Un blog que a mí me gusta mucho - el de Estrellas de Lana - hablaba hoy de las vueltas atrás, de lo que hubiera sido si...Muchas, muchísimas veces, me he preguntado qué habría sido de mi vida si el latín no se hubiera cruzado en mi camino. Porque no fue el ayudar a los demás ni el gen altruista lo que me hizo decidirme por la rama biosanitaria. No. Fue el huir como una loca del latín y su "rosa, rosae". Que sólo pensar que tenía que dar dos cursos más de latín me hizo poner pies en polvorosa y decirle Au revoir a las letras. Pero que me voy por los cerros de Úbeda. Tengo muy claro que no haría CTRL+Z, como dice Vir, de mi vida. Entre otras cosas, porque si no hubiera hecho Medicina, no habría conocido a mi santo, ni tendría ahora este marido y estos hijos que no cambio por nada del mundo. Pero...llevo un tiempo melancólica. Sintiéndome mayor. Cuando empecé este blog, tenía 35 años, ahora voy camino de los 42 y soy, a fin de cuentas, una adolescente reciclada. Y algo de eso deben notar mis hijos... El otro día, acariciaba el pelo del Terro mientras el sol de la tarde lo hacía brillar. De pronto, entre los cabellos me pareció ver uno blanco. - Ay, espera, Terro, que tienes una cana. - le digo. Él me mira, con mirada de autosuficiencia. Menea la cabeza y responde: - Sí, mami, es que los ocho años no perdonan... Estos enanos sí que saben latín.
