Revista Cultura y Ocio
La feliz coincidencia de mi estancia en Italia con la publicación de esta edición del libro de Rafael Alberti Roma, peligro para caminantes (Ediciones Cátedra, 2021), preparada por Luigi Giuliani, me permitió ayer participar en el acto de su presentación en la Sala Dalí (Piazza Navona, 91) del Instituto Cervantes de Roma. Saludé a su director, Juan Carlos Reche, y conocí al profesor, ya jubilado, de la Universidad de La Sapienza Norbert von Prellwitz, que se encargó de hablar de los muchos valores y aportaciones de esta edición crítico-genética que precisa y completa la historia textual de esta obra del último exilio albertiano, y que combina muy oportunamente fuentes manuscritas e impresas; pero también testimonios orales, cartas, entrevistas, grabaciones o noticias de prensa que reconstruyen el texto y el contexto de Roma, peligro para caminantes, un libro que, en palabras del estudioso supone la construcción de un discurso que le permite al escritor «exiliado entender el lugar de acogida y así entenderse a sí mismo en su nueva situación» (pág. 11). Pero también la lectura que ofrece esta edición es la de la reivindicación de una muestra de la biografía poética de Alberti que va más allá de la guía de una ciudad, del diario de un paseante o de los divertimentos de ingenio literario, y que se convierte en una manera de representación de una realidad selecta y estilizada, y de una mirada a una tradición literaria para lograr, como dice Luigi Giuliani «un poemario en la encrucijada entre la cultura española y la italiana» (pág. 34), que se manifiesta en el diálogo que establece —desde el primer poema y desde la dedicatoria y los epígrafes de los diez sonetos que conforman la primera sección— con el poeta romanesco Giuseppe Gioachino Belli —traducido por Giuliani— o con Mario dell’Arco, cuyos ecos en el libro son señalados en una de las aportaciones de esta edición, en su introducción y en sus esclarecedoras notas. La pequeña sala que el Instituto Cervantes tiene en el centro de Roma se llenó de personas —y un perrito— interesadas en la obra de Rafael Alberti, cuyo recuerdo nos acompañó gracias a la exposición ExiliArte. Memoria di una cartella dedicata a Rafael Alberti, réplica de la que se celebró en España, comisariada esta también por Carmen Bustamante, y basada en la evocación de un homenaje al poeta organizado en París en junio de 1966 por la Asociación Cultural Franco-Española que presidía Jean Cassou. Anoche estuvimos rodeados de testimonios de aquel tributo fuera de España al escritor, en un entorno sublime de obra gráfica colgada en las paredes de Rafael Canogar o Cristino de Vera, entre otros muchos, como Antonio Saura o Josep Guinovart. Seguirá en la próxima entrada otra manera de hablar de lo que ayer nos pasó en Roma.