, además del semidesnudo provocador de Marc Ros a mitad del bolo.
Energía, pasión por el directo y feed-back con los presentes y el retorno del pop psicodélico para demostrar que tienen una de las puestas en escena más potentes del panorama nacional, tanto es así, que hasta el mismo Mikel Erentxun salió de allí con ganas de subir sobre un escenario a dar un bolo (Todo un invitado de lujo, si me permiten que les dé mi opinión).