Ocurren y se producen en los desplazamientos aéreos de larga distancia muchas conversaciones entre los pasajeros, en las que quienes viajamos con frecuencia a Punta Cana ( Rep. Dominicana) solemos oír no sin cierta desaprobación, cuando quiénes emiten comentarios adversos de cómo es la gastronomía local, por cierto económica y digestiva, son representantes del desacierto debido a la ignorancia al no pisar los rincones típicos y los actualmente "vivos" y acondicionados, o cuando también la asimilan a otro tipo de restauración en la que probablemente nunca hayan pisado sus confortables lugares, atractivos comedores y sabrosas viandas, tal es el caso del nuevo y exquisito " Aloha Manu Chao ", en donde degustar sushi, poke y ramen, beber vinos, cervezas y jugos para acompañar, focalizando este sitio en uno de esos puntos de interés, "distintos" donde saciar el apetito, la sed y sentirse bien recibidos para después no tener objeción alguna en volver.
En el último vuelo de un Air Europa, en el que la sobrecargo quebrantó dos protocolos importantes de Iata y de la propia compañía aérea, al cambiar a gente que así se lo pedía para alcanzar un mayor confort, "obsequiándoles" la responsable a asientos sin plaza reservada, perjudicando la conformidad y la suerte de los demás, debido a lo mejor, a la timidez por no haberlo solicitado ellos antes, máxime cuando muchas de las ocupaciones comercialmente tienen un precio basado en estar más cerca de la puerta de salida, aseos y pasillo.
Por cierto recomendaríamos sin acritud, que muchas de las azafatas cambiasen de soberbio semblante y tampoco se sintiesen azarosas, molestas e incluso poco profesionales cuando hacen las labores de camareros con poca oferta y ninguna propina, no olvidando que tampoco es un desdén vender perfumes, licores y cartones de cigarrillos, toda vez que no saben contestar a la pregunta ¿ dónde demonios hallar el tobogán ?.. en caso de amerizaje forzoso.