Cruzadas

Podríamos definirlas como lo que son: pasatiempos, batallas navales y campales o sencillamente entre personas (incluidas las de almohadas).

Lo que les muestro hoy es una Cruzada “amorosa” entre una pareja heterosexual, que llevan unos treinta años juntos y se profesan su cariño antes de acostarse al más puro estilo convencional al principio, y con una buena dosis de humor en el durante y con un buen final. Si alguien se siente identificad@ es sólo pura coincidencia.

Él: Cariño buenas noches. Si quieres te preparo lo que más te gusta para mantener tu línea fina, tu piel tersa, dulce como el azáhar y aterciopelada, con aroma a canela, rosa, hierbabuena y menta. Ya sé, hoy no toca infusión de Melisa y pomelo, toca lo que tú necesitas para sentirte bien, sana y natural. Tu yogurt diario denaranja, que acompañado de tu zumo natural de kiwi y fresas en el desayuno, eliminas esa piel que torna a “desagradable” en tus muslos y glúteos; lo que me permite más aún si cabe, no tener que aguantarte cada día con la misma cantinela. Es más, si existiera un tratamiento definitivo al problema, de mi ya rasgado bolsillo y entrampándome hasta la fosa común si fuera preciso, pagaría esa factura que otorgara la paz y la tranquilidad absoluta a mi mente y oídos. Todo por tu bienestar, feliz descanso mi amor.

Ella: Agradezco tanta delicadeza que me otorgan tus dulces palabras que llegan a mis delicados tímpanos. Estaba tan cansada de un día tan ajetreado y estresante con el trabajo, la compra, la casa y los niños, y de forma tan espontánea como súbita, me acabas de dar un hilo de voz y fuerza para comentarte algo que llevaba años queriendo decirte.

Creo que a pesar de que tengas una línea curva y gruesa en ese estómago “adorable” por cualquier mujer, con ese cuerpo con una piel que no conoce ni de lejos una crema desde los tres años de edad y que hace estragos a cualquier dama, con ese torso de oso que huele a vino de tasca, más una boca con perlas negras que se pelean entre sí, sigo pensando, cariño mío que no sé si le vendría bien un carajillo para que no perdiera esa compostura diaria un porte y una percha tan percherona como la tuya. Por no hablar de zumos y de la diferencia entre la lima y el limón, ya que contigo es como esperar que distingas una plancha de pelo de una plancha de ropa. Te comentaré querido, que la piel de naranja comparada con esa tripa de rinoceronte embarazado desaparecen con tratamientos y dietas, pero la imbecilidad no desaparece nunca. Y para que descanses con tu apnea habitual, comentarte que el yogurt de plátano no sólo estimula las defensas, también la “dicha” popular, ya que dice un antiguo proverbio español que de lo que se come se cría, por lo que en la nevera tienes los plátanos por kilos, para que empieces tratamiento esta misma noche. A ver si con suerte veo algo interesante después de tantos años de matrimonio y de espera. Qué descanses bien pececillo.

Él: Noto cierto resquemor en tus palabras dulce flor de loto, encanto de primavera, estrella polar de mil y una noches. Y más cuando siempre soy tan atento con vos; diría que soy el marido más complaciente del Universo, y si no que baje Dios y lo vea: ¿quién si no te da tu aspirinita cada noche para que no te duela la cabeza antes de acostarte? Tu atento marido. ¿Quién te da tu masaje en la espalda, brazos, piernas y pies viendo la película que a ti te gusta, la más romántica de todo el vídeo-club antes de acostarte? Tu querido marido. ¿Quién te prepara tu infusión o café descafeinado de máquina, con ese chorro de Baileys mientras estás dando vueltas antes en irte a acostar? Tu adorable marido.

Y .. ¿quién se ofrece voluntario para darte lo tuyo el sábado sabadete y recibe un (otra vez) no? Tu cansado marido. Así que dulce amor, duérmete ya y deja de tocarme los cataplines, que así no es cómo me gusta que me los toques. ¡Descansa en paz!

Ella: Esto es lo último que tengo que decirte por hoy y se resume en una sola frase: espero que con los años lo asimiles. Tus masajes interesados, tu aspirina, tus películas de afeminado, tus poleos fríos y el chorrito dulce que me tengo que meter al cuerpo porque nunca me has dado lo que necesitaba (tierno Neanderthal) te los puedes meter por dónde te quepan. ¡Ah! por cierto, que se me olvidaba la frase de buenas noches y ¡¡VETE A HACER PUÑETAS!!

¡Feliz Semana!

El Enviado del 74
Twitter: @Enviado74
Facebook: El Enviado del 74