Los dos -Cástor y Pólux- nos permiten subir nuestra mirada hacia ellos y regalarnos los oídos en la hasta entonces mansa y pausada tarde de piscina: han traído su música y altavoces; conectan todo con el alargador que la hipnotizada socorrista les cede -como no podía ser de otra manera- y suben al máximo el volumen. Y yo no sé si acercarme a ellos y agradecerles el repertorio musical que atruena entre las olas de cloro, recordarles que el tiempo pasará y sus cuerpos se ajarán, mortales, o, simplemente, desear a sus padres una larga, dura y dolorosa adolescencia.
![Crónicas marinas (5): de cuerpos apolíneos. Crónicas marinas (5): de cuerpos apolíneos.](http://m1.paperblog.com/i/277/2770086/cronicas-marinas-5-cuerpos-apolineos-L-4N4VXO.jpeg)