Revista Cine

Cruce de Caminos (The Place Beyond the Pines), EE.UU. 2012

Publicado el 26 marzo 2013 por Cineinvisible @cineinvisib

Películas así hacen del cine un arte imprescindible. Hipnótica, vibrante, magnética, casi metálica (como el próximo proyecto de su director), el (des)encuentro entre dos de los mejores actores internaciones, Bradley Cooper y Ryan Gosling, acaba en tablas. Inmensos en sus papeles (cuando los duros lloran, es que lloran de verdad), lo único que desea el público es consolarlos por el resto de la eternidad.PB3Derek Cianfrance ha creado el road movie inmóvil más bello de la historia del cine. Luke, encarnado por un Ryan Gosling tatuado hasta las cejas (que quede claro, este filme no es un subproducto derivado de Drive, versión moto, no tiene nada que ver, pese a que el actor encarne a la perfección el mítico outsider que un siglo atrás no se bajaría del caballo ni para dormir), estrella de las barracas de un número acrobático de motos en una bola metálica, gira a 100 kilómetros por hora sin desplazarse ni un solo milímetro de distancia. La América actual se limita en el espacio y en ella la libertad se ha reducido tanto como el interior de esa bola de tres metros de diámetro.PB1Ryan, en lugar de un nombre de mujer, lleva tatuado un puñal con una gota de sangre cerca del lagrimal. Errante con las barracas que recorren el país, vuelve cada año a Schenectady, una ciudad del Estado de Nueva York, en la que se ha rodado toda la película y que le da título, dado que en mohawk significa el lugar situado más allá de los pinos (y que la escena final llena de significado). Al volver a visitar a Romina (Eva Mendes en madre coraje), una aventura del año pasado, descubre que el bebé de un año que tiene en los brazos, es su hijo.PB2Ciertas películas necesitan mucho más que no se hablen de ellas, que lo contrario. Por ahora llevamos cinco minutos de película, sobre las 2 horas y veinte, y casi llega el momento de callarse. Luke, que no ha conocido a su padre, en vista del resultado decide dejar la madeja de kilómetros que recorre cada año, desde la bola de metal en cada barraca hasta cada uno de los pueblos, e instalarse como y donde sea para darle a su hijo la oportunidad que él no puedo disfrutar. PB7Todavía hoy, una semana después de su première (su estreno en EE.UU. está previsto a finales de mes), el recuerdo de la música de Mike Patton, llamada a convertirse en un clásico de las bandas sonoras, me trae a la memoria la inteligencia de la estructura de un guión que nadie debería desvelar, bajo pena de retrospectiva integral de las sextas partes de las sagas de superhéroes.PB6Si Ryan Gosling encarna el americano medio que al intentar buscarse la vida y disfrutar de un mínimo para aportar a su progenitura los frutos del sueño americano camina sobre el filo del abismo, Bradley Cooper concentra en su mediatizado policía, hijo de eminente procurador, la parte del país que para dar rienda suelta a sus ambiciones sin límites, controla la prensa, denunciaría a su propio hermano o mataría si es necesario para alimentar un egocentrismo desmesurado.PB8Sólo un genio como Alfred Hitchcock osó enredar la madeja con sus actores con tanta habilidad como Derek Cianfrance. Ya sabéis que cuando se habla del maestro, las comparaciones son odiosas, pero el cineasta mantiene el tipo y logra honores. Llega el momento de callarse y no han pasado ni 10 minutos de la película.PB5Evidentemente habrá más: acción, atracos, persecuciones, intrigas, campañas, hijos (me encanta Dane DeHann desde Chronicle y Sin ley), fiestas, sueños, amores, decepciones y… lo justo para crear un cine de autor perfecto, Blue Valentine ya era un joyita, dirigible por el gran público (e incluso creo que será un bombazo en taquilla) y de una inteligencia fuera de lo común entre la media del cine actual.BCComentar un pre-estreno mundial (que por cierto no será del único que hablemos esta semana) es delicado, sobre todo si no se quieren desvelar las sorpresas del film, pero se va a contar la escena final, como es mi intención. Si la película comienza con una claustrofóbica bola de metal para motos en unas barracas, finalizará con una inmensa carretera (que va también más allá de los pinos) y, hecho de lo más extraño en el cine de autor actual, un destello de esperanza. ¿Podremos escaparnos de la firme garra de destino?RGSi todavía no te he convencido de la absoluta necesidad de ver esta película, ahí te dejo el bonus: Ryan Gosling, cantando en español, “borriquito como tú…tururú”.


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