Revista Cultura y Ocio
La vida se comporta con ironía en multitud de ocasiones. Y hay que tener el valor de tomarselo con humor, puesto que no sirve intentar dar lecciones que uno no aprenda por sí mismo. A veces, los indicios de tu vida te dicen que debes cruzar las grandes aguas. A saber qué significa eso. Así que buscas un gran río, y lo cruzas por el puente. Y te dice también, que no era ese río. Podrías haberte ahorrado la caminata. Buscas otro río más grande, tortuoso y sin puente. Y lo cruzas a nado, a contracorriente no, dejando que la corriente te lleve a la otra orilla. No quieres ahogarte. Y te dice : Este sí. Pero a ti te parece cuando lo has cruzado que es el mismo lugar de donde partiste. Y vuelves a preguntar. Así es -dice-. Y te quedas patético como el final de una tragedia. Y ya no preguntas. Pero otros te preguntan. Y no puedes decirles nada porque no sabes una mierda de la vida. Sólo sabes que nadates y cruceste el romántico el río de la vida, pero que segues en el mismo sitio. Acaso no hay respuesta. O sí, y tú no la encontraste. Sería por no ir a contracorriente y correr el riesgo seguro de ahogarte en turbias aguas bravas, o porque estás vivo para contarlo. ¡Contar qué! Y entonces, es cuando te ríes. A carcajadas. Y todo se vuelve claro como un relato de Lovecraft. Y entonces haces un blog para contar esas cosas porque crees que nadie ta va a leer.