Revista Opinión

Cruzada inevitable

Publicado el 06 junio 2017 por James Nightingale @atracoalpueblo
CRUZADA INEVITABLE
GOTAS DE OPINIÓNCRUZADA INEVITABLE

Los únicos artículos constitucionales que permanecen con vida plena son dos de los que protegen a la Carta Magna y los derechos fundamentales del pueblo venezolano; específicamente son el 333 y 350. Pues ha llegado la hora de ponerlos en movimiento en forma conjunta. Sí, para el restablecimiento del orden constitucional y para desconocer la autoridad de quienes usurpan funciones en algunos Poderes Públicos y se desempeñan sin apego a los valores, principios y garantías democráticos, en menoscabo de los Derechos Humanos de nuestro pueblo.El Poder Ejecutivo, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Nacional Electoral y el Consejo Moral Republicano están incursos en los delitos que se derivan de los múltiples actos de usurpación que se han registrado. Hechos que, además, son del dominio público y comunicacional. Tales violaciones al texto constitucional han colocado al país al borde del abismo. Sólo la Asamblea Nacional, en este momento, ha quedado a salvo de esa vorágine de delitos que, al sumar sus causas y sus efectos, conforman el rostro de una criminal dictadura.La Asamblea Nacional de Venezuela es la máxima y efectivamente plural representación del pueblo, y la cual sí se mantiene dentro del estricto marco de la Constitución; ella está obligada, frente a semejante encrucijada en la que se encuentra nuestro sistema democrático, a tomar las previsiones pertinentes y aplicar las contundentes medidas que la gravedad de la situación amerita. Es obvio que, dentro del carril constitucional, sólo quedan los artículos 333 y 350, como ya lo dije antes. Por consiguiente, procede, ahora sí, la sustitución de los funcionarios que, con sus palabras y sus hechos, son hoy los sepultureros de la Constitución de 1999.Me refiero a quien, con méritos legales o sin ellos, encabeza el gobierno nacional; en segundo lugar, a las rectoras del CNE cuya omisión en el cumplimiento de sus funciones, ha sido desencadenante de la escalada de violencia que suma ya más de 60 cadáveres y varios miles de heridos. Luego a todos los magistrados del TSJ que están incursos en la aprobación y firma de sentencias contrarias al orden constitucional, y finalmente, los titulares del Consejo Moral Republicano que han apoyado tales decisiones o se han negado a actuar, como corresponde en situaciones tan graves como las que he señalado y que son conocidas nacional e internacionalmente.

Vale puntualizar que la Asamblea Nacional inició esos trámites el 9 de enero de 2017, al decretar abandono del cargo de Nicolás Maduro. Sin embargo, a éste los diputados lo siguen tratando como si nada hubiese ocurrido. También es necesario enfatizar que la AN puede actuar según sus competencias constitucionales, incluso haciendo uso de las analogías pertinentes, puesto que el resto de los Poderes Públicos rompieron el hilo constitucional, tal como lo afirmó, en algunos casos, la Fiscal General de la República.Posterior a las medidas que debería aplicar el Parlamento, éste tiene que notificarlo a la OEA, a la ONU y a cuantos organismos internacionales sea necesario, una vez que, con el mayor consenso nacional, constituya un gobierno de transición, el cual debe convocar a elecciones generales en el tiempo más breve posible. A la Fuerza Armada Nacional corresponde, además de participar en el gabinete de transición, desalojar de las oficinas públicas a todos los funcionarios sustituidos por la AN, en caso de que se resistan a salir voluntariamente, y detenerlos preventivamente para evitar que abandonen el país. La Asamblea Nacional tiene el respaldo del pueblo y de la comunidad internacional, dada su legitimidad; en consecuencia, los diputados deben escuchar el clamor de la ciudadanía que está exigiendo las acciones que reclama la crisis por la que atraviesa Venezuela, pues para eso fue que quince millones de electores les confiaron ese poder y la esperanza de terminar con la pesadilla en la que Hugo Chávez hundió al país, y que hoy, Nicolás Maduro y su caterva de cómplices, consolidan ese legado y lo convierten en tragedia continental.
Antonio Urdaneta Aguirre  @UrdanetaAguirre
Educador – Escritor
[email protected]

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